i uno tumbara en un diván a no pocos gobiernos, organismos internacionales, políticos, burócratas supranacionales, lo primero que saldría a la luz, muy freudianamente, sería el estado de negación en que se encuentran –acaso otra cosa, pero el compromiso de confidencialidad se impone– respecto de Irán. Entre negación y síndrome de Estocolmo; y una estulticia perseverante. Lo extraño resulta ser que, en este caso, el mecanismo no obra como método de defensa. Antes bien, como una negación de sí mismos: desde el presenten ...
Occidente en el diván: negación de la realidad
Esta generación de lamentables políticos y funcionarios se ha arrogado el papel de guionista de un porvenir distópico a golpe de acuerdos