Así como las sanciones trajeron a los iraníes a la mesa de deliberaciones, esas mismas sanciones los obligarán a abandonar su sueño de convertir a su país en una potencia atómica. ¿Por qué entonces aliviarlas si son tan eficientes?. ¿Porque no incrementarlas para estimular al proceso?
Barack Obama, Presidente de los EEUU., sin proponérselo está imitando a Neville Chamberlain, Primer Ministro del Reino Unido desde mayo 1937 a mayo 1940, quien, en su intento de evitar la guerra, el 30 de septiembre de 1938 después de la conferencia de Munich volvió «triunfante» a su país, blandiendo un documento de paz con promesas que Hitler no cumplió. Con ese documento, Hitler ganó un valioso tiempo a costa de la ingenuidad de Inglaterra. Si en aquel entonces los aliados hubieran combatido a Alemania, la segunda guerra mundial no hubiera costado tantas vidas y la victoria aliada hubiera llegado con más rapidez, pues los nazis todavía no estaban tan fortalecidos.
Como lo hizo Chamberlain frente a Alemania, Obama hace esfuerzos para evitar la guerra obrando con ingenuidad frente a Irán. Tal como la guerra vino en aquel entonces, la guerra vendrá ahora si es que se llegan a aliviar las sanciones impuestas a Iran, porque es justamente lo que ese país trata de obtener para seguir con sus planes bélicos sin que tanto les duela. Y será una guerra muy difícil para occidente, porque Irán no será el mismo de ahora, ya será la potencia atómica que sueña ser.
Los EEUU. están cayendo en la treta que Irán les tiende, treta en la que Israel no está dispuesto a caer. Son tremendos los esfuerzos que Israel hace para abrirle los ojos a su tradicional amigo, por que si le sucede lo que a Inglaterra le sucedió y se deja llevar por promesas, o por dudosas acciones que no demuestran con certeza que su programa atómico no tiene intenciones guerreras, la guerra será inevitable, el mundo se perjudicará y podrá ser nefasto para Israel.
En el hipotético caso que ya estén en poder de una o varias bombas atómica, los iraníes no tendrán inconvenientes en desmantelar los laboratorios que las produjeron para satisfacer, sin temor a ser descubiertos, las demandas de occidente a cambio de la suspensión de las sanciones. Pero para ello también necesitan del tiempo que piensan ganar mientras se conversa. De cualquier forma, tengan las bombas o en vías de conseguirlas, Irán necesita de las conversaciones para ganar tiempo.
Y muy penoso será para el mundo y muy triste para Obama, si en su papel de pacifista después que obtenga el papel firmado por Irán, se convierta en el papelón del siglo 21 como lo fue Chamberlain en el siglo 20.
Samuel (Milo) Auerbach
Natanya Israel
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