Para las organizaciones de Derechos Humanos, no todos los seres humanos son iguales.
Bernardo Ptasevich
Parece que para las organizaciones que se jactan de defender los derechos humanos, sólo algunos humanos merecen ser o son humanos de verdad. Para ellos, los únicos benefactores de su defensa son los que han sido afectados de alguna forma por Israel en sus acciones de defensa contra terroristas o de esos enemigos que desean secuestrar soldados, civiles o explotarse para matar ciudadanos judíos. Esos si merecen los titulares de los diarios, toda la atención y el apoyo económico de esas supuestas organizaciones legales.
Sin embargo, en los últimos meses nos hemos aburrido de ver en vivo y en directo las peores violaciones que una persona pueda sufrir, no sólo la muerte, el asesinato, las agresiones, detenciones, ejecuciones, y todo tipo de barbarie, sino también la violación sexual, el abuso a periodistas y personas que nada le han hecho a los atacantes.
Parece que una mujer por el solo hecho de ser bonita o cumplir su trabajo de periodista merece ser abusada sexualmente por una turba de degenerados, violadores, asesinos y violentos, delincuentes de la peor calaña. Unos pocos titulares y una foto con un vestido escotado es lo que la mayoría de los medios han mostrado, como dejando entender que estaba así vestida cubriendo los episodios de Egipto, como sugiriendo con esa foto de archivo que la periodista se buscó lo que le pasó, poniendo como siempre a la víctima en posición de culpable y a los culpables asesinos y violadores como unos pobres desgraciados que no saben lo que hacen y a los que se les justifica todo por ser ignorantes o estar postergados por sus gobiernos. Repudio con asco y con bronca este episodio, repudio a los medios silenciosos y cómplices, repudio a las autoridades que nada han hecho en este caso, repudio a las organizaciones también cómplices que nada hacen por los verdaderos derechos de las personas, salvo cuando la política y los intereses de sectores que los utilizan les dan su dinero, su plataforma y usan su estructura o su cara visible para conseguir resultados a sus ambiciones, esas que quieren por ejemplo conquistar el mundo para el Islam.
Pero los seres humanos son imprevisibles, no se dejan arrastrar por las desgracias que les imponen y siempre tienen alguna forma de reponerse o rebelarse ante las injusticias. Así lo vimos en Egipto, donde Mubarak tuvo a su pueblo sumergido durante tantos años, con necesidades que pocos veíamos desde el exterior, con carencias básicas que se convirtieron poco a poco en la pólvora que incendió el país en una Revolución que no se gestó en la política ni en la religión.
Los seres humanos son judíos, árabes, católicos, ateos, no importa lo que piensan, son de carne y hueso y todos necesitan comer, trabajar, tener dignidad, criar a sus hijos. Así, como un hilo de fuego se extendió esa llama que recorre varios países de Medio Oriente y otros no tan cercanos. Han explotado los ciudadanos libios a pesar de las amenazas de Kadafi padre y las que con mucha educación pero con la misma violencia les explica su hijo y posible sucesor al Gobierno. Han muerto más de 400 personas, y fueron heridas aproximadamente 900. No hay datos oficiales ya que ellos no los darán. Se habla de ciudades tomadas por la oposición, de robo de armas y blindados, de edificios del Gobierno en llamas. Hay una amenaza permanente del Gobierno de que a diferencia con Egipto o Túnez, van a resistir a cualquier precio y hasta la muerte. La población va a defender sus derechos humanos, no las organizaciones falsas, no los Gobiernos anti israelíes, no la prensa adicta a todo lo que sea anti judío. Sólo ellos podrán defenderse de esos malvados que hoy se jactan de hacer buena letra con Estados Unidos para mantener lo que han robado durante tantos años. No podemos olvidar que Kadafi es un asesino y no hay ningún acuerdo con Occidente que pueda borrar lo que ha hecho, no hay ninguna compensación a las víctimas que pueda pagar lo que ha realizado, porque de esa forma cualquier asesino podría pagar y salir de la cárcel o lo que es peor, pagar con el dinero que obtuvo gracias a sus actos criminales.
