El “periodismo” ejercido como acto de fe aborrece de los equívocos, de las dudas, la incertidumbre; por ello mismo, esquiva los interrogantes: todo es seguridad de dogma, de obsesión en su forma de mantra repetitivo. Todo es “respuesta” anterior al hecho, prescindente de este, de todo análisis, argumento. La “respuesta” que, como mucho, utiliza la pregunta como un elemento puramente retórico. El coto predilecto del ejercicio de ese simulacro de información es el conflicto árabe-israelí. Lo es por un motivo: la ...