En un tramo del discurso del presidente de Israel Isaac Herzog ante el Congreso de Estados Unidos ayer miércoles, Herzog señaló:” No eludo ni rechazo críticas ni de amigos, ni de respetables miembros de este Congreso, aunque pueda o no aceptarlas. Pero las críticas al Estado de Israel no pueden llegar a negar el derecho a nuestra existencia. Cuestionar el derecho del pueblo judío a la auto determinación, no es un ejercicio de diplomacia legítima, sino que es antisemitismo. Vilipendiar y atacar judíos en cualquier parte del mundo es antisemitismo. El antisemitismo es una desgracia en todas sus formas”. Pero además de decir estos conceptos que pueden parecer obvios, pero no lo son tanto si se observa el aumento de antisemitismo en varias regiones y los ataques antisemitas de legisladores del Partido Demócrata 24 horas antes y en el mismo Congreso, Herzog también hizo referencia a un tema de conversación con el presidente Biden: las relaciones con Arabia Saudita, y expresó su deseo de que pueda consagrarse una relación bilateral normal en un futuro cercano. Entendemos las premuras políticas en un mundo acelerado, pero a veces hay que hacer una pausa y detenerse en la realidad.
La ONG Instituto para el Monitoreo de la Paz y la Tolerancia Cultural en la educación escolar (IMPACT-se) con sede en Inglaterra investiga y monitorea estándares culturales educativos en el mundo, y como su página web lo señala aplican a los estudios normas aprobadas universalmente en cuanto a paz, tolerancia y no violencia.
Durante dos años, 2021 y 2022, estudiaron los cambios que se están produciendo en los programas escolares de Arabia Saudita. Este año, publicaron un extenso informe de conclusiones. Los principales hechos que encontraron han sido:
Reformas curriculares buscando moderación, apertura, en un proceso escalonado. Han visto la remoción de ejemplos agresivos y agraviantes contra judíos y cristianos en los textos de religión islámica. Sin embargo, la jihad y el denominado martirologio (definición de un terrorista que comete un acto de asesinato) ha tenido retoques, aunque no una eliminación total de textos. Hoy se resalta la paz y la tolerancia, y se han aumentado los textos al respecto. Hay un cambio notorio en el tema de género, y aunque lo esencial no ha sido removido, sí se han quitado muchas referencias a la homofobia. Los nuevos contenidos critican las ideologías religiosas radicales, y eso incluye que se califiquen como grupos extremistas a Hezbollah, ISIS, Al Qaeda, las milicias hutis y a la Hermandad Musulmana se la considere una organización terrorista.
¿Cambios respecto de Israel? Se sigue sin reconocer Israel, no aparece en ningún mapa, y se lo sigue definiendo como un estado enemigo y ocupante ilegal y al no mencionarlo por su nombre, a la larga, sigue sin intentar enterarse de su existencia.
Esto tiene dos caras. Una, la que las autoridades de Israel quieren ver como un avance hacia la posibilidad de lograr al menos alguna forma de paz con un país poderoso en la región, cercano y mucho a Estados Unidos, enfrentado desde muchos ángulos a Irán. Políticamente es entendible, aunque la otra cara muestre la realidad de hoy y no las esperanzas de algún futuro.
¿Qué ya no esté escrito en los libros de estudios escolares sauditas que “los judíos son monos y cerdos que adoran al diablo, son traidores por naturaleza y enemigos jurados del islam” es un gran avance? ¿Qué los textos saudíes hayan quitado la mención que “los judíos usan a las mujeres, a las drogas y a los medios de comunicación para conspirar y adueñarse del mundo islámico del Nilo al Eufrates” es otro gran avance? Las respuestas plantean dudas inevitables. ¿Se quita por convicción y con la intención de erradicarlo de la mente de los alumnos de una vez y para siempre o es un gesto político mientras quienes imparten la educación y en especial los líderes religiosos siguen pensando y sintiendo lo mismo, lo cual no es un accidente histórico sino una convicción de odio ancestral?
Retornemos a la cara político optimista. No hay más menciones de Israel como “democracia fraudulenta”. No se acusa más a Israel de querer apoderarse de los lugares sagrados del islam. No se acusa a Israel de haber intentado incendiar la mezquita Al Aqsa. “Ocupación” y “enemigo sionista” ya no están.
Pero, debemos otra vez retornar al rostro de la realidad. No se reconoce a Israel y como ya lo señalamos no está en los mapas. Y no se enseña absolutamente nada sobre el Holocausto como si no hubiese existido. Y la goma de borrar no ha sido suficiente como para quitar por completo la mención de “entidad sionista” siguiendo el tono repulsivo que utiliza Irán.
El vicepresidente de IMPACT -se Eric Agassi saca hoy por hoy las siguientes conclusiones:” Los cambios que está haciendo Arabia Saudita son importantes. Sus textos llegan a todo el mundo musulmán y a decenas de millones de estudiantes en mezquitas y centros educativos”.
Sí y no. Sí que es alentador el intento. Sí que es importante para la geopolítica en Medio Oriente. Sí que hay que ser realista y reconocer cuantos pasos se pueden dar en estos nuevos caminos. Sí que hay que informarlo y tener la esperanza que sean enseñados, así como están ahora, aunque sabemos que siempre hay distancia entre la cúpula y las bases, y más, en bases extremistas religiosas que no han desaparecido ni nada por el estilo. Se borraron textos, no fanáticos.
Y no a la ingenuidad y al apuro. Herzog dijo ayer que negar el derecho de auto determinación de Israel es antisemitismo. Entonces, si en los mapas de esos textos saudíes Israel ni siquiera existe por ahora, recién estamos en el presunto comienzo de un largo camino que se podría recorrer con más celeridad y honestidad si a las frases se le agregaran hechos.
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