Esa idea, ABA SciencePlay, combina actividades al aire libre con ciencia, e ingeniería con juegos para despertar el interés de los niños y enseñarles –junto a sus padres– temas como reciclaje, astronomía y física.

Los niños pueden, por ejemplo, montarse en un aparato circular llamado Cabina, donde aprenden sobre el diseño de helicópteros, crear fuerza centrífuga en el Universo Giratorio, caminar por la Noria de Pitágoras para entender la física de los triángulos, o colocar espejos en el ángulo correcto para que los rayos sol pongan en movimiento aviones en miniatura en un aparato llamado Volando Alto.

Centro de reciclaje. Cortesía de ABA Science Play.

Cada una de las partes de los equipos, que son hechos en Ashkelon, sobre el Mediterráneo, tiene un botón que al presionarse explica lo que la persona está viendo o haciendo. Todo funciona con energía solar, eólica y cinética.

ABA Science Play comenzó ventas en Israel en 2016 y los equipos ya han sido instalados en varios parques municipales en el país con el fin de que las ciencias sean accesibles al público. Algunos de sus productos pueden incluso encontrarse en dos museos de ciencia: Technoda, en Hadera, y MadaTech, en Haifa, ambos al norte.

La compañía, que ha obtenido la certificación CE en Europa, ha comenzado ventas allí, y una filial, ABA-USA, va a ser establecida es Estados Unidos, cuya meta es llegar a los 37 millones de dólares en ventas para 2020. A mediados de este año espera recibir la certificación de la Asociación Internacional de Fabricantes de Equipos de Juegos (IPEMA, por sus siglas en inglés) antes de iniciar las ventas en ese país.

“Estamos recaudando 400.000 dólares para mercadeo y ventas en el extranjero”, dijo De Levie, que le dio el nombre de la compañía en memoria de su padre (“aba” significa padre en hebreo).

“Nuestras ‘aulas’ son las primeras que ofrecen lecciones prácticas de ciencia en parques”, agregó. “ABA Science Play se trata de cómo hacer las cosas, en vez de leer sobre ellas. Se trata de aprendizaje colaborativo por medio de retos mentales y físicos”.

El banco de Mobius. Cortesía.

MadaTech, de la cual forma parte el museo nacional de Israel de ciencia, tecnología y el espacio, tiene dos módulos de la compañía que son parte de sus exposiciones interactivas, dijo Tal Berman, director de contenidos, a ISRAEL21c. Se pueden ver en el Parque Noble de Ciencia de la Energía., en la parte exterior del edificio.

“Tenemos esos módulos desde hace unos cinco años y han funcionado mejor de los que esperábamos como parque, como parque de ciencia y como lugar que entretiene y educa a muchos visitantes, incluso en días en los que tenemos miles y el edificio está lleno”, dijo Berman. “La gente descansa, disfruta y aprende sobre ciencia al mismo tiempo”.

La Cabina simula el vuelo de un helicóptero. Cortesía de ABA Science Play.

Varios años dedicado a los juegos para niños

ABA Science Play forma parte de la incubadora privada Microdel, en Tel Aviv, que De Levie fundó en 2004 para dar impulso a compañías emergentes de acuicultura, dispositivos médicos, y productos de consumo del hogar, salud y seguridad.

Los juegos para niños no son nuevos para De Levie, que fundó en el pasado una compañía de hidro-propulsión con el industrial israelí Stef Wertheimer. También fundó y dirigió durante muchos años Games & Sports, una firma israelí y europea de equipos de juego infantil que llegó a dominar más de la mitad del mercado israelí y que vendió a Gaon Holdings en 2002.

“Años después, Yossi tuvo la idea de cambiar el concepto de las áreas de juego al aire libre porque durante más de tres decenios había estado viendo las mismas cosas”, dijo el director ejecutivo de Microdel, Gabi Wolkinson. “Su objetivo era desarrollar algo educativo e interactivo”.

El Twister es un aparato con pedales que va conectado a un cilindro de 1,82 metros de altura lleno de agua que produce un remolino al pedalear. Cortesía de ABA Science Play.

Los equipos de Science Play, que están hechos principalmente de materiales metálicos, diseñados para la durabilidad bajo cualquier condición climatológica y resistir al vandalismo, necesitan una área de 600 mts cuadrados para ser instalados. Cuestan unos 200.000 dólares.

La compañía tiene cinco empleados, aparte de los que trabajan en la fabricación de los equipos, y planea crear equipos de ventas y mantenimiento en el extranjero.

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