Jeremias. Rembrandt
La Biblia hebrea o judía, se conoce como el Tanaj (תנ׳ך), que es una sigla de sus tres secciones principales: Torá, Neviim (Profetas) y Ketuvim (Escritos). La segunda sección, Profetas, está dividida en dos partes, los Primeros Profetas y los Profetas Posteriores.
Los Profetas Posteriores contienen cuatro libros: Isaías, Jeremías, Ezequiel y los Doce Profetas Menores. A diferencia de los Primeros Profetas, que fueron escritos en un estilo narrativo y son una crónica de la historia del pueblo judío desde la época de la conquista de Josué hasta la destrucción del Primer Templo y el exilio de Babilonia, los Profetas Posteriores son una colección de escritos de exhortación que imploran al pueblo judío que siga las leyes de la Torá, que se mantengan comprometidos con su creencia en Dios, y prometen una futura era mesiánica.
El periodo de los Profetas Posteriores se extiende desde la época de Isaías, que vivió durante el reinado del rey Hezekías (Jizkiahu) (tal como se lo describe en Reyes II 18-20) y termina con las profecías de Malaquías, que fueron registradas al comienzo del período del Segundo Templo (de acuerdo con la tradición judía, el trabajo del Segundo Templo comenzó en el año 370 AEC).
De acuerdo con el Talmud (Meguilá 14a), el pueblo judío escuchó miles de profecías durante el período bíblico, y hubo miles de profetas profetizando. Sin embargo, sólo fueron registradas las profecías que eran relevantes para las futuras generaciones, y fueron canonizadas como parte del Tanaj. El resto, en su gran mayoría, se han perdido para la historia.
¿Quién escribió los Profetas Posteriores?
Los Profetas Posteriores fueron compilados y redactados, junto con el resto del Tanaj, por un grupo conocido como la Gran Asamblea. En el siglo IV AEC, los líderes de la época, quienes retornaron a Israel desde el exilio en lo que hoy en día es Iraq, expandieron la Gran Corte judía o el Sanedrín, a 120 miembros. Esa corte expandida, llamada la Gran Asamblea o en hebreo Anshei Kneset HaGuedolá, (que fue la inspiración tanto para el nombre como para el número de miembros del moderno parlamento de Israel, la Kneset), tomó varias medidas para estandarizar y reforzar la práctica y la observancia judía. Compusieron el servicio diario de plegarias, y otras breves plegarias y súplicas, acomodaron la Ley Oral en un sistema más estandarizado para preservar su integridad y su correcta transmisión, promulgaron varias leyes y decretos, y canonizaron el Tanaj.
Los Libros individuales de los Profetas Posteriores fueron compuestos por diferentes autores. De acuerdo con el Talmud,(1) Hezequías y sus colegas compilaron el Libro de Isaías; Jeremías compuso el libro que lleva su nombre y algunas otras obras, como el libro de Reyes y Lamentaciones. Y la Gran asamblea fue responsable por el Libro de Ezequiel y los Doce Profetas Menores.
De acuerdo con el gran comentarista bíblico del siglo XI, Rashi (Rabí Shlomó Itzjaki 1040-1105), los profetas Jagai, Zacarías y Malaquías (ellos mismos miembros de la Gran Asamblea y también los últimos de los profetas), transcribieron sus propias profecías y las combinaron con las de otros nueve profetas menores para formar una obra mayor y evitar que los libros más breves se perdieran debido a su brevedad.(2)
Una visión general sobre los Profetas Posteriores (Neviim Ajaronim)
Isaías
El profeta Isaías (Ieshaiahu) vivió durante los reinados de los reyes de Judea Uziá, Yotam, Ajaz y Hezequías, tal como lo describe el libro de Reyes II. Él era miembro de la familia real, y tenía acceso a los más altos niveles del gobierno. Sus profecías también demuestran un firme entendimiento de la ley y la historia judía, y de las realidades y tecnologías en uso en la época.
Las profecías de Isaías hablan de las dificultades que caerían sobre el reino del norte (lo que se convirtió en las Diez Tribus Perdidas de Israel), así como del exilio babilonio, aunque su principal foco es en temas de consuelo y redención.
