Israel se ha pasado meses refutando las calumnias de que estaba causando una hambruna en Gaza, e incluso utilizándola como «arma de guerra». Una narrativa falsa y maliciosa, impulsada por organizaciones internacionales -sobre todo las Naciones Unidas, la Unión Europea, la Corte Internacional de Justicia, los principales medios de comunicación y algunas ONG como Human Rights Watch-. Israel podría haberse ahorrado el esfuerzo, nadie estaba escuchando.
«La hambruna», afirmó el jefe de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, «se utiliza como arma de guerra. Israel está provocando hambruna». Sus palabras se produjeron después de que un organismo afiliado a la ONU, la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF), publicara en marzo un informe especial en el que afirmaba que cientos de miles de personas en Gaza sufrían hambruna y que en julio la cifra ascendería a más de un millón.
«La hambruna es inminente», afirmaba la CIF. «1,1 millones de personas, la mitad de Gaza, sufren una inseguridad alimentaria catastrófica».
La Corte Internacional de Justicia basó en aquel informe su orden del 28 de marzo a Israel de aumentar el suministro de ayuda humanitaria a la Franja. El Estado judío recibió un diluvio de odio por parte de la comunidad mundial por ser el supuesto causante de esta «hambruna».
En mayo, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU afirmó, sin la menor prueba, que había una «hambruna en toda regla» en Gaza.
Ahora resulta que todo era una gran mentira. No hubo hambruna, no hay hambruna e Israel no ha estado utilizando el hambre como «arma de guerra».
Mentiras abundantes, sin arrepentimiento
En su informe publicado el 4 de junio, la CIP concluía que la hambruna ya ni siquiera era «plausible» y que no tenía «pruebas que la respalden». La ONU también ha admitido que hasta ahora sólo ha habido 32 muertos en Gaza por desnutrición y 28 de ellos eran niños menores de 5 años. Nadie, sin embargo -ni la ONU, ni la CIJ, ni las ONG ni todos los medios de comunicación que magnificaron y distribuyeron las mentiras- ha admitido su error. Al contrario, el 18 de junio el New York Times, afirmando que Gaza «se enfrenta a niveles extremos de hambre», siguió difundiendo la mentira.
El informe más reciente de la CIP, publicado el 25 de junio, concluía que el suministro de alimentos a Gaza había, de hecho, aumentado, no disminuido, en los últimos meses y que «en este contexto, las pruebas disponibles no indican que se esté produciendo actualmente una hambruna.» ‘
En comparación, más de tres millones de niños en Sudán están gravemente desnutridos y es probable que un cuarto de millón muera en los próximos meses. Según admite la propia ONU, la guerra de Sudán es «la guerra que el mundo ha olvidado o ignorado». La ironía de esa afirmación claramente se le ha escapado a la organización, probablemente la principal causante de que el conflicto en Sudán -entre otros- esté en las sombras: Naciones Unidas centra casi todos sus recursos en Israel y Gaza.
«Es probable que unos 222.000 niños gravemente desnutridos y más de 7.000 madres primerizas mueran en los próximos meses si no se atienden sus necesidades nutricionales y sanitarias», concluyó recientemente Nutrition Cluster en Sudán, una asociación de organizaciones entre las que se encuentran la ONU, el Ministerio Federal de Sanidad y ONG como Save the Children. En total, 18 millones de personas en Sudán se enfrentan a la inanición. Evidentemente, a nadie le importa.
Una larga lista de falsedades difamatorias
La hambruna inventada es sólo la última de una larga cadena de invenciones que demonizan las operaciones militares de Israel en Gaza, que en los últimos meses han quedado al descubierto como mentiras y, sin embargo, han recibido cero cobertura en los medios de comunicación. Como era de esperar, ninguna de las revelaciones ha sido publicada en los principales medios de comunicación o reconocida por organizaciones como la UE o las muchas ONG que han estado difundiendo las mentiras, como Human Rights Watch.
