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| miércoles octubre 2, 2024

Los ilusos que piden alto el fuego, le hacen un favor a Hezbolá


Lo que vemos en los últimos días, a raíz de la intensificación de los ataques israelíes a blancos de la organización terrorista Hezbolá, es especialmente  llamativo. Todo el mundo anda  alarmado por el desplazamiento de civiles libaneses  de sus casas especialmente en el sur de Líbano, por los muertos y heridos libaneses, y a nadie se le ocurre siquiera sentir vergüenza por haberse acordado ahora.

Incluyo en esta crítica a la propuesta de alto el fuego lanzada conjuntamente por Estados Unidos y Francia, que cuenta con el aval de varios países, entre ellos grandes democracias de peso.

Estimamos que la intención es buena. Y hasta nos causa cierta incomodidad escribir contra un llamado a un alto el fuego, porque el concepto de alto el fuego siempre suena a algo loable, humano, que apunta a proteger la vida humana, a mejorar la situación de la población civil que es víctima de la guerra.

Pero no señores. Se tendrían que haber acordado antes, mucho antes, no cuando con enorme demora Israel empieza realmente a defenderse. ¿Ahora es imprescindible el alto el fuego? ¿Ahora es insoportable la situación de la población…libanesa? ¿Y qué hay con la israelí? ¿Por qué no hubo  antes llamados preocupados, alarmados, de tono serio y urgente, exigiendo a Hezbolá que deje de disparar misiles hacia la población del norte de Israel? ¿Por qué se acuerdan cuando Israel se defiende?

Hace un año que Israel es víctima de lanzamiento de más de 10.000 misiles, cohetes y drones explosivos desde Líbano, que detonan las alarmas en las ciudades y pueblos donde vive la gente, alegando siempre Hezbolá que le tira a blancos militares- sí, también, pero no sólo a ellos- y automáticamente, cuando Israel dice “basta, me cansé” y toma el toro por las astas comenzando a reaccionar, allí se acuerdan.

Los antes apáticos, indiferentes, los que parecían no enterarse nunca de lo que estaba ocurriendo, súbitamente se preocupan por la paz y la tranquilidad mesoriental. Publican comunicados que llaman a la cordura y el buen criterio, piden que los ciudadanos del sur libanés puedan volver a sus casas y exhortan a poner fin a la escalada.

¿Y los desplazados israelíes desde octubre 2023 que están hace un año fuera de sus casas por los misiles de Hezbolá?

¿Ahora se acuerdan de una “solución diplomática”? ¿Y de la resolución 1701¿ Aquella fue aprobada por el  Consejo de Seguridad que terminó la guerra del 2006 determinando que Hezbolá no puede bajar al sur del río Litani y acercarse a la frontera con Israel, pero Hezbolá jamás la cumplió. Y convirtió las aldeas del sur libanés en depósitos de cohetes y misiles, en bases de lanzamiento prontas para ser activadas.

El primer responsable, claro está, es la propia organización terrorista Hezbolá que es la que comete los crímenes. Pero también los Cascos Azules de la ONU, cuya intervención para frenar a Hezbolá no valió nunca ni el papel en el que se imprimió la resolución 1701. Y el gobierno de Líbano que no puede y al parecer tampoco quiere frenar a Hezbolá, creada por Irán para servir a su agenda fundamentalista chiita en el país de los cedros.

¿Ahora Biden presiona a Israel para que no ataque las infraestructuras del Estado libanés? Con todo lo que Israel tiene para agradecerle a Biden, que sin duda ama sinceramente a Israel –pero que lógicamente ama más la necesidad que Kamela Harris gane las elecciones-, las presiones de su administración para que Israel se abstenga de esos ataques, son insoportables. Las presiones debían ser dirigidas al Estado libanés, de cuyo territorio se lanzan desde hace un año misiles hacia la Galilea israelí.

Y si el Estado libanés es débil-de hecho es un Estado fallido por su propia corrupción y por las actividades de Hezbolá en su seno- y no logra contener a organizaciones terroristas que lo usan para atacar a Israel ¿Israel tiene la culpa?

La única “culpa” que tiene Israel en la guerra actual, es que no comenzó antes a responder con fuerza a Hezbolá. Que le dejó determinar el ritmo de los acontecimientos, imponer las reglas del juego, que le dejó ser quien toma la iniciativa. El monstruo terrorista construido en Líbano por Hezbolá con armas y dinero de Irán, tendría que haber sido destruido hace años, cuando era más pequeño. Ahora será una tarea titánica, mucho más difícil que la de destruir a Hamas.

Noten que Israel no proclamó que su objetivo es destruir a Hezbolá, aunque claro que quisiera hacerlo, sino garantizar que la población israelí evacuada hace casi un año pueda volver con seguridad a sus casas. Eso significa, que no tengan sobre la cabeza, frente a su ventana, la amenaza de Hezbolá. Para eso, para obligar a Hezbolá a retirarse, debe entender que cambiaron las reglas del juego. Y debe perder la mayor parte posible de su poderío militar, para que se vea amedrentado, para que entienda que Israel no es una telaraña débil, como dijo una vez su jefe Nasrallah.

Un alto el fuego para dar a Hezbola tiempo para respirar y reorganizarse, no, bajo ningún concepto.En nuestra opinión, sería una verdadera locura.

No es casualidad que la gente que más ha sufrido en este último año por los ataques de Hezbolá, es la que más se opone a esta idea desubicada lanzada por Biden y Macron. La población del norte de Israel pide que se ataque a Hezbolá todo lo posible, para que pare de disparar y para que no lo vuelva a hacer ni mañana ni dentro de un año. La población del norte, que vive bajo alarmas y misiles desde hace casi un año, o fuera de sus casas en el caso de los evacuados, prefiere seguir soportando esa situación de emergencia por un tiempo hasta que Hezbolá haya recibido el golpe que merece. O que necesita, para entender que no tiene derecho a imponer su agenda de muerte a Israel.

Una última observación al respecto: los gobiernos occidentales, inclusive grandes democracias, que presionan ahora para un alto el fuego, se equivocan si creen que con eso acercan la paz. En absoluto. Los terroristas nunca lo tomarán como un gesto importante por el bien de la población libanesa, por cuyo bienestar no velan ya que la usan para el terrorismo. Lo tomarán nuevamente como debilidad de los ilusos que no entienden su verdadero propósito: primero, sembrar muerte en Israel y tratar de destruirlo, y después, exportar esos “valores” al mundo libre todo. Se equivocan los “preocupados” si creen que Hezbolá es sólo problema de Israel.

 
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