Una de las características más notorias de los tiranos es su egolatría, situada como un pequeño trono de oro en su hipocampo. Un trono en el que están sentados ellos mismos en tamaño infinitesimal, o sea que el ego de cada tirano es en realidad un rey despótico y cruel, por lo general vociferante y teatral. Otra, bastante frecuente, es su antisemitismo. Los judíos son un hueso duro de roer para ellos. Siempre maquinan, su inquietud nos perturba, su determinación ...