He aquí una lista selecta de algunas de las mentiras más desorbitadas:
Israel no permite que entre suficiente ayuda humanitaria en Gaza. Esta afirmación, basada en una mentira, fue la razón ostensible del presidente estadounidense Joe Biden para construir un muelle en Gaza. Según UN Watch:
«Los datos publicados tanto por la ONU como por COGAT muestran que hasta el 4 de abril de 2024, aproximadamente seis meses después del inicio de la guerra, han entrado en Gaza unos 13.000 camiones de alimentos, lo que equivale a 272.000 toneladas de alimentos, más del doble de la cantidad necesaria según el Programa Mundial de Alimentos. Además, mientras que el número total de camiones que han entrado en Gaza desde antes del 7 de octubre ha disminuido en general, el número de camiones de alimentos que han entrado en Gaza desde el 7 de octubre se ha duplicado. Al mismo tiempo, parece que la ONU carece de capacidad logística para distribuir el volumen de ayuda que entra. COGAT ha criticado repetidamente a la ONU por no poder procesar todos los camiones que entran en la Franja en un día determinado.»
A pesar de esta situación, que no es obra israelí, el 18 de junio, el jefe de derechos humanos de la ONU, Volker Türk, redobló la acusación difamatoria de que Israel impide la entrada de ayuda humanitaria en Gaza. «La denegación arbitraria y la obstrucción de la ayuda humanitaria han continuado», mintió rotundamente Türk. «Esto debe terminar».
Israel ha matado a más de 37.000 personas en Gaza, principalmente mujeres y niños. Durante meses los medios de comunicación han replicado cifras de víctimas directamente de la maquinaria de propaganda de Hamás, también conocida como el Ministerio de Sanidad de Gaza, que la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) publica alegremente y sin sentido crítico en su página web a diario. Resulta intrigante por qué la ONU actúa como portavoz de Hamás, aunque también parece ser la principal fuente para los periodistas que informan sobre las víctimas de Gaza. Desde el principio se afirmó que las cifras de víctimas eran extremadamente altas -actualmente más de 37.000- y casi siempre se afirmaba, según Honest Reporting, que la inmensa mayoría de las víctimas, alrededor del 70%, eran mujeres y niños. Todo el mundo, incluidos otros organismos de la ONU, la UE, los medios de comunicación y las autodenominadas ONG de derechos humanos, repitieron sin rechistar estas cifras.
Más tarde, a principios de abril, Hamás reconoció que sus cifras eran «erróneas», según escribió la Foundation for Defense of Democracies (FDD):
«El Ministerio de Sanidad de Gaza, dirigido por Hamás, declaró el 6 de abril que disponía de datos incompletos sobre 11.371 de las 33.091 víctimas mortales palestinas que afirma haber documentado. En un informe estadístico, el ministerio señala que considera que un registro individual está incompleto si le falta alguno de los siguientes datos clave: número de identidad, nombre completo, fecha de nacimiento o fecha de defunción».
A principios de mayo, la ONU admitió efectivamente que las cifras de víctimas de Hamás no eran fiables, rebajando el número de víctimas mortales de unas 34.000 a unas 24.000 y reduciendo el supuesto número de víctimas infantiles de 14.000 a 7.800. Según las Fuerzas de Defensa de Israel en aquel momento, 14.000 de esos 24.000 eran terroristas de Hamás, lo que significa que el número real de civiles muertos en aquel momento se aproximaba a los 10.000.
En cualquier caso, los «civiles» en el contexto palestino son una cuestión complicada. Por un lado, entre los autores de las masacres del 7 de octubre se encuentran muchos «civiles», lo que los vuelve indistinguibles de los terroristas. Además, Hamás y la Yihad Islámica Palestina son conocidos por su reclutamiento de niños terroristas. En 2021, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió al «ala militar» de Hamás que dejara de aprovecharse de los menores:
«Hago un llamamiento a las Brigadas al-Qassam para que pongan fin al reclutamiento y la utilización de niños y cumplan sus obligaciones legales nacionales e internacionales. Insto a todos los grupos armados palestinos a que protejan a los niños, entre otras cosas impidiendo que se expongan al riesgo de la violencia o que sean explotados con fines políticos.»
