La República de Turquía, el país euroasiático de relevante posición estratégica, integrante de la NATO desde 1952 y que, desde hace mucho tiempo, viene bregando denodada e infructuosamente para ingresar a la Unión Europea, acaba de tropezar con un nuevo obstáculo para el logro de ése objetivo, al ser acusada por la organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch, de utilizar, abusando de ellas, leyes antiterroristas para perseguir y encarcelar a los manifestantes kurdos.
De acuerdo a lo difundido por la agencia de noticias alemana Deutsche Presse-Agentur (DPA), Human Rights Watch denunció que "Cientos de manifestantes kurdos se encuentran actualmente en prisión en espera del cierre del proceso en su contra o de un procedimiento de apelación". "Los manifestantes suelen recibir altas penas acusados de actos terroristas, cuando su crimen consiste en hacer signos de victoria, lanzar piedras o incendiar neumáticos, aplaudir o aclamar consignas del separatista Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) proscripto en Turquía.
El PKK, que desde comienzos de los años 80 lucha por la independencia o una mayor autonomía de la zona kurda de Turquía, es considerado una "organización terrorista" por el gobierno turco, la Unión Europea y Estados Unidos. En su descargo, las organizaciones kurdas denuncian una discriminación sistemática de su grupo étnico por el Estado central. Según el documento elaborado por la experta de HRW en cuestiones turcas Sinclair-Webb, presentado en Estambul, cientos de manifestantes kurdos detenidos son tratados ante los tribunales como combatientes armados. "En la cuestión kurda, la oposición política es considerada por los tribunales casi inmediatamente como terrorismo".
Según el documento, centenares de manifestantes kurdos detenidos son tratados ante los tribunales como combatientes armados. "En la cuestión kurda, la oposición política es considerada por los tribunales casi inmediatamente como terrorismo", aseguró la experta de la organización en cuestiones turcas Sinclair-Webb.
En esa misma línea, en un informe presentado hoy en Estambul la organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW) acusó a Turquía de abusar de sus leyes antiterroristas contra manifestantes kurdos.
De acuerdo al reporte, cientos de manifestantes kurdos detenidos son tratados ante los tribunales como combatientes armados. La investigación documenta 26 casos de personas acusadas por terrorismo por haber participado en manifestaciones que a ojos del gobierno turco apoyaban objetivos del PKK. Human Rights Watch exigió a Turquía un cambio de ley para acabar con las condenas arbitrarias de manifestantes por terrorismo y una revisión de los procesos penales en curso.
Los kurdos, perseguidos y reprimidos ferozmente en Turquía, constituyen la minoría étnica más numerosa sin Estado propio pese a ser el tercer pueblo más importante en número de Asia Occidental tras los árabes y los turcos. Descendientes de los medas, de lengua indoeuropea, su sociedad es fuertemente tribal. Pese a haber sido islamizados bajo la dominación árabe, mantienen fuertes tradiciones vinculadas a la religión del zoroastrismo o mazdeísmo de sus orígenes.
A pesar de ser considerados grandes guerreros (kurdo en farsi significa “héroe”), en muy pocas ocasiones han tenido autonomía política. Tras la primera Guerra Mundial, donde casi un millón de kurdos murieron asesinados o de hambre, el territorio kurdo se reparte entre Turquía (22 millones), Irán (10 millones), Irak (6,5 millones), Siria (2 millones) y Armenia (1 millón).
Cuando Mustafá Kemal Ataturk, líder de la independencia turca, luchaba por obtener el apoyo de las potencias occidentales, prometió conceder a los kurdos un amplio grado de autonomía. Pero cuando accedió al poder prohibió su lengua, les negó la entrada al Parlamento e incluso llegó a negar su existencia histórica. Esta postura la han mantenido los posteriores gobiernos turcos, quienes negaron, asimismo y lo siguen haciendo, el genocidio que cometieron contra el pueblo armenio entre 1915 y 1917, asesinando más de un millón y medio de personas.
Bélgica, que en julio de 2010, sucediendo a España, asumió la presidencia rotativa de la Unión Europea sin Gobierno y con un primer ministro, Yves Leterme, que realiza sus labores sólo como gestor, había anunciado en Madrid a través de su Secretario de Asuntos europeos Olivier Chastel, que apoyaría la ampliación de la Unión Europea para incluir a Croacia, Islandia y Turquía durante su próxima presidencia del bloque. De concretarse esa moción, que cuenta con la reticencia -entre otros- de Francia y Alemania, Turquía se convertiría ipso facto en el Estado más grande de la UE. Cuando la República de Turquía obtuvo la categoría de país candidato por considerarse que disponía de las características básicas de un sistema democrático, no pudo soslayarse que mostrara deficiencias serias en materia de derechos humanos y protección de las minorías, uno de los requisitos que exige la UE para ser miembro y que ahora expone Human Rights Watch.
El primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan, quien apoya a los movimientos terroristas Hezbollah y Hamas en Líbano y Gaza respectivamente, es un violador consuetudinario de los derechos humanos que ha demostrado fehacientemente su acercamiento a las posiciones más radicalizadas del islamismo . El 12 de enero de 2010, ganó el Premio Internacional Rey Faisal de “servicio al Islam. En el afán de justificarlo aún más, hace unos días declaró para satisfacción de La República Islámica de Irán, que Israel, uno de los países que más contribuye en ciencia, medicina, tecnología y muchas disciplinas más al desarrollo de la humanidad, es la mayor amenaza para el mundo.
Rubén Kaplan
Difusion: www.porisrael.org
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