Adiós, adiós dulce Hallel, que dormías cuando fuiste acuchillada por el brazo demente de uno de los cientos, tal vez miles de agazapados terroristas que estrecharon la mano del ilustre Vargas Llosa en su recorrido por los ´´territorios palestinos.´´ Estabas en la tierra de los patriarcas y las tribus judías, Hallel, estabas en tu casa, y eras apenas una niña, una adolescente, como Rut, como Raquel joven, como las morenas doncellas del Cantar de los Cantares. Pido que a tu ...