Esta guerra no terminará con una fotografía icónica de combatientes en el desierto, reunidos alrededor de un asta de bandera improvisada en Eilat e izando un banderín israelí pintado a mano. Esta guerra no terminará con los paracaidistas mirando al cielo hacia el Kótel, o con su comandante anunciando: “El Monte del Templo está en nuestras manos”. Esta guerra no terminará en blanco y negro sino en espeluznantes colores, cuando reservistas de ojos hundidos regresen a sus familias, sus carreras y ...