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| jueves enero 30, 2025

El circo del terror


Autor Roberto Lapid

Fuente. Elmundo,.es

Foto Captura de youtube

¿Alguien, en su sano juicio, puede creer que sonreían con placer las rehenes secuestradas por la agrupación yihadista Hamás que fueron liberadas el último sábado?

¿Alguien cree que ellas estaban por su propia voluntad, dentro de ese show circense montado por asesinos terroristas sobre un escenario?

¿Alguien piensa que ellas estaban felices como partícipes de la propaganda terrorista de Hamás y Yihad Islámica?

¿Alguien puede creer que les entregaron regalos en bolsas muy bonitas como suvenir, por simpatía?

¿Alguna persona sensata puede imaginar que los uniformes con los que las disfrazaron, eran de ellas y que levantaban sus manos saludando por decisión propia?

¿Alguna persona con sentido común cree que subieron al vehículo de la cruz roja sonriendo y despidiéndose amablemente de sus captores porque así lo deseaban?

¿Hay quien cree que estas jóvenes raptadas por los terroristas, que en ese momento enfrentaban una enardecida multitud que deseaba fervientemente lincharlas, estaban allí cómodas y felices?

Lo cierto es que esas jóvenes mujeres fueron secuestradas y llevadas a Gaza por la fuerza.

Se las llevaron en pijamas, heridas y ensangrentadas, como los mismos terroristas nos mostraron.

Estuvieron allí más de 470 días y noches en condiciones infrahumanas, sin baño y enjauladas, maltratadas, vejadas y subalimentadas.

Los días que no estuvieron en los túneles de terror las retuvieron en instalaciones de la ONU; atención Mr. Guterres.

Les daban poca agua y solo un pan por día como alimento.

Las torturaban física y psicológicamente.

Solamente las alimentaron, asearon y vistieron antes de devolverlas. Las drogaron para que en ese momento estuvieran dóciles y lucieran despiertas.

Las entregan porque Hamás tiene el agua al cuello, porque el único idioma que el terrorismo islámico comprende es la respuesta con violencia a la violencia que ellos generan.

El espectáculo bochornoso que monta el terrorismo busca acumular simpatías, mostrarse al mundo como heroicos luchadores; piadosos cuidadores de las muchachas secuestradas.

Los periodistas que se amontonan contra ese escenario para fotografiar y filmar a las jóvenes, son terroristas con chalecos donde se lee «PRESS». Ningún periodista occidental se atreve a entrar en Gaza, salvo que lo custodie el ejército israelí.

Los «inocentes civiles palestinos», aparecen de repente con sus uniformes militares negros, sus metralletas rusas, sus vinchas verdes y sus caras cubiertas con pasamontañas, todo comprado con el dinero que rapiñan de occidente.

Los yihadistas mencionan frases como «intercambio de prisioneros» o intercambio de rehenes», cuando la realidad es que Israel, a cambio de los secuestrados, debe liberar asesinos que cometieron horrendos crímenes, que fueron juzgados y encarcelados con las garantías que la ley otorga en una democracia.

El juego psicológico que realizan los terroristas para presionar creando desánimo en la población israelí es cínico y macabro. Mantienen cerrada la información sobre el listado de los secuestrados a liberar hasta pocos minutos antes del evento, para cambiar luego de opinión, retractarse y volver a cambiar; anuncian nombres de rehenes muertos que están vivos y vivos que están muertos.

Los rehenes muertos fueron asesinados por ellos, fusilados o por inanición, por falta de atención o por las torturas infringidas.

El papel de la Cruz Roja Internacional es patético:

Esa organización nunca pidió visitar a los rehenes cautivos del terrorismo.

Nunca intentó acercarles sus medicamentos.

Nunca solicitaron siquiera un listado con la condición física de cada uno.

Son además partícipes del show mediático. No requieren, como deberían, que se les entregue los secuestrados en lugar privado, desconocido y cerrado; para evitar el uso propagandístico de los rehenes y evitar situaciones de peligro frente a las hordas enfervorizadas.

Qatar dice actuar como mediador para que Israel recupere sus ciudadanos secuestrados; pero es en realidad un representante de Hamás, que alberga a sus líderes terroristas en los hoteles 5 estrellas de Doha y transmite sus slogans y mentiras a través de Al Jazeera.

Egipto, otro mediador, ha dejado entrar armas para el terrorismo a través de su frontera con Gaza.

Estados Unidos, también mediador, presiona al gobierno de Israel para que acepte las condiciones del yihadismo islámico.

Muchos son los que refrendan y retransmiten la danza terrorista de engaños, un triste y denigrante espectáculo que habla de la hipocresía, el cinismo y la bancarrota moral de personas, entidades e instituciones que deberían servir al bien común.

 
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