¿Podemos al menos estar de acuerdo en que la decisión del presidente Trump de bombardear tres instalaciones de armas químicas de Bashar al Asad, vasallo de la República Islámica de Irán y de Rusia, estuvo en consonancia con los valores americanos? El gaseamiento de civiles por parte de dictadores es –al menos para la mayoría de nosotros– tanto moralmente repugnante como indudablemente criminal. Los que condonan dichas prácticas, así como los que se limitan a murmurar, contribuyen a normalizarlas. La guerra siempre será un infierno, ...