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| sábado abril 20, 2024

El enfoque de Merkel a Israel no ha progresado


Traducido para Porisrael.org por Dori Lustron

Las relaciones entre Alemania e Israel son difíciles en vista del pasado nazi de Alemania. Angela Merkel no ignora la historia de su país y ha desempeñado un papel importante en el fortalecimiento de la relación bilateral. Sin embargo, los nuevos desafíos y problemas de seguridad requieren soluciones. La reciente visita de Merkel a Jerusalén demostró que su enfoque hacia Israel necesita un reajuste para abordar problemas urgentes a un nivel práctico, no solo teórico.

La contribución de la canciller Angela Merkel al despegue económico de Alemania y la estabilización de la zona euro es incuestionable. Pero el legado que quiere dejar cuando su cuarto (y posiblemente último) plazo expire en 2021 también debe incluir logros más allá de las esferas de la economía, el crecimiento y el comercio. Si bien Berlín lidera los asuntos económicos globales, sus iniciativas de política exterior siguen siendo pobres. Además, su postura ambivalente durante la crisis migratoria ha causado una gran preocupación por la vulnerabilidad de Europa frente al creciente peligro de la radicalización islámica y su influencia en las mareas del antisemitismo.

Las prioridades y debilidades de Merkel fueron evidentes durante su reciente visita a Israel. En el aspecto económico, Alemania está muy interesada en la tecnología y la innovación de Israel. Las empresas alemanas, tanto multinacionales como de tamaño mediano, invierten fuertemente en nuevas empresas y sectores israelíes, como el transporte sostenible. Además, hace unos meses, Alemania firmó un contrato de arrendamiento con Israel Aerospace Industries para su vehículo aéreo no tripulado de larga duración Heron TP de mediana altura.

La Canciller Merkel y el Primer Ministro Benjamin Netanyahu manifestaron su interés en firmar acuerdos comerciales adicionales al visitar una exposición sobre innovación que incluyó presentaciones de empresas israelíes y alemanas. Los dos países están realizando un esfuerzo conjunto para facilitar la colaboración científica en varios campos de investigación. Un análisis reciente realizado por el Ministerio Federal de Educación e Investigación nombra a la Universidad de Bar-Ilan, entre otras, como una institución israelí líder que colabora con socios alemanes.

El volumen de comercio bilateral está aumentando. El año pasado, según las estadísticas alemanas, las exportaciones alemanas a Israel ascendieron a 4.300 millones de euros y las importaciones a 1.900 millones de euros, que son aumentos respectivos del 8% y 13.7% respecto de 2016. Desde un punto de vista israelí, el mercado alemán es significativo para dos razones. Primero, no solo es grande, sino que ofrece la oportunidad de exportaciones altamente diversificadas sin un sector dominante. Los productos exportados incluyen maquinaria, productos químicos y destilados de petróleo, metales, productos farmacéuticos, instrumentos de navegación y más. Y segundo, al llegar al mercado alemán y tener éxito en él, a las empresas israelíes les resulta más fácil ampliar su presencia en otros países de la UE.

A pesar de su armonía económica, Berlín y Jerusalén no comparten las mismas opiniones sobre la seguridad. En sus comentarios públicos, Merkel destacó la importancia de la seguridad de Israel. Pero su enfoque teórico con respecto al estado judío se basa en su discurso de la Knesset de 2008, en el que mencionó la seguridad de Israel como parte de la razón de ser de su propio país. Alemania considera que es una responsabilidad (a menudo, si no siempre) evitar unirse a otros países para apoyar los votos contra Israel en la ONU.

Si bien esto puede ser cierto, en asuntos difíciles, la Canciller continúa absteniéndose de tomar medidas críticas para demostrar que realmente valora la seguridad de Israel. Al apoyar al JCPOA, por ejemplo, está haciendo la vista gorda al programa de misiles balísticos de Teherán y sus actividades desestabilizadoras en todo el Medio Oriente. Su principal preocupación son las inversiones alemanas en Irán, no la problemática política exterior de Teherán.

En lo que respecta al conflicto israelí-palestino, Berlín carece de la gravedad política para desempeñar un papel. La política exterior de Merkel en este asunto consiste en poco más que declaraciones vagas. Durante su reciente viaje a Israel, dijo que llamaría al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, y le haría preguntas sobre Gaza. También dijo que su país está haciendo esfuerzos para promover un acuerdo entre Israel y Gaza, sin revelar detalles. Berlín apoya la idea de una solución de dos estados, pero no puede presionar para su implementación.

Además de esto, la canciller ve los asentamientos israelíes como un obstáculo para la paz. Antes de su llegada a Israel, hubo informes de los medios de comunicación  que podría cancelar la visita si se demoliera la aldea de Khan al-Ahmar. (Más tarde, ella negó haber condicionado su visita de esta manera).

Otro problema es la política ambivalente de Merkel durante la crisis migratoria. Vacilando entre un enfoque de «puerta abierta», la necesidad de apaciguar la ira de la Unión Social Cristiana de Baviera y la preocupación por los nuevos ataques terroristas en Alemania, no ha ofrecido respuestas prácticas al problema de la radicalización islámica en Europa. El costo político interno para el canciller ha sido el aumento del partido Alternativa para Alemania (AfD).

Muchos miembros de AfD admiran a Israel por sus logros de seguridad contra la violencia musulmana, y recientemente se formó un subgrupo judío dentro de las filas del partido. Aún así, el curso futuro de AfD no puede ser anticipado. Una nueva ola de antisemitismo podría surgir en Alemania para amplificar una corriente existente de declaraciones y actos antisemitas. El diagnóstico de Merkel del grado de riesgo la llevó a mejorar el marco legal y nombrar al primer comisionado antisemitismo, Felix Klein. Es discutible si estas medidas pudiera ser  suficientes.

Las relaciones germano-israelíes serán siempre difíciles y delicadas, ya que están unidas inextricablemente a la memoria de la Shoah. Aunque la cooperación y la amistad entre los dos estados se han fortalecido durante la administración de Merkel, los nuevos desafíos requieren decisiones difíciles. Influenciada por sus propios éxitos económicos, la canciller está dispuesta a encontrar compromisos leves que equilibren las posiciones divergentes. Pero estas tácticas no son suficientes en lo que respecta a la seguridad y el antisemitismo.

***El Dr. George N. Tzogopoulos es investigador asociado de BESA , profesor de la Universidad de Tracia de Demócrito y profesor visitante del Instituto Europeo de Niza.

https://besacenter.org/perspectives-papers/merkel-israel-history/

 
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