El «sufrimiento» de los palestinos obsesiona al mundo y monopoliza su simpatía. Las expresiones y acciones contra Israel, el «causante de este sufrimiento», (boicots académicos y comerciales, demostraciones, resoluciones de las Naciones Unidas, campañas de las ONG, conferencias contra apartheid), no dejan tiempo, lugar ni interés para que las asociaciones académicas, las iglesias protestantes, los sindicatos, los medios de comunicación, el Consejo de Derechos Humanos, expresen preocupación respecto a los sufrimientos de otras naciones.
No hay demostraciones contra la guerra civil en Siria que ha causado 150,000 muertos y producido dos millones de refugiados. No hay boicots contra China que controla un país vecino, Tibet. No hay condenas contra Turquía ni Marruecos por haber invadido el norte de Chipre y Sahara Occidental, respectivamente. No hay editoriales respecto a la hambruna que afecta a millones en el sur de Sudán.
¿De que «sufrimientos» se quejan los palestinos? No de morirse de hambre, ya que nadie, ni los más empedernidos enemigos de Israel, dice que existe hambruna en la Cisjordania o en Gaza.
El «sufrimiento» de los palestinos en la Cisjordania consiste principalmente en el tiempo que les demora cruzar los puestos de control y en la «humillación» que les causa que, en ciertos casos, los revisen en esos puestos. No mencionan que esa demora y esa «humillación» se deben a que terroristas palestinos, aún hoy, tratan de introducir armas para matar israelíes.
El «sufrimiento» de los palestinos en Gaza, (Estado de facto independiente que se gobierna a si mismo) es el bloqueo israelí-egipcio que impide la introducción de armamentos que son utilizados para disparar cohetes a Israel. Nadie menciona que Israel los provee de electricidad, combustible y permite el paso de todos los artículos que no tienen relación con armamentos. Tampoco mencionan que enfermos palestinos son recibidos y atendidos por hospitales israelíes.
Los palestinos reciben cientos de millones de dólares en donaciones de los gobiernos de Estados Unidos y Europa anualmente, (en el año 2012 recibieron cerca de 800 millones), la suma más alta per cápita en el mundo. Lo que hacen con este dinero no es muy claro. Por lo menos 150 millones de dólares (5% de su presupuesto anual) es destinado para pagos mensuales a terroristas y a sus familias, (78 de los 104 terroristas que Israel soltó reciben mensualmente $3,500 dólares aparte de bonos de $25,000 dólares). Estos pagos a asesinos desalmados y confesos son un incentivo para que otros sigan su ejemplo.
Respecto a que los palestinos no tienen un Estado (si no contamos a Gaza que es de facto independiente, y a Jordania, donde la mitad de la población es palestina, y la mayoría de los otros son beduinos inmigrantes de Arabia Saudita), el hecho es que los palestinos de la Cisjordania tienen su propio presidente, parlamento, embajadores en más de 100 países, pasaportes palestinos, sus propias fuerzas de orden, representación como observadores en las Naciones Unidas, son miembros de Unesco, y sus medios de comunicación tienen completa libertad de criticar, condenar y atacar a Israel, (no a los dirigentes palestinos, porque eso la Autoridad Palestina castiga con cárcel). Podrían haber sido reconocidos hace años como Estado si no hubiesen rechazado las ofertas de Clinton y Barak de julio del 2000 en Camp David, o la oferta de Ehud Olmert en el año 2008. Hay otras naciones que tienen igual o más derecho a tener su Estado propio, como por ejemplo, los kurdos, y nadie hace manifestaciones a su favor.
En conclusión, la palabra «increíble» en el titular de este artículo, refiriéndome al «sufrimiento» de los palestinos, no significa «desmesurado» sino, tal como lo define la Real Academia de la Lengua: «muy difícil de creer».
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