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| miércoles noviembre 27, 2024

Hacia Un Nuevo Lenguaje: Renovar El «Humanismo Hebreo»


Al cumplirse  un año de la masacre del 7 de octubre de 2023 apareció el primer número de la revista digital «Safa Hadasha» (Nuevo lenguaje). Su  propósito es enfrentar –en el plano de la creación literaria, filosófica y artística- la sensación que tenemos muchos integrantes de la sociedad israelí –judíos y no judíos- de experimentar este último año la rotura de gran parte de las formas de comunicación que usamos hasta ese día nefasto y que nos servían –así lo creímos- para vernos unos a los otros, para hablarnos y para entendernos, también para polemizar, por supuesto.

El objetivo –muy ambicioso por cierto- de esta publicación es volver a tejer redes posibles de comunicación que nos permitan reafirmar nuestra existencia y curar nuestro lenguaje herido con la esperanza de pensar de nuevo nuestra identidad, formada por tantas identidades distintas,  y encontrar  nuevos caminos de creación y de contacto a través de la formación de un nuevo pensamiento, de un nuevo lenguaje.

En mi artículo: «Renovar y realizar: a propósito del «humanismo hebreo», publicado en esta revista en el rubro Judaísmo, Sionismo, Israel, propuse volver a analizar la idea de lograr una integración plena entre contenidos y valores de la tradición judía con contenidos e ideales  universales como la dignidad humana y los valores de libertad, justicia e igualdad de la cultura occidental liberal, democrática y humanista, el ideal que varios pensadores destacados del siglo 20, entre ellos Martín Buber y Emmanuel Levinas, presentaron bajo el nombre de «humanismo hebreo». El estudio a fondo de esta idea como ideal a realizar en nuestra conducta -como individuos y como integrantes de un pueblo y de un estado- puede, a mi entender, ayudarnos a enfrentar con más éxito la problemática compleja de nuestra vida como pueblo que retornó después de muchos siglos a su tierra de origen y formó aquí un estado que se propuso al formarse ser a la vez judío y democrático, fiel a los valores de la tradición judía y, al mismo tiempo, ser una sociedad liberal, pluralista e igualitaria que consagra y respeta los iguales derechos y deberes de todos sus ciudadanos.

Plenamente consciente del sentimiento de crisis existencial que estamos viviendo como individuos, como pueblo y como estado este último año, creo que el conocimiento a fondo de una posición filosófica como la del «humanismo hebreo» puede ayudarnos a enfrentar esta problemática tan difícil si la aceptamos y nos proponemos seguirla desarrollando y renovando de acuerdo a las circunstancias actuales de nuestra vida para realizarla de hecho en nuestra conducta. Esto significa para nosotros, en Israel, seguir desarrollando y renovando el «humanismo hebreo israelí» cuyo pionero, a mi entender, a principios del siglo 20, fue Aarón David Gordon con su claro llamado en su famosa conferencia de 1920 en Praga, bajo este título, en nombre del pueblo de Israel y de la Tierra de Israel,  a formarnos y vivir como «Am-Adam», pueblo que encarna humanidad, un pueblo que ha de ser ejemplo para toda la humanidad de una vida dedicada a la verdad y a la justicia, realizando la concepción del hombre, del mundo y de la vida de nuestros profetas.

Considero que la aceptación y realización de esta idea-ideal en la sociedad israelí, en primer lugar, sin duda, a través de la educación –formal y no formal- puede contribuir a la consolidación de nuevas formas de pensamiento, de lenguaje y de comunicación que hagan posible una coexistencia verdadera y un diálogo constructivo tanto internamente entre nosotros los judíos y también entre judíos y no judíos en Israel, como también con nuestros vecinos, cercanos y lejanos, así como con los judíos del mundo y con quienes así lo deseen de otros pueblos, creencias religiosas y culturas.

Dentro del rubro Judaísmo, Sionismo, Israel, además de mi artículo aparecen trabajos de Noam Gidoni, Muki Tzur, Yehuda Atai y Ziv Goren. Cada uno de estos autores presenta, de hecho, un proyecto que expresa el deseo común de buscar un nuevo pensamiento, un nuevo lenguaje, que ayude a tratar las heridas del trauma sufrido por todos nosotros este último año. No es éste, por supuesto, el lugar para analizar en profundidad estos aportes valiosos y que, a mi entender, merecen ser leídos así como todo el material literario y artístico integrado en el primer número de esta revista. Sin embargo, considero importante señalar que, en mi opinión, además del propósito común de contribuir al tratamiento y posible cura a partir de la situación traumática en que nos encontramos, se puede encontrar en todos estos trabajos –también en el mío- el esbozo de proyectos de rehabilitación en base a una renovación de valores y contenidos que forman ya de hecho, en potencia, parte de nuestro mundo espiritual y de nuestra cultura.

En su artículo «Una nueva aproximación a los fundamentos del sionismo espiritual después del 7 de octubre», propone Noam Gidoni encontrar en pensadores como Ajad Haam, Bialik y A.D.Gordon ideas y valores valiosos que pueden ser renovados de acuerdo a las necesidades de nuestro presente para ayudarnos a enfrentar la problemática actual. También  Muki Tzur en «La hora de Gordon» nos recuerda cómo enfrentó A.D.Gordon en su momento su propia y terrible experiencia de sufrimiento y duelo personal y familiar en vistas del ideal colectivo y humano universal al que consagró su vida. En sus artículos: «Estamos juntos, por lo tanto, yo existo» de Yehuda Atai y en «Mirar con amor al prójimo- al Otro» de Ziv Goren, nos recuerdan estos autores el hecho básico de la existencia del Otro como el constituyente de nuestro propio ser y, por lo tanto, la necesidad de relacionarnos con los Otros como «hermanos» y no como enemigos en potencia, en base a los escritos de Buber, Levinas, Manitu y Mordejai Rotenberg en Ziv Goren, y fundándose en un análisis filosófico personal que lleva a Yehuda Atai a postular la posibilidad de un nuevo lenguaje basado en una ética igualitaria y pluralista que propone resolver los conflictos con nuestros adversarios no por la fuerza sino por establecimiento de acuerdos.

Todos nuestros proyectos, a mi entender, se proponen renovar fundamentos  teóricos y axiológicos de comprensión humana, responsabilidad moral  y  solidaridad social que existieron en su momento como ideales que encontraron principio de realización en las primeras aliot y en la formación originaria de la sociedad israelí, fundamentos que no llegaron a plasmarse del todo en la vida concreta del estado por distintos motivos, y su renovación puede permitirnos a todos, judíos y no judíos, a tener una vida mejor en esta sociedad. Sin duda, no es fácil retomar y renovar estos ideales, los ideales del sionismo cultural todavía no realizados y del «humanismo hebreo» aquí presentados, pero me parece que en la situación difícil en que nos hallamos vale la pena volver a pensar en estos valores y en estos ideales, conocerlos a fondo, ver la posibilidad de renovarlos de acuerdo a las necesidades actuales y, principalmente, si los aceptamos, tratar de vivir en la práctica a su luz y que no se conviertan en palabras vacías de contenido. Sólo así podremos integrarlos en nuestra búsqueda  de un nuevo –o renovado- pensamiento, de un nuevo –o renovado- lenguaje que permita un diálogo verdadero entre todos los integrantes de la sociedad israelí para forjar un futuro mejor para todos.

 
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