Daniel Pipes
The Washington Times
6 de Febrero de 2013
http://es.danielpipes.org/12908/abandona-turquia-occidente
Original en Inglés: Is Turkey Leaving the West?
Los recientes pasos dados por el Gobierno de Turquía sugieren que podría estar preparándose para abandonar el club de democracias de la OTAN en favor de un grupo ruso y chino de estados autoritarios.
He aquí las pruebas:
El logotipo de la Organización para la Cooperación de Shanghái (en chino y ruso). |
Desde el 2007, Ankara solicitó infructuosamente en 3 ocasiones el ingreso como Invitado en la Organización para la Cooperación de Shanghái (o SCO, conocida informalmente como los Cinco de Shanghái). Fundada en 1996 por los gobiernos chino y ruso junto a tres antiguos estados soviéticos de Asia Central (cuatro en 2001), la Organización ha recibido mínima atención en Occidente a pesar de tener enormes aspiraciones en materia de seguridad entre otras cuestiones, incluyendo la posible creación de un cártel del gas. Además, ofrece una alternativa al modelo occidental, de la OTAN a la democracia pasando por el relevo del dólar estadounidense como divisa de cambio. A pesar de esas tres negativas, Ankara solicitó en el año 2011 la posición de «Socio de Diálogo». Logró la aprobación en junio de 2012.
Un mes más tarde, el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogán informaba de su intercambio con el Presidente ruso Vladimir Putin: «Vamos, que nos aceptan entre los Cinco de Shanghái [como miembro formal] y pensaremos lo de la Unión Europea». Erdogán reiteraba esta idea el 25 de enero, destacando los estancados esfuerzos turcos por ingresar en la Unión Europea (UE): «como primer ministro de 75 millones de personas», explicaba, «hay que empezar a buscar alternativas. Es la razón de que el otro día le dijera a Putin: ‘Que nos acepten entre los Cinco de Shanghái; ¡se hace y nos despedimos de la Unión Europea!’ ¿Cuál es el motivo del estancamiento?» Añadía que la Organización para la Cooperación «es mucho mejor, más poderosa [que la Unión Europea] y compartimos valores con sus socios».
Responsables de los seis estados de la Organización para la Cooperación de Shanghái reunidos en Pekín en junio de 2012. |
El 31 de enero, el Ministro de Exteriores anunciaba planes de elevación a la categoría de «Miembro Observador» en la Organización para la Cooperación de Shanghái. El 3 de febrero Erdogán reiteraba su anterior idea, diciendo «Buscamos alternativas» y elogiando «el proceso de democratización» del grupo de Shanghái, mientras menospreciaba «la islamofobia» europea. El 4 de febrero, el Presidente Abdalá Gül retrocedía, afirmando que «La Organización para la Cooperación de Shanghái no es una alternativa a la Unión Europea… Turquía quiere adoptar y respetar los criterios de la Unión Europea».
¿A qué se reduce todo esto?
El cálculo de la Organización para la Cooperación de Shanghái se enfrenta a obstáculos importantes: si Ankara encabeza la iniciativa para derrocar a Bashar al-Assad, la Organización es firme partidaria del acosado líder sirio. Efectivos de la OTAN acaban de llegar a Turquía para encargarse de las baterías Patriot que protegen al país de los proyectiles sirios de fabricación rusa. Más íntimamente, cada uno de los seis socios de la Organización para la Cooperación es firme detractor del islamismo que desposa Erdogán. A lo mejor, en consecuencia, Erdogán habría dejado caer el ingreso en la Organización para la Cooperación de Shanghái para presionar a la Unión Europea; o para ofrecer retórica simbólica a sus partidarios.
El ruso Putin y el turco Erdogán: ¿Dios los cría y ellos se juntan? |
Ambas cosas son posibles. Pero yo me tomo en serio el medio año de aventura por tres motivos. En primer lugar, Erdogán tiene una trayectoria demostrada de hablar claro, que conduce a un importante columnista, Sedat Ergín, a considerar la intervención del 25 de junio «su anuncio más importante» de la historia en materia de política exterior.
En segundo lugar, como señala el columnista turco Kadri Gürsel, «El criterio de la Unión Europea exige a Turquía democracia, derechos humanos, derechos sindicales, derechos de las minorías, igualdad entre sexos, distribución equitativa de la riqueza, participación y pluralismo. La Organización para la Cooperación de Shanghái, en calidad de unión de países gobernados por dictadores y autócratas, no va a exigir ninguno de esos criterios para el ingreso». A diferencia de la Unión Europea, los socios de la organización de Shanghái no van a presionar a Erdogán para que se liberalice, sino que alentarán las tendencias dictatoriales en él que ya temen muchos turcos.
