Si algo me ha sorprendido en Berlín, entre las tantísimas cosas que no dejan a uno de sorprenderlo en esa magnífica ciudad -su sofisticación, su cosmopolitismo, su vitalidad cultural, la intensidad de su pasado que se cristaliza constantemente en el presente, su belleza y su interacción entre el clasicismo y el modernismo- fue, curiosamente, su arquitectura. Sea el Bundestag, el viejo parlamento reconstruido en la posguerra, con una impresionante y singular cúpula de cristal; o la Philarmonie, vanguardista sala de ...