Muchos en Israel esperaban ansiosamente este mes el anuncio oficial de la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses. Los expertos estiman que incluso en el palacio real de Arabia Saudita había quienes esperaban con impaciencia el regreso del ex presidente a la Casa Blanca. Ahora, según las estimaciones, se espera que las relaciones económicas y comerciales entre los países se profundicen más que nunca.
«No es ningún secreto que durante la era Trump las relaciones entre los países alcanzaron un punto sin precedentes», afirma la orientalista Dra. Nirit Ofir, experta en cooperación empresarial con países con los que Israel no tiene relaciones diplomáticas y quien lideró la primera delegación empresarial israelí a Arabia Saudita «No en vano su primera visita política durante el mandato anterior fue a Arabia Saudita. La conexión con Trump abrió opciones para el palacio saudita que estuvieron cerradas durante muchos años».
Así, por ejemplo, Arabia Saudita se convirtió en el mayor cliente del establishment de seguridad estadounidense, cuando firmó con la administración Trump acuerdos de armas por valor de más de 110 mil millones de dólares. Estas transacciones sirvieron a los intereses económicos de la industria militar estadounidense, pero también mejoraron significativamente las capacidades operativas de Arabia Saudita y fortalecieron su posición en el Medio Oriente en contraposición al fortalecimiento de Irán.
Sin embargo, la cooperación entre los países no terminó sólo en la venta de armas. Durante el primer mandato de Trump, Estados Unidos apoyó vigorosamente el plan de modernización del Reino Saudita, conocido como Visión 2030. Este programa, liderado por el príncipe heredero Mohammed bin Salman, está diseñado para reducir la dependencia del país del «oro negro» mediante el desarrollo de industrias alternativas como el turismo, las energías renovables e importantes inversiones en alta tecnología y tecnologías avanzadas.
La administración Trump alentó las inversiones estadounidenses en estos proyectos como parte del estrechamiento de la cooperación económica entre los países, ayudando así a promover el plan económico de Arabia Saudita. A cambio, Trump utilizó sus vínculos económicos con el palacio para adquirir una influencia considerable en el mercado petrolero saudita y se aseguró de que los precios del petróleo estuvieran en línea con los objetivos y necesidades de la economía estadounidense.
«Los sauditas ven a Trump como un símbolo de estabilidad»
Pero las cálidas relaciones entre los países experimentaron un enfriamiento tras la derrota de Trump en las elecciones de 2020. «Biden trató a los responsables de la toma de decisiones en Arabia Saudita como dictadores con las manos manchadas de sangre que no respetan los derechos humanos, y les dio la sensación de que no son bienvenidos», explica el Dr. Shai Har-Zvi, investigador principal del Instituto de Política y Estrategia de la Universidad Reichman; y ex director general interino del Ministerio de Asuntos Estratégicos.
Según él, Biden se dio cuenta más tarde de la importancia de Arabia Saudita tanto a nivel económico como regional y trató de cambiar su actitud hacia ella, pero para ellos ya era demasiado tarde. «Los saudíes ya entendían cómo los perciben los miembros del Partido Demócrata, por lo que tenían muchas esperanzas de que Trump derrotara a Kamala Harris y regresara a la Casa Blanca». El Dr. Har-Zvi también está de acuerdo con Henrique Cymerman, presidente de la Cámara de Comercio de Israel – Estados del Golfo, quien testifica de primera mano que después de visitar Arabia Saudita seis veces durante el año pasado: «El anhelo por Trump en Arabia Saudita era mayor que en Israel.»
«En todos mis viajes escuché lo desafortunada que fue para ellos la pérdida de Trump en 2020. Le creyeron, habló su idioma y cumplió casi todo lo que les prometió. Los sauditas ven a Trump como un símbolo de estabilidad, así que sé que se alegraron mucho al ver los resultados electorales”, Cymerman dice e incluso revela que, hasta donde él sabe, «en este mismo momento ya se encuentran en Mar-a-Lago altos funcionarios del Golfo que están planificando junto con los funcionarios del gobierno sus planes para Medio Oriente en los próximos años».
El pronóstico: importación de armas, exportación de petróleo y también un programa nuclear.
Según Cymerman, desde el momento de la toma de posesión de Trump para un nuevo mandato en la Casa Blanca, se espera que las relaciones entre los países vuelvan al punto donde se detuvieron hace unos cuatro años. «Trump ve el potencial de Arabia Saudita y va a invertir en ella todo lo que pueda», afirma. «Él sabe que se espera que el heredero al trono saudita, Mohammed bin Salman, sea una de las personas más influyentes en Medio Oriente en las próximas generaciones, por lo que debería estar del lado de Estados Unidos».
Según las estimaciones, la cooperación entre la administración Trump y el palacio saudita incluirá, como antes, grandes acuerdos de armas, que incluirán los medios más avanzados para garantizar la superioridad militar en Medio Oriente y una postura firme contra la amenaza iraní. Además, el Dr. Shai Har-Zvi también cree que Trump exigirá a Arabia Saudita el compromiso de no reducir la producción de petróleo de acuerdo con la visión de 2030 y continuar exportando oro negro de acuerdo con las necesidades del mercado estadounidense.
«Cada una de las partes tiene intereses en su relación: Arabia Saudita quiere una alianza de defensa con Estados Unidos y está dispuesta a hacer todo lo posible para lograrla, mientras que, por otro lado, Estados Unidos quiere una estabilidad regional que garantice sus intereses económicos». explica el Dr. Har-Zvi «Es importante recordar que el abrazo estadounidense también pretende, entre otras cosas, reducir los vínculos entre Arabia Saudita y China, el mayor rival económico de Estados Unidos».
