Azi Wolfenson, es uno de los más destacados ingenieros del mundo en el último medio siglo. De nacionalidad peruana, además de innovador, creativo, docente, multipremiado por su profesión, también es un pensador y autor de editoriales y ensayos culturales y políticos. A raíz de los desbordes antisemitas cada día más violentos del actual presidente de España, Wolfenson escribió la semana pasada un editorial contundente y preciso del cual compartimos algunos de sus pensamientos:
“El antisemitismo del presidente español es evidente, pero para lograr mantenerse en su cargo no ha encontrado mejor modo que seguir los pasos del antiguo Torquemada y del moderno Hitler acusando a los judíos y al estado de Israel de todos los problemas y crímenes del mundo. Encontró la perfecta cortina de humo para distraer la opinión pública de su país de los delitos de corrupción, mal manejo, apoyo al terrorismo por el que se les acusa a su familia, a sus allegados y a él mismo. Sr. Pedro Sánchez, si usted fuera un español que quisiera a su país y a su pueblo no se haría el olvidadizo de que cuando se produjo el mayor atentado terrorista en España (11 de marzo de 2004) en que murieron asesinadas 192 personas y alrededor de dos mil resultaron heridas, el primer país que acudió en su auxilio fue Israel mientras los “palestinos” a los que usted tanto ama aplaudían el atentado y bailaban en las calles festejando el hecho. Tuvo usted estos días la desfachatez de lamentar la ausencia de una bomba nuclear española para lanzarla sobre Israel y tiene el cinismo de hablar de genocidio. Con todo respeto Sr. Sánchez espero que tenga usted un juicio justo y lamentaré que no pueda cumplir en la totalidad con la condena que se merece porque no creo que sea usted inmortal”.
Wolfenson compara al gobernante español con Torquemada y con Hitler. Torquemada quemó libros y personas como gran ejecutor de la Inquisición. Hitler quemó libros de autores judíos, y luego quemó a millones de judíos liderando la Shoá. Hamas no entiende de libros, pero sí de quemar judíos, y lo hizo y lo filmó y lo divulgó como una gran conquista el 7 de octubre de 2023. Sánchez dijo el 8 de setiembre: “España, como saben, no tiene bombas nucleares, tampoco tiene portaaviones ni grandes reservas de petróleo. Nosotros solos no podemos detener la ofensiva israelí.
Pero eso no significa que no vayamos a dejar de intentarlo. Porque hay causas por las que merece la pena luchar, aunque no esté en nuestras únicas manos ganarlas”. Quiere seguir los pasos de Torquemada, Hitler y Hamas, pero para ello desearía tener una bomba nuclear.
Europa tiene siglos de historia de persecución y asesinato de judíos. Hoy, hay países europeos donde el antisemitismo violento comete crímenes y agresiones un día sí y otro también. Pero sus presidentes no dicen que quieren exterminar a los 9 millones de judíos que viven en Israel con una bomba nuclear, sino que, algunos con hipocresía, otros con cierta honestidad, obligan a que se cumpla con la ley penal contra los antisemitas que campean desde la península ibérica hasta lo más lejos del este, pasando por los más de 30 países del continente.
Quizás la impunidad, quizás la omnipotencia, o las dos cosas, ha hecho que Sánchez redoble sus apuestas. La competencia internacional del ciclismo que tuvo sede en España tuvo todo tipo de agresiones contra el equipo de Israel y su comitiva, se suspendieron varias etapas, la última no pudo terminar, y todo ello porque las turbas antisemitas se lanzaron a las calles de las ciudades españolas para retornar a la Inquisición. ¿Cómo lo pudieron hacer? Lo explicó muy claramente la UCI (Unión Ciclista Internacional) cuando este lunes pasado emitió un comunicado dirigido directamente a Sánchez. “Desde la llegada de la carrera al territorio español, la Vuelta Ciclista se ha visto perturbada casi a diario por acciones violentas, intrusiones de individuos en el pelotón, lanzamiento de orina y puesta en peligro de los corredores, atentando contra su integridad física, ya que algunos sufrieron caídas, lesiones y se vieron obligados a abandonar la prueba. Lamentamos asimismo que el presidente del Gobierno español y su equipo hayan respaldado acciones realizadas en el marco de una competición deportiva y que, en algunos casos, hayan expresado su admiración hacia los manifestantes. Esta postura contradice totalmente los valores olímpicos de unión, respeto mutuo y paz”.
