Desde hace casi once meses Israel explica que está lidiando con varios frentes hostiles a la vez: Hamas y otros grupos terroristas en la Franja de Gaza, Hezbolá en Líbano, inserción iraní en Siria, Irán mismo, las milicias chiitas en Irak, los hutíes en Yemen…y el terrorismo palestino en Cisjordania.
Este último, con sus altibajos, pareció durante mucho tiempo un frente un tanto más difuso, o mejor dicho menos organizado, esporádico. Esto, sin olvidar ni por un momento que un atentado que logra su objetivo, constituye una tragedia para todas sus víctimas. Pero hace bastante que está claro que el terrorismo allí levanta cabeza y constituye una amenaza cada vez mayor.
Este es el trasfondo general del fuerte operativo anti terrorista iniciado este jueves por Israel en Tulkarem y el campamento de refugiados Nur a-Shams, en Tubas y el campamento de refugiados Al-Fára y en Jenin y el campamento de refugiados homónimo. Once terroristas, todos ellos hombres armados, habían sido eliminados ya en las primeras horas del operativo.
Si bien está claro que toda entrada masiva de tropas a una zona habitada altera la vida de la población, el único objetivo es desmantelar infraestructuras terroristas que en los últimos tiempos constituyen amenazas mucho más significativas.
El desafío del terrorismo es de por sí una amenaza a la que hay que enfrentar. Pero en toda guerra, se elige los frentes. Y en este caso, está clarísimo cuál fue el detonante, qué fue lo que llevó a la cúpula del ejército y el Shin Bet decidir que se va más allá de operativos limitados puntuales destinados a frustrar un determinado atentado en camino. Esta vez, es más ambicioso aún.
Hace ya tiempo que es evidente el incremento en la cantidad de ataques e intentos de atentados con cargas explosivas. En varias ocasiones hubo “accidentes de trabajo” en los que terroristas resultaron heridos seriamente al estallarles antes de tiempo cargas que estaban destinadas evidentemente a blancos israelíes. Pero la gota que rebasó el vaso fue días atrás, en Tel Aviv, cuando un terrorista murió al explotar antes de tiempo la carga con varios kilos de explosivos que llevaba en la espalda, en camino a un sitio repleto de gente donde esperaba cobrar el cruento saldo de numerosos israelíes muertos. Por milagro, él fue el único muerto.
Pero las fuerzas de seguridad entendieron que no deben actuar en base a los resultados de las acciones terroristas, sino en base a sus intenciones. Y si en el mencionado incidente murió sólo el terrorista, eso no significa que si no hubiese habido una falla técnica su carga explosiva podría haber asesinado a mucha gente inocente. Eso es lo que los terroristas buscaban. En base a eso hay que proceder.
Es por eso que se lanzó el operativo en curso.
Las cargas explosivas son producto en gran medida de un esfuerzo directo de Irán por calentar la situación en el terreno y causar serios atentados en Cisjordania y en el Israel soberano. Los introducen a través de Jordania.
Un elemento importante en esta situación es que el incremento de los esfuerzos terroristas contra Israel, van de la mano de la desestabilización de la Autoridad Palestina. Recordemos que todas estas zonas que mencionamos, están gobernadas en forma autónoma por Mahmud Abbas, e Israel entra cuando hay problemas de seguridad.
El presidente palestino adelantó ayer su regreso a Ramallah desde Arabia Saudita. No está claro si abordará el tema con sus servicios de seguridad. El serio problema es que por un lado, los terroristas armados que pululan en Cisjordania y desafían a Israel, también lo hacen contra la Autoridad Palestina, pero por otro lado, la propia Autoridad Palestina tiene un discurso extremista que legitima el terrorismo en sus propias redes y páginas oficiales. Parecería que no entiende que las cosas van juntas y que camarillas de enmascarados armados por las calles palestinas, podrán ser un desafío para Israel, pero también lo son para el propio Abbas.
El terrorismo se nutre de la inestabilidad y el desorden, pero también de la incitación, así que aquí, para Abbas, hay líneas que van en direcciones opuestas.
Y hablando de detonantes, es ineludible recordar el gran operativo masivo contra el terrorismo en Cisjordania llamado “Muro de Defensa” o “Muro protector”, que se lanzó en el año 2002 para desmantelar las infraestructuras armadas de Hamas y la Yihad islámica. En aquel caso, el empujón final lo dio la recordada “masacre de Pesaj”, la matanza en el hotel Park de Netanya en la noche de fiesta, en el que un terrorista suicida de Hamas mató a más de 30 personas reunidas para celebrar.
Ayer, desde el exterior, Khaled Masahel de Hamas llamó explícitamente a los palestinos a cometer atentados suicidas. Israel no podía esperar a que les vaya bien a los terroristas. Mejor frenarlos antes de que lo logren.
No existe el terrorismo palestino en Cisjordania. Es terrorismo islámico