El presidente francés, Emmanuel Macron, como una forma de remontar su impopularidad entre los votantes franceses que abarca a ciudadanos de origen árabe y a fieles musulmanes, viene adelantando un grave error. De esta manera, Macron anunció que, durante la Asamblea General de la ONU, oficializará un reconocimiento del estado palestino. Desde su temprano anuncio a mediados de julio ha sumado a algunos países más que afirmaron que lo seguirán.
Adelantándose al evento de Naciones Unidas y al propio Macron, Gran Bretaña, Canadá y Australia reconocieron oralmente al ficticio estado palestino, otorgando una injusta recompensa al terrorismo de Hamas. El primer ministro inglés, Keir Starmer, con enorme ceguera política, aseguró que el reconocimiento busca “revivir la esperanza de paz entre palestinos e israelíes, y una solución de dos Estados”. Más o menos por esa equivocada senda siguieron el canadiense Mark Carney y el australiano Anthony Albanese. Desde hace años, numerosos países han venido reconociendo al imaginario estado, pero en esta oportunidad lo están haciendo países más cercanos al Estado de Israel.
Un asunto que no podemos obviar es que Gran Bretaña tuvo una gran responsabilidad histórica en el conflicto palestino israelí, prometiendo y ofreciendo territorios a un lado y a otro, pero especialmente a los árabes. Recordemos que parte de lo que se conoció como la Palestina histórica fue entregada a los hachemitas para que establezcan un país anteriormente inexistente en esas tierras, nos referimos a Transjordania, que luego se transformó en Jordania.
El gobierno de Portugal, liderado por el primer ministro, Luís Montenegro, también anticipó que reconocerá a un “Estado de Palestina” un día antes de que comience la Asamblea de la ONU. Sin embargo, el partido de los demócratas cristianos lusos CDS-PP, que conforma la gobernante Alianza Democrática en Portugal, afirmó que, por ahora, no considera adecuado ese reconocimiento. Pese a que el partido que dirige el ministro de Defensa portugués, Nuno Melo, es favorable a la solución de dos Estados, precisamente este momento no resulta oportuno, sobre todo teniendo en cuenta que Hamas, siendo gobierno en Gaza, el 7 de octubre de 2023, perpetró un ataque terrorista de proporciones sumamente crueles, generando más de 1.200 muertos, numerosos heridos y afectados, y todavía, a casi dos años del asalto, quedan unos 48 secuestrados en manos de terroristas gazatíes.
En este preciso momento ese reconocimiento constituye un gravísimo traspié que cometen ciertos países; en primer lugar, significa darle esa victoria al grupo terrorista y yihadista Hamas. Le están demostrando que, con generar actos bárbaros, de descomunal violencia, pueden lograr ciertos objetivos que ellos, los terroristas y demás grupos palestinos ni siquiera se han propuesto y que, para el islam radical, no configura una meta. Además, los envalentona para no rendirse y mucho menos entregar sus armas. Este inoportuno reconocimiento va en contra de la paz, pues resulta ser un incentivo gratificante para la furia fundamentalista y les demuestra que no necesitan negociar la liberación de los aún israelíes secuestrados.
Justamente, el Foro de Rehenes y Familias de Desaparecidos rechazó el reconocimiento incondicional por parte de algunos países a un estado palestino, mientras no han hecho nada por los 48 rehenes que aún permanecen en las brutales manos de Hamas. Señalaron: “Como familias que anhelan profundamente la paz en la región, creemos que cualquier debate sobre el reconocimiento de un estado palestino debe estar sujeto a la liberación inmediata de todos los rehenes”. A lo que podemos agregar que este reconocimiento debería darse después de la rendición de Hamas y la entrega de sus armas. De hecho, constituye un imperativo para el propio bienestar de los ciudadanos israelíes y de los mismos palestinos, no sólo desarmar, sino desmantelar, sin excepción, a todos los grupos terroristas entre ellos Hamas y Yihad Islámica.
Tampoco nos debemos olvidar de los movimientos terroristas de izquierda, como Fatah que, con Mahmoud Abbas como presidente de la Autoridad Palestina, lleva mandando más de 20 años, pese a haber sido electo por un período de cuatro; y, tengamos presente que, durante muchos años viene pagando sueldos de por vida a los terroristas o a sus familias por atentar contra judíos.
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