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| viernes abril 19, 2024

Asedios: Gaza vs. Madaya


No puedo evitar fijarme en que el asedio de Gaza prácticamente ha desaparecido de los titulares. Me gustaría creer que se debe a que mucha gente de bien que solía denunciarlo al final ha visto en Siria cómo es uno de verdad y se ha dado cuenta de que en realidad Gaza jamás ha llegado a estar sitiada.

Cualquiera que siga sintiéndose confuso respecto a la diferencia entre un asedio auténtico y uno falso, aquí tiene dos sencillas pruebas.

  • En primer lugar, en los asedios reales la gente muere de hambre porque el asediante impide que entren alimentos; en los falsos, el sitiador envía 2.500 toneladas diarias de alimentos y medicinas aun en lo más crudo de los enfrentamientos.
  • En segundo lugar, los asedios reales son escondidos bajo la alfombra por Naciones Unidas; sólo los falsos merecen que la organización internacional les dé publicidad masiva. Y si creen que estoy de broma, comparen los casos de Madaya y Gaza.

En la localidad siria de Madaya, sitiada por las fuerzas del régimen de Asad, la gente ha tenido que sobrevivir alimentándose de hierba porque no había otra cosa que comer. El arroz, un alimento básico que cuesta 1,25 dólares el kilo en otras localidades sirias arrasadas por la guerra, ha escaseado tanto en Madaya que se ha vendido por un precio 200 veces superior: unos alucinantes 256 dólares el kilo, según informaba Roy Gutman en Foreign Policy. Las mujeres han estado tan hambrientas que las lactantes se han llegado a quedar sin leche para alimentar a sus bebés. De momento, han muerto de hambre al menos 32 personas, y hay centenares más en riesgo de sucumbir. Un hombre dijo a Gutman que cada miembro de su familia había perdido más de 20 kilos; y estos son los que tienen suerte: siguen vivos.

En cambio, en Gaza, aun cuando el asedio ocupaba regularmente los titulares, nunca se supo de gente que muriera de hambre, que tuviera que alimentarse de hierba o que no pudiera amamantar a sus hijos. Eso es porque, a diferencia de las fuerzas sirias, que han impedido la entrada en Madaya de alimentos y ayuda humanitaria, Israel ha permitido que cada día entren en la Franja miles de toneladas de dichos bienes. Incluso durante la guerra de 50 días contra Hamás del verano de 2014, cuando el movimiento islamista lanzaba cohetes regularmente contra el único paso fronterizo entre Gaza e Israel, los israelíes lograron hacer pasar por ahí 122.757 toneladas de alimentos, medicinas y combustible. En una época normal, el volumen es aún mayor. De hecho, la esperanza de vida en la Franja supera la media global y está por encima de la de 114 países. En los lugares verdaderamente asediados, la esperanza de vida suele ser baja.

Es cierto que Israel mantiene un bloqueo naval para impedir el contrabando de armas, y tambiénrestringe las importaciones de productos susceptibles de un uso indebido. Por ejemplo, el cemento escasea en Gaza porque Hamás tiene la fea costumbre de emplearlo en la construcción de túneles transfronterizos para perpetrar ataques, y no en la de escuelas y hospitales para su pueblo. Según cálculos de las Fuerzas de Defensa de Israel, los túneles descubiertos en la guerra de 2014 contenían suficiente cemento como para construir 2.580 casas, 180 escuelas o 570 centros médicos. Actualmente, Hamás se esfuerza por recomponer dichos túneles. Así pues, Israel sólo permite que entre cemento en Gaza si un socio internacional fiable asume la responsabilidad de asegurarse de que se emplea para usos civiles y no militares. Pero las restricciones a la importación en la Franja no son, nunca han sido, remotamente comparables a un asedio.

Si su única fuente de información es la ONU, no se le puede culpar por creer que la situación de Gaza ha sido mucho peor que la de Madaya, ya que Naciones Unidas ocultó deliberadamente lo que pasaba en la localidad siria pese a saber perfectamente que la población se moría de hambre.

El informe de Gutman en Foreign Policy reveló que las autoridades de Naciones Unidas conocían la angustiosa situación de Madaya ya en octubre, pero guardaron silencio al respecto hasta que no pudieron seguir haciéndolo: y es que este mes comenzaron a circular en las redes sociales unas “impactantes imágenes de niños hambrientos” que fueron recogidas por los principales medios de comunicación. El 6 de enero un “informe urgente” sobre la situación en Madaya emitido por la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés) seguía estando clasificado como “interno, no para ser citado”.

Además, según escribía Gutman, cuando la ONU se manifestó públicamente, siguió quitando importancia a la situación en Madaya asegurando que no era peor que la de varias localidades sitiadas por las milicias rebeldes. Sin embargo, la diferencia era que en éstas la comida llegaba, lo que hacía que su situación fuera bastante menos angustiosa que en Madaya, donde las fuerzas del régimen impedían cualquier entrada de alimentos.

Una semana después del bombazo informativo de Gutman, BuzzFeed añadía un reporte en el que se afirmaba que la OCHA había alterado deliberadamente sus planes de ayuda humanitariapara Siria; se habrían “eliminado las referencias a zonas ‘asediadas’ como Madaya, en las que miles de personas están muriendo de hambre”. El plan también suprimía cualquier mención a la eliminación de minas terrestres y proyectiles sin explotar, y no se refería en absoluto a las violaciones de la ley humanitaria internacional.

Los cambios en el plan de ayuda, así como la decisión original de mantener oculta la situación de Madaya, fueron adoptados a instancias de Damasco. Como señalaba BuzzFeed, “la oficina de Naciones Unidas en Damasco depende del régimen de Asad para todos los visados de su personal extranjero, para su seguridad y para el acceso a zonas de difícil acceso”; por todo ello, podría haberse sentido obligada a someterse a los dictados del régimen. Sin embargo, la decisión indignó a diversas organizaciones de ayuda humanitaria, que acusaron a la OCHA de ocultar las verdaderas dimensiones del horror para apaciguar a Damasco.

Ni que decir tiene que semejantes consideraciones no frenan a la OCHA cuando se trata de Gaza. Las agencias de Naciones Unidas saben que pueden decir lo que quieran en contra de Israel sin temor a poner en peligro su acceso a la Franja. Así, una búsqueda en Google del sintagma “bloqueo de Gaza” en la página web de la OCHA produce 1.100 documentos. Si se busca “asedio de Gaza” aparecen otros 310 (si bien la propia oficina de Naciones Unidas generalmente emplea el término legalmente correcto de bloqueo, muchas ONG asociadas con ella prefieren el de asedio). No es ninguna coincidencia: sólo cuando un lugar está verdaderamente asediado el acceso al mismo requiere la buena voluntad del sitiador; cuando el asedio existe sólo en los medios, las organizaciones humanitarias legítimas tienen libre acceso.

Así que la próxima vez que oigan a alguien mencionar el asedio de Gaza, acuérdense de Madaya. Y díganle que no gaste saliva hablando de asedios falsos cuando hay gente muriendo en los auténticos.

© Versión original (en inglés): Commentary
© Versión en español: Revista El Medio

 
Comentarios

Según The Guardian, se estima que el complejo de islas pueda albergar
entre 20 y 32 billones de dólares –entre 15 y 25 billones de euros–
pertenecientes a fortunas que en algunos casos han llegado a
permanecer ocultas hasta casi 30 años, desde que las entidades que las
protegen empezaron a tomar relieve. La mayor parte del material
filtrado, que aglutina dos millones de emails y otros documentos,
procede de las Islas Vírgenes británicas»

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