Egon Friedler
La Republica. Uruguay
11 de enero, 2011
Khuzestán, una de las 30 provincias de Irán, situada en el sudoeste del país, y lindante con Irak y el Golfo Pérsico, es una zona de gran importancia estratégica, muy rica en petróleo y en gas natural. El pueblo de Khuzestán o de Ahwaz, como es conocido por el nombre de su capital, está integrado en una proporción de más del 50% por minorías, entre ellas una importante minoría árabe sunnita, que se siente muy discriminada por el régimen que hace todo lo posible por oprimir su identidad y asimilarla al idioma y la cultura persa y a la rama chiíta del Islam.
Los “ahwazíes”, como se denominan a sí mismos los árabes del Khuzestán, miran con nostalgia al breve período que terminó en 1925 en que había un emirato de Ahwaz independiente y se quejan amargamente de que los recursos naturales existentes en su territorio son explotados para el solo beneficio del gobierno teocrático de Teherán.
Los “ahwazíes” son de hecho ciudadanos de segunda clase en Irán, y se les obliga desde la infancia a estudiar el persa como única lengua y todas las reclamaciones de defensa de su lengua, cultura y tradiciones son tachadas de separatismo y de amenaza a la seguridad e integridad del país.
El mundo no se enteró o no se quiso enterar, pero en abril de 2005 tuvo lugar un levantamiento no violento conocido como la “intifada ahwazi” y desde entonces la ya existente política de represión del régimen se hizo aún más rígida. Según fuentes disidentes de la emigración, desde el levantamiento de 2005 hasta abril de 2009, 151 ahwazíes fueron asesinados por las fuerzas de seguridad iraníes y sólo en 2006, 21 activistas políticos y de Derechos Humanos ahwazíes fueron ejecutados públicamente, siendo inútiles todas las gestiones humanitarias de la Comisión Europea y otros organismos internacionales. En 2008, Amnistía Internacional denunció que de los cientos de ejecuciones en Irán, decenas fueron de activistas árabes ahwazíes.
Una queja frecuente contra el gobierno de Ahmadinejad es que son muy frecuentes los desalojos y las expropiaciones de tierras, que son entregadas a colonos personas para alterar el equilibrio demográfico de la región.
En julio de 2005, un delegado especial sobre cuestiones de vivienda de las Naciones Unidas visitó Khuzestán y en su informe sostuvo que proyectos industriales y agrícolas habían desplazado a los árabes de sus tierras, por lo que habían recibido compensaciones que están muy por debajo del valor de mercado. Asimismo señaló que se crearon nuevos proyectos, como la flamante ciudad de Shirinshah para obreros no-árabes procedentes de Yazd, mientras los habitantes locales tienen problemas de desempleo y de viviendas precarias y ruinosas.
El informante de la UN, Milún Kothari, también llamó la atención sobre los Laks, un pueblo iraní indígena de Khuzestán. Los llamó “un pueblo muy carenciado…que vive en condiciones muy difíciles, sin acceso al agua y a un adecuado sistema sanitario. Sin embargo, muy cerca de ellos, hay vecindarios con servicios muchísimo mejores”.
Otra queja reiterada de los ahwazíes se refiere a los cambios de nombres de ciudades y aldeas, lo que es considerado parte del esfuerzo persa por borrar la herencia árabe de la provincia.
Incluso en los temas en que aparentemente las autoridades están de acuerdo con los árabes de Khuzestán hay choques. En enero de 2009 en relación con las hostilidades entre Israel y Hamas en Gaza, ONG´s ahwazíes organizaron una manifestación pacífica de solidaridad con los palestinos. El régimen de Teherán, que había organizado su propia manifestación, la reprimió duramente.
¿Cómo se explica que todo esto pase y el mundo árabe y musulmán, tan sensible a todo ataque real o imaginario, no reaccione en absoluto? ¿ Cómo es posible que la Liga Árabe, con sus 22 países, no defienda a los árabes de Khuzestán?
¿Cómo es posible que Irán, el gran campeón de la causa palestina, cuyo presidente juega a ser más árabe que los árabes, oprima a los propios árabes en su territorio? Después de todo, el Irán shiíta no tiene problemas en apoyar con armas y propaganda al ultra-sunnita Hamas. ¿ Porqué habría de oprimir a sus propios sunnitas?
La respuesta es muy sencilla. La Liga Árabe trata de minimizar los conflictos propios y concentrar las baterías en el chivo emisario universal : Israel. Eso evita tener que responder ante los pueblos por la corrupción, los malos gobiernos, el atraso, la incapacidad de responder a las necesidades del desarrollo y la modernidad. Los palestinos se han convertido en el gran pretexto para la expansión de Irán en el Medio Oriente y en la gran excusa universal para todos los males del mundo árabe. Una crítica a Irán podría despertar otras críticas y en la cultura tribal del Islam se trata de salvar el “honor” y de barrer bajo la alfombra todo lo que pueda ser una culpa. No existe el reconocimiento del error ni la autocrítica. Los culpables son siempre los infieles.
Esto puede explicar la actitud de árabes y musulmanes. Pero no explica en absoluto la indiferencia del mundo frente a estos extremos de cinismo.
Difusion: www.porisrael.org
No fueron los rabinos de Iran los que condenaron el esl sionismo Israeli????