Con frecuencia pasamos por alto que la armonía supone un concierto de discordancias, una conjunción de disyunciones. Su correspondiente matemático es del mismo orden que el que sostiene que ´´el todo es mayor que la suma de las partes.´´ De igual modo, cuando reflexionamos sobre la parte o zona más armónica de nuestro cuerpo, rara vez cavilamos en que está situada a la altura del ombligo-origen, nexo, helicoide generacional-, y que su replegada belleza depende de su posición de equidistancia ...