Durante los estados de conciencia, nuestro cerebro realiza diversos cómputos. Entre estos, figura uno que se traduce en el interrogante “¿El preciso esforzarme más para realizar esta tarea?”. O, puesto de otra manera, “¿existe facilidad cognitiva?”. La experiencia repetida es procesada fácilmente. Por ejemplo, el ya lugar común “Israel es malo”, en sus diversas manifestaciones. Así lo explicaba, mejor y más extensamente, Daniel Kahneman en su libro Pensar rápido, pensar despacio; que, acaso, debería haber añadido: pero, por favor, pensar. Esta facilidad conduce ...