Julián Schvindlerman Revista Fundación Judaica – septiembre 2012 Al ponderar, en una retrospectiva de cincuenta años, los comienzos de la más revolucionaria declaración católica sobre los judíos –conocida como Nostra Aetate (en nuestra era), cuya génesis data del inicio del Concilio Vaticano II en octubre de 1962– debemos inmediatamente resaltar cuán fundamental resultó para las relaciones entre católicos y judíos. Si durante los siglos anteriores, el maltrato, el desprecio, la humillación e, incluso, la persecución en tierras cristianas había sido la norma ...