La historia se precipita en un camino que, además de ser descendente, se hace cada vez más estrecho. Y queda por debajo del nivel de la condición humana. Después de eso, ya no sos persona. Así arranca el recorrido por el Museo del Holocausto, en Jerusalén. La arquitectura de Yad Vashem refleja cómo fueron esos tiempos de oscuridad total. Lo muestra, no lo explica. Porque no tiene explicación. Es el odio y el desprecio puesto sobre una maquinaria siniestra que le ...