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| domingo noviembre 24, 2024

BERESHIT 5784


B’H

Génesis 1:1-6:8

Di-s crea el mundo en seis días. En el primero crea la luz y la oscuridad. En el segundo forma los cielos, dividiendo entre las «aguas superiores» y las «aguas inferiores». En el tercero establece los límites de la tierra y el mar y llama a surgir a los árboles y los pastos de la tierra. En el cuarto día fija la posición del sol, la luna y las estrellas como señales para calcular el tiempo y como luminarias para la tierra. Los peces, aves y reptiles son creados en el quinto día; animales terrestres, y luego el ser humano en el sexto. Di-s termina Su trabajo en el séptimo día, y lo santifica como un día de descanso.

Di-s forma el ser humano del polvo de la tierra y sopla dentro de sus fosas nasales «un alma viviente». Originalmente el hombre es una sola persona; pero decidiendo que «no es bueno que el hombre esté solo», Di-s toma un «lado» del hombre, lo transforma en una mujer y los casa a uno con el otro.

Adam y Javá son puestos en el Gan Edén y reciben la orden de no comer del «Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal». La serpiente persuade a Javá de violar el mandato, y ella comparte el fruto prohibido con su marido. Debido a su pecado, Di-s decreta que el hombre experimentará la muerte, retornando al suelo de donde fue formado; y que toda ganancia vendrá solamente a través de duro esfuerzo y dificultades. El hombre es echado del Jardín.

Javá tiene dos hijos, Caín y Hevel. Caín discute con Hevel, lo asesina y se vuelve nómade. Adam tiene un tercer hijo, Shet, cuyo descendiente en la décima generación, Noaj, es el único hombre justo en un mundo corrupto.

 

NI AGREGAR, NI QUITAR

16 Dios le dio al hombre un mandamiento, diciendo: “Puedes definitivamente comer de todo árbol del jardín.

17 Pero del Árbol del Conocimiento del bien y el mal, no comas, puesto que el día en que comas de él, definitivamente morirás”…

2 La mujer le respondió a la serpiente: “Podemos comer del fruto de los árboles del jardín.

3 Pero del fruto del árbol que está en medio del jardín, dijo Dios: ‘No lo coman, y no lo toquen [siquiera], o de lo contrario morirán’”.

Di-s nos dio un manual de instrucciones para llevar una vida plena. 248 mandamientos positivos, 365 mandamientos negativos. Todo está calculado, todo es perfecto.

Pero de pronto vienen aquellos que agregan: “Las mujeres no pueden transitar por esta vereda…”, “Hay que vestir vestimentas judías…”, “Las mujeres deben cubrirse de pies a cabeza…”, y así surgen los “talibanes” que transforman ese manual de instrucciones en una cárcel.

Pero de pronto vienen aquellos que quitan: “¿Por qué no ver TV en Shabat o usar la computadora, si también es descanso?…”, “Casher estaba bien para una época en que no había controles sanitarios…”, “Eso de no casarse con alguien fuera de la comunidad fomenta el antisemitismo…”, y así se van asimilando hasta perderse.

Di-s ordenó que el fruto del árbol no fuera comido, en ningún momento dijo que no se podía tocar. Eva agregó algo por su cuenta y ya sabemos que ocurrió.

La Torá que Di-s nos dio es perfecta… ¡¡¡NO AGREGUEMOS NI QUITEMOS NADA DE ELLA POR NUESTRA

LA DESUNION NO ES BUENA

 

6 Dijo Dios: “Haya un firmamento en medio del agua, y divida entre agua y agua”.

7 Dios [de este modo] hizo el firmamento, y éste separó el agua debajo del firmamento del agua arriba del firmamento. Permaneció de ese modo.