En tercero, la Organización para la Cooperación de Shanghái encaja en su impulso islamista por desafiar a Occidente y soñar con una alternativa a él. La Organización, con el ruso y el chino como idiomas oficiales, tiene una identidad profundamente antioccidental y sus cumbres rezuman opiniones antioccidentales. Por ejemplo, cuando el Presidente iraní Mahmoud Ahmedinejad se dirigió al grupo en el año 2011, nadie rechazó su teoría conspirativa de que el 11 de Septiembre fue obra del gobierno estadounidense «como excusa para invadir Afganistán e Irak y herir a más de un millón de personas». Muchos partidarios replican al analista egipcio Galal Nassar en su esperanza en que la Organización para la Cooperación «tenga oportunidad de decantar a su favor la partida internacional». A la inversa, como ha destacado un funcionario japonés, «La Organización se está convirtiendo en un bloque rival de la alianza norteamericana. No comparte nuestros valores».
Que los turcos avancen hacia el ingreso en el grupo de Shanghái pone de relieve la ya ambivalente pertenencia turca a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, plasmada curiosamente en las maniobras aéreas conjuntas turco-chinas de 2010. Teniendo en cuenta esta realidad, la Turquía de Erdogán deja de ser un socio de Occidente digno de confianza, sino que es más un topo en su centro neurálgico. Si no es expulsada, al menos debería ser suspendida en la OTAN.
Actualizaciones, 6 de febrero de 2013: (1) Quien improvisara los diversos nombres con Shanghái para la organización ruso-china no se dio cuenta probablemente de que en inglés, el verbo to shanghai significa «obligar o inducir mediante engaños a alguien a hacer algo, ir a alguna parte, etc.» ¡Un matiz idóneo para este sexteto semi-delictivo! De no ser un término obsoleto, habría titulado esta tribuna Tangando a Turquía.
(2) Preguntado por la intervención de Erdogán, un portavoz de la Comisión Europea, Peter Stano, se negaba directamente a hacer declaraciones, limitándose a destacar que la intervención que sugiere que Ankara va a renunciar a su ingreso en la Unión Europea para explorar otras opciones es «especulativa». El secretario general del Consejo de Europa, Thorbjorn Jagland, llevaba al extremo las declaraciones: «Puedo equivocarme, pero las declaraciones del Primer Ministro Erdogán representan en realidad un llamamiento a que los europeos asumamos una postura más constructiva y positiva hacia Turquía».
(3) El principal líder de la oposición, Kemal Kiliçdaroglu del Partido Popular Republicano (CHP), rechazaba el 4 de febrero la apuesta de ingreso en la Organización para la Cooperación: «La propuesta de ingreso en la Organización es incorrecta e inconsistente. Nos orientamos hacia Occidente, no hacia Oriente.
No es algo nuevo, desde 1071 nuestro objetivo es orientarnos hacia Occidente. No hablamos geográficamente al decir Occidente, sino hacia la modernidad y la civilización». La Batalla de Malazgirt tuvo lugar al este de Anatolia en el 1071 y supuso la primera victoria militar turca en Anatolia. «Consideramos la Unión Europea un proyecto de modernización».
(4) Erdogán ofrecía ayer una explicación del motivo de que la Unión Europea no haya permitido el ingreso entre los suyos de Turquía: a lo mejor la unión «duda porque los socios no podrán hacer lo que quieran cuando ingrese Turquía». Sus insinuaciones claras y ligeramente sorprendentes son que (1) los europeos sin los turcos son insensatos, y (2) Ankara tiene intención de cambiar la Unión Europea de forma fundamental a su ingreso.
(5) Haciendo hincapié en que «¿No estamos con estos países en la OTAN?» Erdogán pasaba a destacar en la misma intervención que Turquía, en calidad de único socio de la OTAN con mayoría de población musulmana (cosa que no es: Albania también lo es), «impediría los errores de la OTAN. Así, contemplamos los pasos hacia el ingreso de Israel en la OTAN. Impedimos eso. Tenemos nuestros propios límites. Para nosotros, implicarnos con Israel en la OTAN nunca es aceptable. Estar en un concierto tan cruel representaría un conflicto con nuestra estructura, nuestra historia y nuestra cultura». No solamente afirma Erdogán que impidió el ingreso de Israel en la OTAN, sino que dice haber jugado un papel decisivo dentro de la OTAN — algo que encuentro bastante creíble.
Cuando se añade la apuesta de Erdogán en Shanghái y la amenaza telegrafiada de Davutoglu hace unos días diciendo que «Turquía no permanecerá pasiva ante un ataque israelí a cualquier país musulmán», estas declaraciones ponen de relieve una cúpula turca inflexible que cree poder hacer y decir casi cualquier cosa que le apetezca. Y puede.
(6) A juzgar por la intervención de ayer en Hungría, a Erdogán parece haberle dejado de importar lo que piensen los europeos. Hablando a tenor de la República de Chipre reconocida internacionalmente, anunciaba que «el sur de Chipre no es un estado, es una administración. Chipre como país no existe. Existe la Administración Griega del Sur de Chipre, y existe la República Turca del Norte de Chipre al norte de la línea verde».
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