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| martes marzo 19, 2024

Tras el ataque del 13 de abril, Assad puede respirar con tranquilidad


Donald Trump le temía a Putin, el ataque fue limitado, y mientras no haya una amenaza para el régimen de Assad, él continuará usando armas químicas. Israel también tiene motivos para preocuparse…

Bashar El-Assad puede darse un suspiro de alivio esta mañana, al igual que sus patrones rusos e iraníes. Los ataques de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia en las instalaciones de armas químicas de Siria fueron demasiado limitadas en sus objetivos para causar un daño real al régimen, y ciertamente no cobraron el precio suficiente para pensar tres veces antes de decidir utilizar armas químicas nuevamente.

Los Aliados occidentales intentaron disuadir a Assad; para dejarle en claro que el uso de armas químicas le costará, y que la comunidad internacional responderá enérgicamente a nuevas violaciones de la Convención que prohíbe la producción y el uso de armas químicas. Pero ya es posible determinar que lo que se ha hecho en el terreno no logrará este objetivo. Es de suponer que ya – incluso antes que el resultado total del ataque se conozca – que mientras Assad goza de la protección del ruso no se verá disuadido de utilizar armas químicas contra sus ciudadanos y tal vez – a largo plazo – contra Israel. Trump, May y Macron iban a enviar una tarjeta roja a Assad y Putin, pero apenas mostraron una tarjeta amarilla pálida.

De hecho, no hay duda que los mandos principales dirigidos por Assad ahora entienden que los países occidentales no van a quedarse en silencio ante otro ataque químico contra sus ciudadanos – incluso si sólo se lleva a cabo usando gas cloro, que es supuestamente no letal (ataque similar a la semana pasada que fue el fatal probablemente debido a que se utilizó una dosis alta de cloro contra personas que estaban en refugios subterráneos). Sin embargo, el bajo precio cobrado por el ataque al régimen asesino sirio dejó en claro que, mientras Assad disfruta del patrocinio ruso, podría seguir haciéndolo.

Si los aliados occidentales intentaron enviar un mensaje de disuasión a Assad a través de una acción militar limitada, debe recordarse que Trump ya había hecho eso exactamente hace un año, con 55 Tomahawks lanzados contra un aeropuerto. Assad lo ignoró. Una doble cantidad de misiles contra las instalaciones de armas químicas no cambiará su actitud. El mensaje seguirá cayendo en oídos sordos mientras los rusos estén detrás de él.

Assad solo entiende un lenguaje que es el de la fuerza y los altos funcionarios de su régimen le temen a una sola cosa: la pérdida del poder y el control de Siria. Todo lo que no amenace la supervivencia del régimen no se considera una amenaza para ellos. Se estaban preparando para recibir un fuerte golpe contra los símbolos del gobierno, tal vez incluso un misil que aterrizaría en el palacio de Assad, la destrucción de las rutas en los principales aeropuertos, la destrucción del sistema antiaéreo… pero nada de esto sucedió.

Los rusos advierten contra las implicaciones de las últimas acciones pero no parece que vayan a hacer nada, al igual que Trump no parece estar dispuesto a llevar a cabo su amenaza de imponer sanciones económicas y diplomáticas adicionales contra ellos.

Lejos de lo que esperaban en Israel

El “golpe de una vez” declarado por el Secretario de Defensa de los Estados Unidos, James Matisse, solo ha dañado el sistema de armas químicas. Esto es mucho menos de lo que se podía y debería haber hecho, y ciertamente los objetivos perjudicados no fueron suficientes para amenazar la supervivencia del régimen y su capacidad para continuar su campaña victoriosa contra los rebeldes.

Los que fueron disuadidos fueron los estadounidenses, los británicos y los franceses, que exageraron su cautela al elegir los objetivos del ataque, por temor a enojar a Putin. El secretario de Defensa de Matisse y el Jefe del Estado Mayor Danford dijeron que han limitado los objetivos de los ataques por temor a herir a civiles y causar daños colaterales. El temor real es el no despertar la guarida del oso ruso y esa fue la principal consideración en la selección de los objetivos y métodos de ataque. Las bombas que se lanzaron esta noche cerca de Damasco y Homs fueron “hermosas, nuevas y sofisticadas”, dijo Trump hace unos días, pero su efecto disuasivo fue nulo.

Siria no tendrá problemas para rellenar las reservas de armas químicas

El ataque de esta noche fue pesada en términos de la cantidad de bombas exactas que Estados Unidos y sus aliados lanzaron contra Siria. La cantidad y el peso de los explosivos enviados por  misiles cayeron contra cuatro instalaciones de investigación científica y la producción, el almacenamiento y el control de las armas químicas en la región de Damasco y alrededor de la ciudad de Homs… todas están reservas representaban el doble del ataque que realizó Estados Unidos hace un año (en abril del año pasado Assad uso armas químicas en Khan y Shaihon al norte de Siria, y Trump respondió lanzando 55 misiles de crucero Tomahawk contra el aeropuerto de Siria desde donde partió la aeronave siria).

Pero… suponiendo que el ataque alcanzó plenamente sus objetivos y no ha quedado rastro del laboratorio de investigación y se destruyó “una planta farmacéutica”… lo que sucede es que  Siria posee de todos modos un conocimiento científico y científicos especializados en el desarrollo de materiales de guerra no convencionales en grandes cantidades. El inventario de armas y equipos de fabricación de materias químicas no es difícil de obtener en el mercado mundial bajo el pretexto de dedicarse a la producción de medicinas. Si Occidente impusiera un embargo a la exportación de dichos materiales y equipos a Siria… Rusia e Irán le suministrarían todas sus necesidades. Por lo tanto, el daño al sistema de armas químicas sirio es a lo sumo temporal, y en poco tiempo Assad volverá a tener una reserva de armas químicas.

Estas son malas noticias no solo para los ciudadanos de Siria sino también para Israel. Cualquiera que use armas químicas para matar a sus ciudadanos no dudará en hacerlo contra Israel si teme la supervivencia de su régimen. Por lo tanto, la reacción occidental a los más de 50 casos en que Assad usó armas químicas contra sus ciudadanos está lejos de ser el elemento de disuasión que esperaban en Jerusalén y otras capitales de Oriente Medio. Israel no tiene más remedio que confiar en sí misma y preparar los medios ofensivos y defensivos para garantizar que Siria no cruce la línea química roja en relación con nosotros.

Traducido por Hatzad Hasheni

 
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