Pese a 23 años de repetidos fracasos, Martin Indyk sigue convencido de que sabe con exactitud cómo resolver el conflicto israelo-palestino. Sin asomo de vergüenza, el otro día reveló su último plan en The New York Times. Su enfoque se basa en la idea de Jerusalén primero, y aboga por que la Ciudad Vieja quede sometida a “un régimen especial que mantenga el statu quo religioso y asegure que las tres autoridades religiosas siguen administrando sus respectivos lugares sagrados”. Pero con un característico desprecio a la ...