Soldados israelíes en la frontera siria (Foto: FDI)
Tras 19 meses de guerra con Hamás, Israel parece estar adoptando un enfoque diluido: ni se compromete plenamente con la lucha ni negocia fuera del campo de batalla
Editorial de The Jerusalem Post
Se atribuye a David Ben Gurión haber dicho, durante la Segunda Guerra Mundial, que los judíos de la Palestina británica lucharían junto a los británicos contra los nazis como si no existiera el Libro Blanco (que prohibía la inmigración de judíos a Eretz Israel), y que combatirían el Libro Blanco como si no hubiera guerra.
Lo que Israel parece estar haciendo ahora, tras 19 meses de guerra con Hamás, es una versión drásticamente diluida de esa idea: ni lucha con plena convicción, ni negocia sin tener en cuenta la guerra.
El ejército dio a conocer durante el fin de semana la Operación Carros de Gedeón, nombre dado a un esfuerzo más enérgico contra Hamás. El portavoz de las FDI, general de brigada Effie Defrin, declaró el domingo pasado que cinco divisiones de las FDI están operando en Gaza, siendo la primera vez desde finales de 2023 y principios de 2024 que un número tan grande de soldados se encuentra dentro de la Franja.
Como escribió Yonah Jeremy Bob en The Jerusalem Post, el tono de la declaración de las FDI aún parecía dejar margen para las negociaciones con Hamás, para frenar una invasión más amplia y alcanzar un nuevo acuerdo de alto el fuego con liberación de rehenes.
Las FDI tomarían el control total de Gaza
Quizá por ello las FDI se están tomando su tiempo para acelerar el ritmo, mientras se llevan a cabo negociaciones en Doha, Catar entre Israel, Hamás y sus interlocutores.
Dichas negociaciones son, en el mejor de los casos, precarias, con informaciones de que el primer ministro Benjamín Netanyahu amenaza con retirar al equipo negociador si Hamás no muestra disposición a aceptar las condiciones de Israel. Esto coincide con la decisión del primer ministro de reanudar la ayuda humanitaria a Gaza.
Netanyahu también declaró el lunes que las FDI tomarían el control total de Gaza e impedirían que Hamás siga saqueando la ayuda.
Las medidas del gobierno indican que Israel cree que el tiempo corre a su favor: si las negociaciones no funcionan, simplemente seguirá atacando a Hamás hasta llegar a un acuerdo. Pero tras 19 meses de guerra el tiempo se ha convertido en un enemigo para Israel
Todas estas medidas indican que Israel cree que el tiempo corre a su favor: si las negociaciones no funcionan, simplemente seguirá atacando a Hamás hasta llegar a un acuerdo. Pero tras 19 meses de guerra el tiempo se ha convertido en un enemigo para Israel. Si analizamos la situación sin profundizar demasiado, esto podría no ser evidente.
La economía israelí creció un 3,4% en el primer trimestre de 2025, según la estimación preliminar de la Oficina Central de Estadísticas. El PIB per cápita aumentó un 2,2% anualizado, cifra alentadora tras las caídas de 2024, y que podría resultar contradictoria dado que el país está en guerra con miles de ciudadanos llamados a la reserva. Sin embargo, a diferencia de otras guerras como la de 1973, cuando la economía sufrió realmente debido a que un alto porcentaje de la fuerza laboral estaba en el ejército, hoy en día los soldados que han sido llamados a filas una y otra vez representan un porcentaje relativamente pequeño de la fuerza laboral.
Entonces, no existe el riesgo de que la economía pueda colapsar. Sin embargo, la urgencia es evidente en casi todas partes. Cuanto más se prolongue la guerra y aumenten las bajas civiles, más se dañará la posición internacional de Israel y más difícil será el desafío que enfrentan quienes apoyan al Estado judío en todo el mundo para defender la legitimidad de su justa batalla contra Hamás.
Cuanto más se prolongue la guerra y aumenten las bajas civiles, más se dañará la posición internacional de Israel y más difícil será el desafío que enfrentan quienes apoyan al Estado judío en todo el mundo para defender la legitimidad de su justa batalla contra Hamás
La urgencia es evidente cuando se trata de los reservistas, quienes han soportado lo peor de los últimos 19 meses, sirviendo durante meses en Gaza o en el Norte y sacrificando tanto por su país. No son bandas elásticas que se puedan estirar hasta el límite, ser dados de baja y llamados de nuevo al servicio pocas semanas o meses después. Tarde o temprano, la banda elástica se rompe.
Si la incursión en Gaza se intensifica, aumentan las probabilidades de bajas entre nuestras fuerzas. ¿Y cuántos días más podremos despertar con la imagen de hombres jóvenes y sanos perdiendo la vida o mutilados en la Franja?
Pero sobre todo, la urgencia la sienten cada día y cada hora los rehenes que permanecen en Gaza y sus familias, que viven su infierno personal. Para ellos el tiempo es un gran enemigo. Cuanto más se prolongue la guerra sin un acuerdo, mayor será el riesgo para su supervivencia y su regreso a casa.
Por lo tanto, Israel debe decidir. ¿Seguirá avanzando un paso y luego retrocediendo otro, en su doble esfuerzo por derrotar a Hamás y traer a los rehenes a casa, o negociará como si no hubiera guerra y luchará contra Hamás como si no hubiera negociaciones?
Fuente: The Jerusalem Post.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.
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