Una ONG israelí que trabaja con extrema discreción envió 70 toneladas de artículos médicos, 670 toneladas de alimentos, 300.000 comidas pre-elaboradas, 20 toneladas de medicamentos y especialistas en cuidados post-traumáticos a refugiados sirios desde el comienzo de la sangrienta guerra civil.
La ONG no identifica a sus miembros y sólo es conocida como IL4Syrians.
“La dura realidad en la que trabaja la organización es en beneficio de las víctimas de las atrocidades de Bashar Assad, una realidad que nos exige trabajar con extrema discreción y ocultar nuestras identidades. Eso es para proteger las vidas de los miembros de nuestros equipos y las de los contactos locales y para asegurar que a las víctimas les lleguen suministros vitales como alimentos y medicinas”, dice el sitio Web de la ONG.
El grupo está integrado por unos 1.200 voluntarios, e incluye médicos, payasos médicos, especialistas en atención post-traumática (que entrenan a enfermeros y trabajadores sociales a dar atención en los campamentos de refugiados) y personas comunes “que aman su patria y creen en una cultura y tradición judías que valora un respeto compasivo y de mente abierta hacia la dignidad y santidad de la vida humana”.
La ONG define su misión así: “Nadie pide permiso para matar. Nosotros no pedimos permiso para salvar vidas”.
Aunque el grupo de voluntarios ha estado trabajando desde hace más de un año no se ha informado mucho acerca de ellos por temor a poner en peligro su trabajo. En la últimas semanas comenzaron a a parecer en la prensa algunas mínimas referencias citando las actividades de la ONG y solicitando donaciones. Un reportero israelí se unió al grupo en una misión a un campo de refugiados sirios y encontró con una reacción mezclada cuando los refugiados oyeron que estaban recibiendo ayuda de israelíes.
Según el sitio Web de la ONG, han llevado alimentos (arroz, aceite, harina, lentejas, pastas, alimentos enlatados), colchones, frazadas, cantimploras y chapas de zinc para construir viviendas temporarias; elementos de higiene (jabón, pasta y cepillos de dientes, papel higiénico), ítems médicos de emergencia (soluciones salinas, vendas) y llevaron a cabo operaciones que salvaron muchas vidas.
También entrenaron a jóvenes sirios en fotografía digital y donaron cámaras para que los refugiados puedan “tomar fotos que la aprensa querrá ver” al tiempo que les enseñan “a tratar de que no les sigan el rastro para no correr peligro”.
Pero los voluntarios mismos se ponen en peligro al entrar a un país que tiene la entrada estrictamente prohibida para israelíes. Hablando con el Jerusalem Post uno de los voluntarios dijo: “Todos somos padres, todos tenemos familia, y todos comprendemos las consecuencias si alguna vez tenemos problemas, pero la opción de hacer esto, de sentir que uno está en el lugar correcto en el momento correcto y que uno está ayudando a introducir un cambio significativo es muy remunerador espiritualmente”.
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