La Dra. Ofir también cree que Trump hará todo lo que esté a su alcance para estrechar los lazos entre los países basados en el comercio de petróleo, armas y tecnología, y afirma que «Trump ya ha declarado que el enemigo contra el que hay que luchar es Irán, por lo que «No dudará en armar a sus rivales, ya sea Arabia Saudita o Israel».
Sin embargo, Ofir también enfatiza que el abrazo del oso estadounidense probablemente conlleve consecuencias y concesiones a las demandas sauditas que no necesariamente están en línea con los intereses estadounidenses. «Hay que entender que los beneficios económicos que se derivan de una alianza con Arabia Saudita también tienen precios. Tras la debilidad transmitida por la administración Biden, los saudíes se atrevieron a revelar públicamente sus ambiciones nucleares. Mientras Irán siga adelante con su programa nuclear, la ambición saudita no irá a ninguna parte, y es muy posible que la multa que tendrá que pagar en nombre de sus intereses regionales sea en la imagen de una Arabia Saudita nuclear.»
«Arabia Saudita es la puerta de entrada al mercado de dos mil millones de musulmanes»
Es importante recalcar que incluso si en este momento se trata sólo de un programa nuclear civil, hay consenso entre todos los expertos en que, al final, si Arabia Saudita quiere tener en sus manos armas nucleares en el futuro, a Occidente le resultará muy difícil impedirlo. «Estados Unidos tendrá que decidir si quiere ser un obstáculo para Arabia Saudita con un coste económico enorme, u optar por reclutarla a su lado y tolerar sus ambiciones nucleares», explica el Dr. Ofir. «Por supuesto, si la administración Trump elige la segunda opción, no es imposible que también establezca sus propias condiciones, entre ellas la promoción de la normalización con Israel».
Aunque la guerra que estalló el 7 de octubre detuvo los procesos de normalización entre Israel y Arabia Saudita, los expertos creen que Trump puede hacer de la normalización el «punto culminante» de su segundo mandato, una medida que podría cambiar la cara de toda la región. “Trump sueña con un Premio Nobel de la Paz, y por eso invertirá muchos recursos para ser recordado en la historia como una persona que puso fin a las guerras y que logró ampliar el círculo de la paz en Medio Oriente», afirma el Dr. Har-Zvi; y estima que «la normalización será uno de los principales temas que se impulsarán en el Despacho Oval en 2025».
Por supuesto, se espera que un evento así, si ocurre, cambie la economía israelí de una manera sin precedentes. Según el Dr. Har-Zvi, el acuerdo con Arabia Saudita permitirá acortar significativamente las rutas de vuelo hacia el Este, reduciendo así los costos de importación y exportación del Estado de Israel. Además, el acuerdo permitirá avanzar la visión del ‘corredor económico’ anunciada por Biden en 2023, una visión que convertirá a Israel en una estación comercial de importancia mundial. «El resultado no será un impulso para la economía, sino una economía de otro mundo».
Dra. Nirit Ofir Foto cortesia
«Hay que entender que las ventajas económicas que residen en la alianza con Arabia Saudita también tienen sus precios. Es muy posible que la multa que Estados Unidos tendrá que pagar en nombre de sus intereses regionales sea en la imagen de una Arabia Saudita nuclear.» Dra. Nirit Ofir
La Dra. Nirit Ofir en el Golfo Foto Cortesia
Además, el presidente de la Cámara de Comercio Israel-Estados del Golfo, Henrique Cymerman, afirma que «la normalización con Arabia Saudita nos abrirá uno de los mercados más ricos del mundo». Según él, en poco tiempo las empresas israelíes podrán vender sus productos en Arabia Saudita e integrarse en la visión 2030, mientras que los fondos saudíes podrán invertir directamente en los mercados israelíes e inyectar enormes sumas de dinero en la economía.
«Uno de los príncipes saudíes me dijo una vez que su sueño es convertir, junto con Israel, la Start-up Nation en una Start-up Region, una región que garantice la cooperación, la prosperidad y la riqueza para todo el Medio Oriente. Esto es también exactamente por qué están construyendo la ciudad de ‘Neom’ a sólo 250 kilómetros de Eilat, cuando tienen un país en el territorio de Europa occidental. Los sauditas quieren a los israelíes con ellos: están esperando cooperar con nosotros».
Y por si fuera poco, los mercados a los que estará expuesto el Estado de Israel como parte de la normalización en realidad no se concentran en Riad o Jeddah. «Arabia Saudita no es un país más de Oriente Medio. Es un reino de La Meca y Medina, el lugar más importante para el mundo musulmán», subraya Cymerman. «Si las conversaciones para la normalización maduran, Israel descubrirá que Arabia Saudita es, de hecho, la puerta de entrada al mercado de dos mil millones de musulmanes en todo el mundo: el tamaño de una nueva Unión Europea que nos ha sido bloqueada hasta hoy».
Según Cymerman, hay al menos cinco países musulmanes más que esperan la luz verde de Riad para unirse también a los Acuerdos de Abraham dentro de dos o tres años, que se espera que atraigan a los demás países del mundo árabe. «Si dependiera de mí, situaría a Arabia Saudí y los países del Golfo como uno de los principales objetivos del Estado de Israel en la próxima década», afirma Cymerman y concluye: «No hay duda, este es un game changer para la economía israeli
Traducido para Porisrael.org por Joseph Gabriel
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