Por segunda vez, desde que soy columnista de este diario hace 18 años, me tomo la licencia de escribir en primera persona ante el preocupante giro que está tomando el antisemitismo en el planeta y que me afecta personalmente.
Recordemos que la llamada ‘segunda intifada palestina’ que tanto glorifican esos sectores proponentes de la ‘intifada global’, no fue otra cosa que decenas de atentados suicidas cometidos por adolescentes y adultos palestinos indoctrinados en el odio, que dejaron un saldo trágico de más de mil civiles israelíes asesinados.
Las comunidades judías del mundo apoyan al Estado de Israel, su derecho a la defensa y a vivir en paz con sus vecinos, incluido el pueblo palestino. Demandan el inmediato retorno de los secuestrados y el fin del terrorismo. Han apoyado por años la solución de dos Estados al conflicto palestino-israelí, la cual lamentablemente está hoy más lejos que nunca por el calamitoso liderazgo palestino que ha rechazado cuanta propuesta de paz les ha sido presentada. Por un lado, la OLP se mueve en un pantano de ambigüedades frente a la convivencia pacífica con Israel, mientras que Hamás simplemente quiere borrar a Israel del mapa.
Las comunidades judías no son responsables de las acciones del Gobierno de Israel y pueden mantener diversas posturas frente a ellas. No se puede culpar a los judíos del mundo por lo que haga o no haga el Estado de Israel, tal como lo hacen los promotores de la ‘intifada global’ o algunos políticos, periodistas y bodegueros, máxime cuando la desinformación, las exageraciones y las campañas mediáticas hostiles crean una realidad virtual alejada de los hechos en el terreno. Realidad virtual que sirve para amplificar el mensaje de odio y de violencia contra el pueblo judío.
La contracara perversa de la moneda de la ‘intifada global’ violenta la constituyen los llamados irresponsables por parte de figuras de todo tipo a que los judíos se pronuncien sobre las guerras que libra Israel por su supervivencia. “Esperamos un pronunciamiento de la comunidad judía”, dicen, obviamente, esperando que este se alinee con sus propias creencias o prejuicios, arrogándose además el derecho de exigirles a los judíos qué decir o qué no decir.
De acuerdo con la definición de la Alianza Internacional para la Recordación del Holocausto (Ihra), adoptada por centenares de instituciones y decenas de países, incluido Colombia, es antisemitismo “considerar a los judíos responsables de las actuaciones del Estado de Israel”.
Nada cambiará eso.
Marcos Peckel
Profesor de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia. Analista internacional para varios medios en Colombia y el exterior. Colaborador y columnista de El País desde el 2001.
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