Los niños que crecen en los territorios bajo control del Estado Islámico (EI) no ven dibujos animados en la televisión, no juegan con la pelota en las calles ni trazan dibujos de familias felices en la escuela. Al contrario, muchos de ellos son obligados a presenciar ejecuciones, patear las cabezas de los decapitados o aprender a recargar fusiles automáticos mientras recitan la shahada o profesión de fe musulmana: “No hay otra divinidad que Dios, y Mahoma es su profeta”. La organización ...