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| lunes noviembre 25, 2024

Israel precisa un plan claro en Gaza, no ideas mesiánicas


Los logros militares de Israel en la guerra contra Hamas, declarada con absoluta justicia tras la masacre del 7 de octubre en el sur del país, son enormes . Gran parte de sus batallones armados han sido desmantelados , Israel ha destruido numerosos túneles terroristas y estructuras armadas de Hamas, además de confiscar y destruir grandes  cantidades de cohetes y otras armas. Pero algo falla en el terreno ya que de lo contrario, no estaríamos viendo escenas como las que han circulado este domingo , de representantes de Hamas, con o sin uniforme, cumpliendo roles de gobierno en distintas áreas  de actividad en el norte de la Franja de Gaza.

 

El norte fue la primera parte de la Franja en la que se llevó a cabo el operativo terrestre que comenzó el 27 de octubre por la noche. Numerosos soldados y oficiales israelíes dieron su vida en los enfrentamientos con los terroristas, para destruir su infraestructura armada y matar a esos monstruos humanos. Es inconcebible que ahora Hamas esté volviendo . No es que sea mentira que sufrieron duros golpes militares y que no se encuentran hoy en la posición que tenían el 7 de octubre, pero entienden perfectamente que no hay vacíos, y que donde ya no hay tropas israelíes, ellos “vuelven”.

En el norte, Israel está en la etapa de la guerra en la que lleva a cabo operativos puntuales, entra y sale, según la necesidad. No mantiene toda la presencia militar anterior, desmovilizó a gran parte de las tropas, que ahora están operando en otras regiones de la Franja de Gaza, especialmente en Khan Yunes en el sur.

El serio problema es que si no se halla una solución a este fenómeno del “regreso” de Hamas, los logros militares quedarán desperdiciados.

Tal como comentó Ohad Hemo, gran cronista de asuntos palestinos en el canal N12 de la televisión israelí, “si no hay alternativa, y todo lo que ven los palestinos en el horizonte es Hamas, pues ese será su escenario, su única opción”.

 

La dinámica de la guerra se ve influenciada directamente por el plan que hay-o mejor dicho que no hay- de parte de Israel para “el día después”. Israel no lo puede decidir solo ya que tendrán que entrar en escena otros elementos regionales. Pero Israel es la primera pieza clave para que se pueda llegar a un programa ordenado. El Primer Ministro Netanyahu ha rehusado hasta ahora plantear en forma ordenada el debate al respecto y esto incide en la situación en el terreno mientras el ejército sigue combatiendo.

Esto es especialmente preocupante cuando por otro lado no ha hecho ningún esfuerzo para impedir que ministros y diputados de su coalición participen en el congreso llevado a cabo hace una semana en Jerusalem pidiendo por el “regeso a casa”, concretamente llamando a que después de la guerra Israel vuelva a instalar asentamientos en la Franja de Gaza.

Se trató de un evento con la participación de miles de personas, entre ellos no pocos ministros y diputados, organizado bajo el lema “Volvemos a Gush Katif”, la zona de la Franja de Gaza de la que Israel se desconectó en el 2005, desmantelando los asentamientos  y las bases militares que allí existían y replegándose al territorio soberano de Israel. Asegurando que esa zona “es nuestra casa” y que hay que alentar a los palestinos allí residentes a emigar por su propia voluntad, los organizadores, todos ellos identificados con partidos y movimientos de derecha, la mayoría religiosos- muchos llegados de asentamientos en Judea y Samaria-  afirmaron que llegó el momento de “corregir” el error del plan de desconexión y volver a instalarse en Gaza.

Casi de más está decir que todo ciudadano israelí, también ministros y diputados, tienen derecho a su ideología y encare político, pero consideramos que en este momento una visión de ese tipo es peligrosa para Israel.  Con los debates en La Haya de fondo y una guerra compleja que aún cobra vidas, nos parece un encare mesiánico fuera de lugar tratar de promover un plan de ese tipo.

Esto no significa olvidar las advertencias de quienes se oponían a la desconexión, a la retirada israelí de Gush Katif en el 2005. No lucharon sólo porque fueron sacados de sus casas, a las que habían llegado con el aval de distintos gobiernos, sino porque estaban convencidos que la salida era un error para la seguridad nacional.  Pero la pregunta que hay que plantearse ahora es si acaso volver a instalarse allí aportaría en algo o crearía nuevos problemas.

Personalmente, no tenemos dudas que sería una locura absoluta . No creemos que alguien responsable lo pueda aprobar.

Lo urgente es delinear en forma clara la visión de futuro para que los logros militares en el terreno alcanzados con tanto sacrificio, no se vean desperdiciados. No puede ser que se tenga que volver a “conquistar” un lugar determinado por tercera vez porque después de haberlo doblegado vuelven allí terroristas, aunque en números mucho menores dado que numerosos han sido eliminados.

Pero uno de los aspectos más problemáticos del congreso de “regreso a Gaza” es su falta de sensibilidad respecto al momento que vive el país. Desde el 7 de octubre, el mensaje centralde los reservistas que salen al campo de batalla, es preservar la unidad que el propio enemigo impuso con sus planes genocidas, que se manifestó en múltiples expresiones de solidaridad posteriores a la masacre. No significa que todos comiencen a pensar igual, claro que no. Pero salir públicamente con un plan de ese tipo, que nadie duda es propulsado por una pequeña minoría de línea radical que no representa al grueso de la población israelí, es entrar a sabiendas en un campo minado de discrepancias internas. En este momento, es lo último que precisa Israel.

 
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