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| jueves noviembre 21, 2024

La economía terrorista de Hezbolá, abusando de Líbano

Por el Teniente Coronel Nadav Shoshani- portavoz de FDI)


Imagen de portada.El principal escondite de dinero de Hezbola, debajo del hospital central de Beirut
¿Qué sucede cuando una organización terrorista maneja su propia economía dentro de un país?

 

Hoy responderé a esa pregunta sumergiéndome en el imperio financiero oculto de Hezbolá, una red que prospera explotando la crisis económica del Líbano mientras financia en secreto el terrorismo. Detrás de las bambalinas,  Hezbolá no sólo contrabandea armas, sino dinero, dinero que debería estar ayudando a los civiles libaneses, pero que en cambio está alimentando ataques contra Israel y llenando los bolsillos de los terroristas.

 

Veamos más de cerca cómo lo hace Hezbolá y qué está haciendo Israel para desmantelar esta peligrosa maquinaria.

 

Hezbolá ha explotado magistralmente la crisis económica del Líbano para reforzar su control sobre el país. Con una economía autónoma que incluye sus propias instituciones sanitarias, educativas y financieras, Hezbolá utiliza hábilmente estos frentes para enmascarar sus actividades terroristas.

 

En el centro de esta explotación se encuentra la Asociación Al-Qard Al-Hasan, un brazo financiero controlado por Hezbolá que proporciona préstamos y servicios financieros al pueblo libanés mientras financia secretamente el terrorismo.

 

La Asociación Al-Qard Al-Hasan es una violación del derecho internacional, está sancionada por los Estados Unidos y otros países occidentales, pero sigue operando, entrelazando al pueblo libanés con la agenda terrorista de Hezbolá.

 

Entonces, ¿cómo financia Hezbolá sus actividades terroristas?

La respuesta está en dos fuentes principales: el apoyo iraní y el pueblo libanés.

 

La Fuerza Quds de Irán transfiere fondos a Hezbolá de las ventas de petróleo iraní en Siria. Irán también envía valijas con efectivo a la Embajada iraní en Beirut a través de vuelos diplomáticos. Además, Hezbolá opera fábricas en Siria, Líbano, Yemen y Turquía, generando ingresos para sus actividades terroristas.

 

Si bien la Asociación Al-Qard Al-Hasan ofrece servicios financieros al pueblo del Líbano, el interés de esos préstamos en última instancia enriquece a Hezbolá. Esto significa que, mientras intentan llegar a fin de mes, los civiles libaneses contribuyen inadvertidamente a su propia opresión.

 

Este flujo de dinero iraní no sólo alimenta los ataques contra Israel, sino que también profundiza la crisis financiera del Líbano. A medida que Hezbolá introduce dólares iraníes de contrabando en el país, reduce el valor de la libra libanesa, lo que aumenta aún más la miseria económica del Líbano.

 

Hemos pedido a los civiles libaneses que se alejen de las instalaciones financieras de Hezbolá, incluidas las ubicadas en la zona de Dahieh, por su propia seguridad. Tras estas advertencias, la Fuerza Aérea israelí llevó a cabo una serie de ataques selectivos contra los bastiones financieros de Hezbolá, con el objetivo de degradar su capacidad de financiar el terrorismo contra Israel.

 

Sin embargo, hay un objetivo que no atacamos, y no planeamos atacar.

 

¿Qué es? Un búnker.

 

¿Qué hay dentro? Cientos de millones de dólares en forma de lingotes de oro.

 

¿De quién es? De Hassan Nasrallah.

 

¿Dónde está? Directamente debajo del Hospital Al-Sahel, en el corazón de Beirut.

 

Este búnker, oculto bajo un hospital y equipado para estancias prolongadas con túneles, camas e infraestructura operativa, permite a Hezbollah dirigir el combate mientras se esconde debajo de los civiles. Este es otro ejemplo del cínico abuso de Hezbollah contra el pueblo libanés al incrustarse a sí mismo y a su infraestructura terrorista en áreas civiles.

 

En la actualidad, los aviones de la Fuerza Aérea israelí vigilan el complejo y seguirán haciéndolo. Sin embargo, las FDI no atacarán el hospital. En cambio, hacemos un llamamiento a las autoridades libanesas para que impidan que Hezbolá se apodere de este dinero para sus actividades terroristas y lo devuelvan a sus legítimos propietarios, el pueblo libanés.

 

No estamos en guerra con el pueblo del Líbano; estamos en guerra con Hezbolá.

 

Nuestra misión es desmantelar la red terrorista de Hezbolá, incluida su maquinaria financiera, para que la población del norte de Israel pueda regresar a sus hogares en condiciones de seguridad.

 
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