La Verdad Sobre Jerusalem

Vergüenza ajena. Eso es lo que sentimos estos días al leer el borrador de resolución en el Consejo Ejecutivo de la UNESCO, votado por una mayoría de 24 países-en su enorme mayoría de regímenes no democráticos- frente a seis votos en contra, sobre Jerusalem. Vergüenza ajena por dicha agencia de las Naciones Unidas que dice velar por el patrimonio cultural de la humanidad, y no duda en alterar la historia, mentir sobre la verdad histórica , cediendo ante mayorías automáticas motivadas por consideraciones políticas . Hasta la propia Secretaria General de la UNESCO Irina Bokova, y no por primera vez, salió a criticar públicamente la votación en el seno de su propia organización, votación promovida por la Autoridad Palestina y presentada por siete países musulmanes, Argelia, Egipto, Líbano, Marruecos, Omán, Qatar y Sudán.

La resolución niega de hecho el vínculo judío con el Monte del Templo, el lugar en el que se hallaban en la antigüedad el Primer y Segundo Templo sagrados del Judaísmo, sobre cuyas ruinas se erigieron siglos después la mezquita de Al Aksa y el Domo de la Roca. Presenta el sitio como exclusivamente islámico (aunque hay una frase general sobre lo sagrado de las “murallas de la Ciudad Vieja” para las tres religiones monoteístas) e inclusive se refiere al Muro de los Lamentos, el santuario judío más sagrado, como “la plaza Al Buraq”, usando el término islámico con el que hacen referencia al Muro, que es el  nombre del caballo en el que según la tradición musulmana el profeta Mahoma habría realizado su vuelo desde La Meca hasta la mezquita de Al Aksa. Toda la terminología de la resolución es islámica, hablando constantemente de Al Aksa y Haram al-Sharif (el “Noble Santuario”), sin que aparezca ni una vez “el Monte del Templo”, el término usado por los judíos. Intentos durante el proceso de elaboración del texto, de balancearlo al menos con la mención de los términos paralelos judíos, fueron rechazados.

Además de lo vergonzoso de intentar cambiar la historia, el texto aprobado por el Consejo Ejecutivo de UNESCO incluye numerosas mentiras respecto a lo que acontece en Al Aksa, inventa calumnias acerca del comportamiento de Israel, y oculta alevosamente el hecho que  es entre  los propios musulmanes que operan los radicales que usan al monte sagrado como base de ataques contra Israel. Los extremistas acumulan dentro de las mezquitas mismas botellas incendiarias, rocas, palos, para usarlos en ataques a la policía israelí o a judíos que visitan la explanada sagrada. Profanan con su violencia a la propia mezquita , llegando a menudo también a lanzar desde allí arriba piedras hacia los judíos que oran abajo, en el Muro de los Lamentos.

La resolución, que presenta a Israel  repetidamente como “potencia ocupante” como si fuera extraña al monte en el que los judíos erigieron su templo sagrado mucho más de un milenio antes del nacimiento siquiera del Islam, le acusa de “alterar el status quo” , pero miente al ocultar que los únicos que NO ESTÁN limitados en el lugar son los musulmanes. Los judíos pueden subir al monte sagrado a visitar la explanada (nunca las mezquitas mismas), en horarios predeterminados, no todos los días, y únicamente por una puerta de acceso. Los musulmanes pueden ascender al monte donde están las mezquitas, por cualquiera de sus puertas y a cualquier hora.

La limitación principal es que los judíos tienen prohibido orar en el lugar, no sólo dentro de las mezquitas a las que, como decíamos, ni entran, sino en toda la explanada en la que se hayan. La propia policía israelí impone esta regulación, para mantener el “status quo”. Por experiencia propia damos fe de ello, cuando al subir en varias ocasiones al monte en nuestra calidad de periodistas, se nos aclaró de antemano que podemos grabar, pero no llevar algo para apuntar porque se puede interpretar como libro de oración!!!

El problema es que lo que las autoridades israelíes quieren hacer cumplir en aras del mencionado “status quo”, es aprovechado por los musulmanes radicales para tratar de limitar cada vez más a los no musulmanes, especialmente a los judíos, presentando las visitas a la explanada como “provocación”, con la idea de amedrentar, para que nadie ose subir siquiera a la superficie que rodea las mezquitas.

Más allá de estas puntualizaciones respecto a la situación real en lo que los musulmanes llaman Haram al-Sharif y los judíos Har Habait, o sea el Monte del Templo, el problema de fondo es que los árabes en general y los palestinos en particular, intentan borrar el vínculo histórico judío con la Tierra de Israel y con la propia Jerusalem , y tienen  el tupé de usar a la comunidad internacional para ello, aprovechando las mayorías automáticas en sus foros.

Desconocen increíblemente (sabiendo que con ello mienten), las numerosas constancias arqueológicas de ese vínculo milenario, pruebas concretas halladas en el terreno en excavaciones profesionales. Desde piedras con inscripciones hebreas del siglo IX AC halladas ya años atrás, hasta el sello bíblico del rey Ezequías , descendiente del Rey David, que gobernó desde Jerusalem en el siglo VIII AC . Eso es exactamente 15 siglos antes del nacimiento del Islam.  Y muchos, muchos más. Este sello aquí mencionado fue hallado hace unos meses en las excavaciones del Ophel, cerca del Monte del Templo, unas de las varias que los musulmanes exigen, a través de la UNESCO, que Israel detenga.

¿Por qué lo exigen? Porque saben que si continúan, seguirán hallándose constancias claras de la milenaria presencia judía en Jerusalem, muchísimo antes de la construcción allí de las mezquitas, muchísimo tiempo antes, inclusive, del nacimiento del Islam.

Probablemente la prueba más contundente de la existencia histórica del Templo en la antigüedad y de la presencia judía que el imperio Romano intentó destruir en Judea, tal como se le llamaba entonces (la tierra de los judíos , era su significado), es la que dieron los propios romanos. Tras destruir el Templo Sagrado en el año 70, los romanos se llevaron a Roma los tesoros del templo .Entre ellos se destacó la propia Menora, el conocido candelabro, que estaba dentro del santuario judío. La sacaron del Templo y la llevaron a Roma, como señal de la victoria romana sobre los judíos.

La representación de ello se la puede ver también hoy, en la Via Sacra en Roma, al sureste del Foro Romano, en el así llamado Arco de Tito. En realidad, fue construido por el  Emperador Domiciano tras la muerte de su hermano mayor Titus, para conmemorar las victorias de Titus y en especial el Sitio de Jerusalem en el año 70.

Y ahora nos preguntamos si acaso  la Autoridad Palestina llegará a considerar  que amerita demandar a Italia por tener en su capital una prueba histórica de algo que ellos alegan nunca existió: el Templo judío de Jerusalem.

Patética la UNESCO, patética la ANP que promueve una resolución de este tipo , pobres los países que la apoyaron y los  que pensaron que basta con abstenerse , quedando en evidencia como ignorantes o mal intencionados ….y no sabemos qué es peor.

Pobres nosotros, los convencidos de que la única solución posible es la paz, al confirmar una y otra vez que el problema central en el conflicto con los palestinos, va mucho más allá de tal o cual frontera, de la ocupación, de los asentamientos y de la coalición conservadora de Netanyahu. El problema de fondo es que del otro lado, hay quienes siguen sin reconocer que los judíos y por ende Israel, no son un ente extraño en su tierra, sino parte integral de su historia. Y mientras eso no cambie, ningún acuerdo al que se llegue servirá.