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| lunes noviembre 25, 2024

Parasha Vaiakel


parasha

Moshe reúne al pueblo de Israel y reitera el mandato de observar el Shabat. Luego les transmite la orden Divina de construir el Mishkán (Tabernáculo).

El pueblo dona los materiales requeridos en abundancia, trayendo oro, plata, cobre, lana teñida de colores azul, púrpura y rojo, pelo de cabra, lino, pieles de animales, madera, aceite de oliva, hierbas y piedras preciosas. Moshe se ve forzado a pedirles que dejen de traer.

Un grupo de artesanos de “corazones sabios” construyen el Mishkán y sus utensilios: tres capas de cobertura en forma de techo; 48 paneles recubiertos de oro para las paredes, 100 bases de plata para el fundamento; el Parojet (cortina) que separa entre los dos cuartos internos del Santuario y la Masaj (pantalla) que va en el frente; el Arca y su cobertura con los Querubím; la Mesa y el Pan de Rostros; la Menorá de siete brazos con su aceite especialmente preparado; el Altar de Oro y el incienso en él quemado; el Aceite de Unción; el Altar Externo para las ofrendas quemadas y todos sus utensilios; las cortinas, postes y bases para el Patio; y el Kior para el lavado ritual, junto a su pedestal, hecho de espejos de cobre.

Moshe hace un recuento del oro, plata y cobre donado por el pueblo para la construcción del Mishkán. Betzalel, Ahaliav y sus asistentes confeccionan las Ocho Vestimentas Sacerdotales – la túnica larga de lino, los pantalones de lino, el turbante de lino, el cinturón, el delantal de lana, la placa del pecho, la túnica de lana y la placa de oro para la frente, de acuerdo a las especificaciones dadas a Moshe en la parashá Tetzavé.

El Mishkán es completado junto a todos sus componentes y traído frente a Moshe, quien lo erige y unge con Aceite de Unción e inicia a Aarón junto a sus cuatro hijos en el sacerdocio. Una nube aparece sobre el Mishkán, significando que la Presencia Divina vino a morar dentro de él.

 

NADIE ES MÁS IMPORTANTE ANTE DI-S

Dos maestros artesanos fueron designados por Di-s para dirigir las obras de construcción del Mishkan: Betzalel ben Uri, de la tribu de Judá y Ahaliav ben Ahisamaj de la tribu de Dan.

El primero era un “arstócrata”. Su tribu descendía de Lea, esposa de Jacob. El segundo provenía de Dan, tribu descendiente de una de las concubinas de Jacob.

Sin embargo Di-s no vio sus orígenes, sino sus capacidades, sus virtudes.

Así también debemos proceder nosotros: Nuestro prójimo no vale por su procedencia, por su “alcurnia”, sino por sus capacidades y por lo que puede lograr por medio de ellas, y en eso somos todos iguales.

Para dar un ejemplo simple: Un médico puede realizar una complicada operación de corazón, pero, ¿puede llegar a forjar un bisturí? Para pensarlo.

 

¿Por qué hacemos esto?

 

Parashá Vaiakel tiene al comienzo unos pocos versículos relacionados con Shabat, y todos los versículos restantes tratan acerca de la construcción del Tabernáculo. Gracias a esta yuxtaposición, nuestros sabios aprenden que está prohibido construir el Tabernáculo en Shabat. No obstante, uno podría pensar que dado que el Tabernáculo representa un medio a través del cual el individuo puede obtener una relación más profunda con Dios, su construcción debería estar por sobre las leyes de Shabat. Sin embargo, esto no es así. ¿Por qué?

Creo que la razón es porque la acción de “construir” es, al final de cuentas, un acto mundano. Y cuando nos involucramos en algo mundano, independientemente de si tiene un propósito significativo o no, es muy fácil olvidarse por qué lo estamos haciendo.

Una enfermera puede extraer sangre el día entero y convertirse en una extractora de sangre en vez de en alguien que está ayudando a salvar vidas. Un voluntario en países del tercer mundo que cava zanjas para el riego puede convertirse en un cavador de zanjas en vez de en alguien que está ayudando al desarrollo de la nación. Y una persona que construye el Santuario para Dios puede terminar viéndose a sí mismo meramente como un constructor.

Shabat es el día en que nos detenemos y recordamos. Es el día que dejamos de hacer lo que hacemos diariamente y recordamos el motivo por el cual lo hacemos. Si la respuesta que obtenemos es positiva, entonces Shabat nos ayudará a agregar significado a la semana. Y si la respuesta que obtenemos no es positiva, entonces Shabat (esperemos) nos ayudará a redirigir nuestra vida hacia logros significativos.

Si no nos detenemos en Shabat para reenfocarnos, entonces incluso la construcción del Tabernáculo de Dios podría perder su significado para nosotros. Cuánto más aún con respecto a las demás tareas en las que nos vemos involucrados constantemente. Por lo tanto, es vital tener esa perspectiva – cada semana, sin excepción.

 

El Rebe coloca la escalera, pero subir los peldaños es menester de los jasidim a través de su propio esfuerzo.

 

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