Isaías, por Miguel Ángel
Diecinueve secciones del Libro de Isaías se leen como parte del servicio de la sinagoga, como la Haftará, o la lectura suplementaria que se lee después de la lectura semanal de la Torá, mucho más que de cualquier otro libro profético. Esto incluye la desgarradora descripción del disgusto de Dios con el pueblo judío que se lee el Shabat previo al Nueve de Av, el ayuno anual que lamenta la destrucción el antiguo Templo de Jerusalem y el subsecuente exilio: «Cuando extiendan sus manos [en plegaria] no los escucharé [porque] sus manos están llenas de sangre» (Isaías 1:15); así como las siete secciones de consuelo que se leen en las semanas posteriores al ayuno.
También son bien conocidos los temas mesiánicos en Isaías, incluyendo la famosa inscripción conocida como «la muralla de Isaías» en el parque Ralph Bunche frente al edificio de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York. «Y convertirán sus espadas en arados y sus lanzas en hoces. Ninguna nación levantará la espada contra otra nación, ni aprenderán más la guerra» (Isaías 2:4).
Jeremías
Jeremías (Irmiahu) vivió al final del período del Primer Templo, tal como se lo describe en los últimos capítulos de Reyes II, y fue testigo de su destrucción. También vio la muerte del rey justo de Judea, Josías (Ioshiahu), así como las calamidades que le ocurrieron a la nación durante los primeros años de exilio.
El profeta Jeremías por Miguel Ángel
Jeremías advirtió al pueblo judío que debía cambiar su rumbo, y que su mal comportamiento, incluyendo las costumbres paganas, la idolatría y las prácticas ocultas, la guerra civil, el asesinato y otros actos inmorales, serían su ruina. No sólo no lo escucharon, sino que se consolaron con falsas profecías, se burlaron de él y conspiraron en su contra. En un momento dado, el rey Iehoiakim incluso llegó a quemar el libro de las Lamentaciones, el rollo que Jeremías escribió para lamentar el terrible estado de la nación.
Pero las profecías de Jeremías no fueron en vano. En un mundo de política e intrigas proporcionaron, y siguen brindando, un entendimiento de que la historia judía no es aleatoria, sino la voluntad de Dios, y parte integral de su destino.
Ezequiel
Ezequiel (Iejezkel) fue un contemporáneo de Jeremías, y acompañó al pueblo judío al exilio en Babilonia, donde vivió por lo menos durante 22 años. Sus profecías describen los horrores de la época, aunque en definitiva su mensaje es de redención y esperanza.
Ezequiel comienza con una visión mística, conocida como la «visión de la Carroza», la cual el Talmud a menudo describe como la enseñanza cabalística, «las obras de la Carroza». Ella contiene la visión de los «huesos secos» (capítulo37) que describe la resurrección de un campo de esqueletos humanos, y que ha sido interpretado tanto como un mensaje de esperanza, una alusión a un tiempo futuro en el que Dios traerá a los muertos de vuelta a la vida u otras explicaciones. También habla de la guerra de Gog y Magog, que podría ser la descripción de una lucha apocalíptica que precede a la era mesiánica.
Ezequiel, por Miguel Ángel
El libro de Ezequiel también describe extensamente las dimensiones y los detalles de un futuro Templo, lo cual dio forma al diseño del Segundo Templo (sobre el cual comenzó a trabajar el líder judío Ezra no mucho tiempo después de la muerte de Ezequiel), pero que también podría describir los detalles de un tercer y final Templo a construirse en el futuro.
12 Profetas Menores
El libro de los Doce Profetas Menores incluye una colección de profecías de:
- Oseas (Hoshea)
- Joel (Yoel)
- Amós
- Abdías (Ovadiá)
- Jonás (Ioná)
- Miqueas (Mijá)
- Najum
- Habacuc (Javacuc)
- Sofonías (Tzefaniá)
- Ageo (Jagai)
- Zacarías (Zejariá)
- Malaquías (Malaji)
Como hemos dicho, estas breves profecías (algunos de estos libros tienen un solo capítulo), fueron transcriptos y recolectados por la Gran Asamblea (un cuerpo que incluía también a varios profetas), y publicado como una sola obra para que los libros más breves no se perdieran.