Hamás lleva décadas alistando a niños menores de 15 años. También organiza campamentos militares de verano, donde los menores se entrenan con las Brigadas al-Qassam. Según Daniel Pérez-García, Investigador del Área de Radicalización, Prevención y Seguridad del Departamento de Investigación y Proyectos de la Fundación Euroárabe de Altos Estudios:
«Además del adiestramiento en el manejo de armas como el conocido AK-47, se les entrena del mismo modo que a las fuerzas armadas de un ejército convencional y en tácticas irregulares… Entre otros entrenamientos especiales en guerra asimétrica e irregular, las facciones armadas de Hamás y la Yihad Islámica Palestina enseñan a sus miembros más jóvenes a secuestrar soldados de las FDI… En las publicaciones propagandísticas de ambos grupos se puede ver cómo se trata de individuos menores de edad y cómo se difunden estos métodos en canales digitales como Telegram…»
Por último, los civiles desempeñan un papel activo en las atrocidades de guerra de Hamás, sobre todo como guardianes de rehenes. Los cuatro israelíes liberados recientemente por las fuerzas israelíes estaban retenidos en casas particulares, una de ellas propiedad de un periodista de Al Jazeera.
Israel está cometiendo «masacres». Repetidamente a lo largo de la guerra, las tropas israelíes han sido acusadas de cometer «masacres». Una de estas acusaciones se dirigió contra Israel a finales de mayo, después de que sus fuerzas apuntaran a terroristas de alto rango de Hamás en un ataque preciso, pero provocaran inadvertidamente un incendio que mató a varias personas en un campo de desplazados cercano. El ataque y el consiguiente incendio suscitaron una enorme condena, algunos lo calificaron de «masacre» y el Consejo de Seguridad de la ONU celebró una sesión de emergencia.
El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, encabezó la incitación contra Israel, como casi siempre hace la ONU. «No hay lugar seguro en Gaza. Este horror debe terminar», publicó en las redes sociales. El responsable de política exterior de la UE, Josep Borrell, declaró estar «horrorizado por las noticias» del ataque; el presidente francés, Emmanuel Macron, dijo estar «indignado.»
Las municiones de precisión habían sido apuntadas contra dos terroristas. La investigación de las FDI determinó que el ataque no podía haber provocado un incendio de ese tamaño en el campamento cercano; lo más probable es que en la zona del ataque se almacenaran municiones, armas o algún otro material, lo que provocó una explosión secundaria y, en última instancia, el incendio que se propagó.
La lista de mentiras continúa, pero las difamaciones, incluso cuando Hamás o la ONU admiten su falsedad, siguen difundiéndose como parte de una narrativa fabricada y maligna sobre «crímenes de guerra» y «genocidio». Las mentiras siguen siendo fabricadas por Hamás y sus partidarios, y repetidas por unos medios de comunicación que cada vez se revelan más como racistas y poco profesionales. Las mentiras nunca se corrigen, aparentemente porque las desmentidas destruirían por completo la imagen que los medios quieren dar a Israel.
Gran parte de la élite de la comunidad internacional, incluida la ONU, la UE, los medios de comunicación e innumerables ONG de derechos humanos, parece decidida a ayudar a Irán en su misión de destruir al único Estado judío del mundo al perpetuar narrativas falsas. Luego se muestran sorprendidos cuando el antisemitismo alcanza cotas cada vez más altas, como la reciente violación en grupo de una niña de 12 años en Francia por ser judía. Las tácticas de Hamás están siendo copiadas por adolescentes en las calles de Europa. Evidentemente, a nadie le importa.
Traducción del texto original: Big Lies About Israel
Traducido por Voz Media
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