Egon Friedler
La Republica
30.6.2013
Los regímenes de Egipto y Turquía se parecen cada vez más, un hecho totalmente lógico ya que ambos tienen la misma matriz ideológica: los Hermanos Musulmanes. La adhesión ideológica del partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) turco a la ideología del partido de gobierno egipcio no es tan conocida, pero no escapa a los observadores bien informados. Y como conviene recordar, el fundador de los Hermanos Musulmanes Hassan el Banna fue un entusiasta admirador de Hitler y el nazismo. Y su continuador, Sayyid Qutb, que murió ahorcado por Nasser en 1966, fue el ideólogo de la “Jihad” o guerra santa contra el mundo no-musulmán. O sea que de alguna manera, aunque ambos gobernantes tengan profundas diferencias tácticas con “Al Qaeda” su objetivo final es el mismo: un mundo regido por el Islam.
Sin duda, tanto Recep Tajjyp Erdogan como Mohamed Morsi dicen ser demócratas y ambos han sido elegidos democráticamente. Pero si hay algo que ha caracterizado siempre a los Hermanos Musulmanes es su gran flexibilidad táctica y su pragmatismo, lindante en el oportunismo. La definición de Erdogan de la democracia como un tren que lleva al poder y del que oportunamente es posible bajar, es suficientemente elocuente, del mismo modo en que es elocuente su peculiar idea de que la mayoría tiene todos los derechos y la minoría ninguno.
Como escribe en un editorial del 21 de junio el diario liberal turco “Hurryet” : “Turquía se ha convertido en un país en el que el partido de gobierno que representa a la mitad del electorado utiliza la fuerza policial (y si es necesario, la militar) para reprimir de la manera más brutal a la otra mitad del electorado, que ha lanzado una insurrección masiva contra el creciente autoritarismo del gobierno.” Algo similar podría escribirse sobre la situación en Egipto.
Erdogan al igual que Morsi, ha radicalizado a su pueblo y lo ha dividido en dos mitades enfrentadas: los conservadores religiosos, por un lado y los seculares liberales, por otro. Ambos han recurrido a duras medidas represivas. Turquía es uno de los países con más periodistas presos en el mundo, mientras en Egipto, la ola de violaciones de mujeres manifestantes contra el gobierno ha logrado disminuir drásticamente la presencia femenina en acciones de protesta.
Por supuesto, hay diferencias profundas en la situación de los dos países musulmanes sunnitas. Turquía vive una situación económica floreciente en comparación con la estancada economía egipcia. El tema del desempleo es mucho más dramático en Egipto que en Turquía. Mientras en Turquía el ejército ha sido considerablemente debilitado y su rol de guardián celoso de la tradición secular de Ataturk pertenece al pasado, en Egipto el ejército sigue siendo una fuerza muy poderosa que controla gran parte de la economía del país. El gobierno de Morsi solo lleva un año en el poder y está muy lejos de haber consolidado su posición, mientras Erdogan ganó las elecciones de 2002, del 2007 y el 2011 y ya lleva un tercer período de gobierno, algo sin precedentes en su país. Por lo demás, hay una gran diferencia de personalidades. Mientras el autoritarismo de Erdogan tiene un fuerte ingrediente de vanidad personal, el de Morsi solo representa a la conducta política de su movimiento. Erdogan es el jefe indiscutido en su partido y en su gobierno mientras Morsi rinde pleitesía al Guía Supremo, Dr. Mohamed Badie, lo que ha irritado mucho a votantes de otros partidos.
Por lo demás, tanto los islamistas de Egipto como los de Turquía juegan muy fuerte en la competencia por la hegemonía en el mundo musulmán y en el Medio Oriente y ambos tienen posiciones radicales respecto a Israel. Sin embargo, como por distintas razones, tanto Turquía y Egipto necesitan mantener buenas relaciones con los Estados Unidos, esta hostilidad no ha aflorado demasiado en el último tiempo, aunque Erdogan no ha ocultado su acercamiento a Hamas.
Pero si hay algo que caracteriza a ambos países es que su filosofía política está esencialmente reñida con la modernidad, la democracia y el mundo actual, abierto, tecnológico y globalizado, el mundo al que su juventud pugna por ingresar y que está totalmente reñido con los obsoletos sueños teocráticos de sus dirigentes.
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.