El período de los Doce Profetas Menores se extiende a lo largo de 400 años. El más antiguo, Ovadiá, vivió durante el reinado del Rey Ajab, mencionado en Reyes I 18:3: «Ajab mandó a llamar a Ovadiá, que estaba a cargo del palacio del rey». El último es Malaquías, quien fue un miembro de la Gran Asamblea y, de acuerdo con algunas opiniones, puede haber profetizado después de que el Segundo Templo fuera construido.
Arqueología y los Profetas Posteriores
Los Profetas Posteriores pertenecen al período de la monarquía dividida, cuando la nación judía se dividió en dos reinos: Israel al norte y Judá en el sur, del cual se ha encontrado mucha evidencia. Por ejemplo, algunos reyes israelitas, en especial a partir del reinado de Ajab en adelante, son mencionados en la estela de Mesha (también conocida como la Piedra Moabita), que se encontró en lo que hoy es Jordania y que se encuentra en el Louvre; en los monolitos de Kurkh encontrados al oriente de Turquía y en la estela de Tel Dan, que puede ser la primera referencia encontrada a la «Casa de David».
Jeremías, por Marc Chagall
La conquista del rey de Asiria, Sanjerib, que tuvo lugar durante el período de vida del profeta Isaías, es descripto con gran detalle en los relieves de Lakish, que fueron excavadas cerca de la ciudad iraquí de Mosul. Recientes hallazgos en el área de Jerusalem también parecen indicar el sitio donde acampó el ejército de Sanjerib, como se los describe en Reyes II 19.
Preguntas y respuestas
¿Qué es la profecía?
La profecía es el paso final en un proceso meditativo, cuyo propósito es silenciar la estática mental casi constante que produce nuestra imaginación. De acuerdo con Rav Aryeh Kaplan, citando al importante pensador y escritor del siglo XIV, Rav Levi ben Guershon (conocido como el Ralbag), «[La meditación aísla] la esencia de nuestra conciencia de la imaginación, que es la parte de la mente que produce la estática mental. Cuando alguien logra esto, puede ver u entender las cosas con mucha más claridad, e incluso obtener una percepción del dominio espiritual».(3) Obviamente, limpiar la estática mental es sólo el primer paso en un proceso, subir esa escalera hacia reinos espirituales más elevados requiere un sistema, así como u maestro que pueda guiarte.
Como señala Rav Kaplan: «Maimónides escribe que la profecía será restaurada antes de la llegada del Mashíaj… Sin embargo, la profecía no ocurre de forma automática, sino que se debe cultivar con extensa disciplina y a través de prácticas sumamente específicas. Por lo tanto, antes de la era mesiánica, estas practicas tendrán que ser reveladas y enseñadas».(4)
En otras palabras, la profecía no es mágica. Es una disciplina seria que no está disponible para los novatos. Requiere una base en la tradición y ley judía, un compromiso a desarrollar las cualidades personales y crecer, y, lo más importante, un maestro. No es algo que puedes entender por ti mismo, y nadie te lo enseñará si no es el momento adecuado y si no estás preparado.
¿Qué es una Haftará?
Una Haftará es una lectura suplementaria de los Primeros Profetas o de los Profetas Posteriores que se lee después de la porción semanal de la Torá. Se lo lee como parte del servicio de la sinagoga cada Shabat, y se dicen bendiciones específicas antes y después de la lectura.
¿Cuáles son los libros de los Neviim?
Los libros de los Neviim (Profetas) incluyen los Primeros Profetas: Josué, Jueces, Samuel y Reyes, así como los Profetas Posteriores: Isaías, Jeremías, Ezequiel y los Doce Profetas Menores.
Notas:
- Bava Batra 15a
- Rashi sobre Bava Batra 15a
- Meditation and the Bible, Rabbi Aryeh Kaplan, pág.4
- Ibid. pág. 152
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.