¿Qué dijo Sánchez ante el bochorno que sometió a España creyendo que es el dueño del país y que la opinión de más del 50% de la población no apoya ni a su partido ni a su megalomanía? “Sentimos una profunda admiración por nuestros ciclistas, pero también por una sociedad civil que se moviliza contra la injusticia y defiende su idea de forma pacífica”. Y era lógico que defendiera a la turba antisemita. Si unos días antes quería exterminar a un Estado, ¿qué es lo que no haría después? Sin embargo, no terminó ahí. Esta misma semana logró que España anunciara que si Israel clasifica al mundial de fútbol de 2026, España no se presenta. Algunos observadores políticos señalaron que era una agresión más porque se sabe que hoy por hoy Israel tiene ya pocas posibilidades de clasificar. Pero se equivocaron. Cuando alguien de su investidura llega a seguir el derrotero de Torquemada, siente que no hay líneas rojas que no pueda pasar, así que España también amenazó a los organizadores de Eurovisión, que, si aceptan a Israel en 2026, España no participa. Si estuviera en manos de Sánchez (no de España, no confundamos la democracia española con su presidente actual y menos con su partido) decidir quienes participan en festivales de música, o en torneos de fútbol o de cualquier otro deporte, procedería como Hitler.
Los nazis tuvieron impunidad para hacer sus Olimpiadas en 1936 de la mano del presidente del Comité Olímpico de entonces, el estadounidense Avery Brundage. Hoy, Sánchez siente que tiene impunidad. Su barbarismo de lamentación de no tener una bomba nuclear para terminar con la existencia de Israel no fue respondido por nadie en una Europa que hoy pisa más barro que césped.
El rey de España, de visita en Egipto esta semana, declaró en El Cairo: “El último episodio de este conflicto, desencadenado por el brutal ataque terrorista contra Israel hace ya casi dos años, ha proyectado una sombra demasiado larga y ha provocado una respuesta con innumerables víctimas, que ha degenerado en una crisis humanitaria insoportable, el sufrimiento indescriptible de cientos de miles de inocentes y la devastación total de Gaza”. Este pensamiento de la monarquía dejó muy conforme al presidente egipcio obviamente y no avala la lista de antisemitismo que escribe Sánchez a diario.
El monarca de España, si bien comienza recordando que Hamas comenzó la guerra (algo que en Europa es difícil de encontrar en muchas de sus autoridades) golpea duro a las acciones de Israel para derrotar a quien lo agredió y para rescatar a los rehenes que siguen (los que están apenas vivos) languideciendo en las mazmorras de las familias de palestinos de Gaza que los retienen y torturan a placer. La crisis y el sufrimiento del que habla Felipe VI es la crisis y el sufrimiento que ha causado Hamas que no sólo tiene rehenes judíos sino a toda la población de Gaza secuestrada, robándole comida y medicamentos, y negándose a instancias de Qatar, su protector, a hacer siquiera un alto el fuego. El discurso del rey necesita un culpable. Y ya sabemos quiénes son culpables para más de un vasto sector de España desde hace más de 500 años.
Hace 48 horas, el canciller alemán, Friedrich Merz, habló en la reapertura de una sinagoga de Múnich, sobre las atrocidades cometidas durante el Holocausto. Merz citó a Hannah Arendt, diciendo: “Esto simplemente no debería haberse permitido entre nosotros, los humanos”, cuando se le quebró la voz por varios instantes.
Ayer, la presidenta de la Comisión Europea Úrsula Von der Leyden anunció que la Comisión suspenderá todos los pagos bilaterales a Israel, y tiene la intención de proponer la suspensión parcial del Acuerdo de Asociación UE-Israel e imponer sanciones.
Hace 30 años Huntington escribió: “El choque de civilizaciones dominará la política a escala mundial. Y, a medida que la gente se vaya definiendo por su etnia o su religión, Occidente se encontrará más y más enfrentado con civilizaciones no occidentales que rechazarán frontalmente sus más típicos ideales: la democracia, los derechos humanos, la libertad, la soberanía de la ley”. Los que se miran al espejo en Europa como lo hemos analizado hoy, son los menos. Por eso, están descarrilando hace tiempo.
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