En 1998, un mes después de nuestra boda, mi esposo y yo nos mudamos a Israel. Acabábamos de graduarnos de la Universidad de Pennsylvania, y la mayoría de nuestros pares habían conseguido trabajo en Manhattan o se habían inscripto en posgrados en la región. Nosotros queríamos comenzar nuestro matrimonio y construir una familia en el hogar de nuestros ancestros. Queríamos ser parte de la nación judía volviendo a su tierra desde todo el mundo. Queríamos ir más allá de nuestras ...