Mientras el régimen de Bashar al Asad sigue perdiendo terreno en Siria, y sus aliados, Irán y Hezbolá, despliegan cada vez más efectivos en los campos de batalla para tratar de evitar su colapso, el futuro de este país caótico y devastado por la guerra parece destinado a estardominado por fuerzas radicales suníes y chiíes. La presencia de esas fuerzas fundamentalistas, que libran una guerra a muerte sectario-religiosa, es un aviso de lo que se le avecina a la región: cuando los Estados ...