8 Dios llamó al firmamento “Cielo”. Fue la tarde y fue la mañana, un segundo día.

 

A lo largo de todo el relato de la creación, ante cada cosa creada la Torá dice “Y vio Di-s que era bueno”. Solamente en el segundo día esta frase es omitida. Hay muchas explicaciones para esta omisión, pero una de ellas es la que parece ajustarse más al objetivo de la Torá. Crear una morada para Di-s en este mundo, una morada de paz y fraternidad. Vemos en los versículos precedentes que Di-s provoca la división entre dos elementos iguales, separa el agua del agua. No importan los motivos ulteriores (motivos ciertamente positivos), en ese segundo día ocurrió algo negativo, la desunión. Y aunque fue Di-s mismo Quien lo hizo, y aunque Él tenía motivos fundados para hacerlo, simplemente no pudo decir que “era bueno”.

Muchas veces nosotros pensamos que la desunión puede dar lugar a algo bueno. Haríamos bien en repasar este relato bíblico y recordar que Di-s mismo se negó a decir que “era bueno”.

CUENTA!!!

 

Si tan solo tuviese….

Por Eliezer Shemtov

¿Alguna vez pensaste: “si tan solo tuviese tal o cual cosa o situación estaría feliz…”?

Generalmente es un razonamiento falaz. La alegría no depende de lo que tengamos o no, sino de cómo percibimos lo que tenemos y no tenemos.

¿Qué mejor ejemplo que el de Adán y Eva en el Jardín de Edén? ¿Les faltó algo? No obstante, lograron complicarse solos. Había tan solo un árbol cuyas frutas Di-s les había prohibido y no pudieron resistir la tentación de comer ¡justo de ese árbol! Y para colmo, de acuerdo a una opinión de nuestra tradición, el árbol en cuestión era la vid y tenían que abstenerse de sus frutos tan solo unas horas hasta que empezara el Shabat, hacer el Kidush sobre el vino y así inaugurar un Shabat eterno. ¿Por qué no pudieron aguantar?

Es la naturaleza humana querer justo lo que no puede tener y no valorar lo que sí tiene.

Parece increíble —aunque pasa demasiado a menudo— pero cuando Di-s le viene a rezongar a Adán por haber comido del árbol, culpa a “la mujer que diste para estar conmigo” por haberle ofrecido comer del árbol. ¡Qué ingrato! Di-s le había dado una mujer porque vio cuánto sufría estar solo y en vez de apreciar el tesoro que tenía se dejó distraer por lo que no tenía…

El Rebe, que su mérito nos proteja, en una carta a un individuo que solía quejarse de la vida escribe:

“En el mundo en que vivimos todo contiene una mezcla del bien y mal. El hombre debe elegir cuál aspecto quiere enfatizar, contemplar y perseguir…

“Cuán instructivo es lo que nos dicen nuestros sabios que Adán era un desagradecido. Aún antes de ser expulsado del Jardín de Edén (encontrándose en un paraíso literal), se quejó de su realidad.

“Por otro lado, hubo hombres y mujeres judíos quienes agradecieron y bendijeron al Creador, recitando las bendiciones matinales mientras vivían en las condiciones más atroces de los campos de concentración alemanes. En última instancia, las circunstancias de cada individuo se situarán en algún punto entre estos dos extremos.

“Mi objetivo no es amonestarlo, sino destacar una realidad: el tipo de vida que vivimos, si será llena de satisfacción y sentido o lo contrario, depende, en gran medida, de nuestra fuerza de voluntad, que determina si pondremos el énfasis en lo positivo o lo negativo.”

Somos capaces de quejarnos de las condiciones en el paraíso como sentir gratitud en las condiciones más inhumanas del infierno de un campo de concentración.

Uno de los ayudantes personales del Rebe, el rabino Berl Junik, contó que el Rebe se le confió una vez diciendo: “trabajé sobre mi mismo para siempre ver las cosas con una luz positiva; de no ser así no hubiese podido sobrevivir”. Conociendo el sufrimiento personal de todo tipo por el que el Rebe pasó, además de los de las multitudes quienes compartían sus situaciones personales con él, uno puede apreciar que lograr dicha perspectiva no es poca cosa…

Así que la “herramienta” de esta semana es la siguiente pregunta: ¿Las circunstancias de tu vida están bien o mal independientemente de cómo las miras o precisamente como consecuencia de ello y un cambio de actitud se verá reflejado en la realidad? (www.es.chabad.org)

 

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