Seguirán luego los ciudadanos de Túnez, y los de cada país donde sean oprimidos, donde no tengan libertad, ni derechos, ni voz ni voto, donde no puedan comer, ni vestirse, ni trabajar, ni recibir por ello un pago medianamente justo. Los seres humanos no necesitan organizaciones mentirosas que sólo sirven para pagar grandes viáticos y sueldos a sus directores, que sirven a intereses ajenos a los que proclaman. Los seres humanos de cualquier tipo, color y religión van a pelear siempre por sobrevivir, van a luchar por sus derechos, y hay algo que los gobernantes deberían haber aprendido, sobre todo los dictadores de turno de cada sitio. Cuando los pueblos se juntan, cuando los pueblos reclaman libertad, cuando las personas juntas reclaman trabajo y sus derechos de personas en lugar de ser tratados como animales, los pueblos consiguen todo. Dicen que cada pueblo tiene el Gobierno que se merece. Es cierto, pero a veces no pueden siquiera merecer porque no los dejan opinar, porque los tienen amordazados. Si los seres humanos eligen la vida en lugar de la muerte (esa muerte que se produce instante por instante, minuto por minuto, día por día, mes por mes, año por año), esa que es una muerte cruel y larga porque se nutre de no tener nada, siquiera motivos para querer vivir, entonces la vida de los pueblos que integran nacerá con una nueva fuerza positiva, y el mundo tendrá posibilidades de cambiar.
Los cambios producen mucho miedo, incertidumbre, y muchas veces no queremos cambiar porque nos hemos acostumbrado a lo que somos, a lo que tenemos, como si eso fuera lo único que merecemos, como si fuésemos culpables de algo que tenemos que pagar en nuestro ciclo de vida. Sin embargo todos sabemos que el mundo en el que nos tocó vivir está lleno de injusticias, se nutre de la violencia del más fuerte sobre el más débil, y esos poderosos cada vez acumulan más poder, armas, y no respetan ninguna norma de convivencia humana. El maldito y tan necesario petróleo ha inclinado la balanza de poder económico y con ella suma mucho poder político y militar. Lamentablemente el petróleo ha brotado en lugares equivocados, dando a los fanáticos los medios para desarrollar las peores máquinas de violencia y guerra. Los seres humanos tenemos que tener la capacidad de apostar por cambios que mejoren la situación. Debemos soñar que los cambios hacia la democracia de países con dictadura o gobiernos extremistas religiosos sean positivos y que permitirán entrar por algunas rendijas donde los seres humanos de una y otra parte empiecen a encontrar coincidencias en lugar de odio. Pensemos que un ser humano que ha sido siempre relegado y abandonado pueda ver en el cambio que hay otros caminos y que quienes le dijeron los dictadores que eran sus enemigos no lo son en realidad.
Pensemos que haya con quien sentarse a hablar, a compartir inquietudes para mejorar el mundo y la vida de todos. Pensemos que podamos quizás con los cambios sentarnos a discutir, no con armas, no con destrucción sino con palabras. Pensemos que cada uno defienda eso en lo que cree, que cada parte defienda lo que entienda son sus derechos, pero no con guerras sino con documentos, con argumentos, con jueces, con tribunales, con la historia en la mano y sobre todo con eso que nadie ha respetado de verdad hasta ahora y que son los verdaderos derechos humanos.
Vamos por los derechos humanos de la humanidad toda. Vamos a defender la vida, la dignidad, el trabajo, la salud, la educación, la familia, los hijos y los nietos. Vamos a defender la tierra, la atmósfera, el aire, el agua, las plantas, a no contaminar el futuro. Vamos a defender la convivencia, la alegría, la felicidad, la sorpresa, la esperanza y la confianza de que hay un futuro posible. Vamos por fin a creer en un mundo donde los delincuentes vayan presos y la gente común pueda vivir sin ser apremiada, pueda disfrutar de esta corta vida y dejar a sus descendientes un mundo realmente mejor.
Difusion: www.porisrael.org
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