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| viernes noviembre 22, 2024

Una clara táctica de guerra: eliminar a los jefes


Desde el comienzo de la guerra entre Israel y Hamas a raíz de la masacre de Hamas en el sur de Israel, se habló abiertamente de la eliminación de la comandancia de Hamas como uno de los objetivos de la guerra. En diversos operativos ,fueron eliminados numerosos mandos militares a distintos niveles, pero no los jefes mismos, hasta que hace una semana fue muerto en Beirut Salah el-Aruri, número dos de Hamas, considerado absolutamente clave en la parte militar.

Israel no lo reivindicó-no confirmó ni desmintió- pero tanto fuentes palestinas como libanesas le atribuyeron de inmediato el ataque. Evidentemente, conociendo el papel de El-Aruri en la actividad terrorista de Hamas contra Israel, es más que lógico estimar que la explosión en la que murió fue obra de Israel.

Lo interesante es que casi inmediatamente después de ese operativo, que estaba claro no sólo Hamas sino también la organización libanesa pro iraní querrían vengar, fueron llevadas a cabo varias acciones contundentes en las que murieron jefes militares de importancia de Hezbola, en ataques atribuidos de inmediato a Israel, así como también uno de los jefes de Hamas en Siria.

Primero, el domingo 7 de enero, el ataque al automóvil en el que viajaba Uisam Jawad a-Tawil, uno de los jefes de la fuerza élite Radwan de Hezbolá. Este no fue reivindicado por Israel.

Tawil años atrás con Qassem Suleymani, jefe de la fuerza Al Quds de las Guardias Revolucionarias de Irán, eliminado hace 4 años por Estados Unidos en Irak

 

 

Al día siguiente, lunes 8 de enero, Israel confirmó públicamente que había eliminado a Hassan Akasha, una figura clave responsable del disparo de cohetes de Hamas desde territorio sirio a Israel.

Y este martes 9, nuevamente un jefe de Hezbola, concretamente Ali Hussein Berji, más conocido como Abu Maadi, jefe de la unidad aérea de la organización, responsable del envío de drones explosivos a territorio israelí. Lo singular es que esta vez Israel lo reivindicó, pero luego llegó un desmentido de Hezbola alegando que no había habido ningún operativo en el que se matara a uno de sus oficiales.

Hablando de Hezbolá es ineludible recordar que su actual jefe Hassan Nasrallah, considerado especialmente extremista y peligroso, asumió a raíz de la eliminación de su antecesor Abbas Mussawi.

 

Los operativos de este tipo, sea cual sea la táctica utiizada, son un arma de doble filo. El caso de Mussawi sucedido por Nasrallah, es una prueba clave de que lo peor puede aún estar por venir. Pero además, pueden incentivar considerablemente a la organización a lanzar más ataques para vengarse y mostrar que está presente. Por otra parte, hay casos en los que por el protagonismo de la figura atacada, su eliminación tiene gran importancia para desbaratar la actividad armada del grupo atacado, lo cual puede debilitarlo.

El caso de Salah el-Aruri, número 2 de Hamas, es un ejemplo especialmente claro, pero sólo el tiempo dirá cuánto influirá su muerte en los planes armados de la organización.

 

En varias oportunidades, tanto políticos como analistas estimaron que sin la muerte de Yehia Sinwar, jefe de Hamas en Gaza, no se conseguirá “foto de victoria”. Si bien con el correr del tiempo también fueron oyéndose extraoficialmente otros planteamientos- como ser permitir que Sinwar abandone Gaza con vida a cambio de que libere a todos los secuestrados y no vuelva a la Franja- nada de eso vino de las autoridades israelíes. Sinwar, así como el jefe del brazo armado Izz al-Din al-Qassam Muhamad Def y su número dos Marwan Issa, siguen siendo blancos claves en la percepción de Israel en su guerra contra Hamas.

 
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