Por Karin Kloosterman
De Israel21c.
Inspirado por descripciones bíblicas de los beneficios para la salud del aceite de oliva, el fisiólogo Dr. Shaul Eger se dedicó a elaborar remedios en los cuales ese aceite es ingrediente clave.
Hace 30 años el Dr. Shaul Eger, fisiólogo israelí especializado en cría animal, fue diagnosticado por especialistas en el sentido de que su arritmia cardiaca era incurable y que podía morir a corto plazo. Se dirigió a antiguas fuentes judías en las que leyó acerca de los beneficios del aceite de oliva para la salud. “Me di cuenta de que tenía un problema, asó que fui en busca de mis ancestros, a la Biblia”, dice Eger a ISRAEL21c.
Fue especialmente inspirado por el doctor judío Assaf Harofeh (Assaf el Módico), de Mesopotamia, que se piensa vivió en el siglo VI, cuyas obras abrieron la mente, y el corazón, de Eger a un nuevo remedio.
Harofeh escribe que el aceite de oliva previene las enfermedades mentales y otras afecciones, incluyendo las que afectan al corazón. “Sabemos por la Biblia y por el Rambam (destacado erudito y módico judío del siglo XIII) que el aceite de oliva es bueno para la memoria”, dice Eger, citando el Talmud, libro de leyes judío, en el que esto escrito que quienes beben aceite de oliva mantendrán su memoria por 70 maóos.
Apenas una cucharada de aceite
“Encontró mucha base científica para usar aceite de oliva”, dice el científico, “…y empecé a consumirlo”. Eger agrega que sus vecinos árabes, cerca de Hornean, una aldea cercana a la región del Carmel en el norte de Israel, concordaron con él en cuanto a los beneficios del aceite de oliva.
En ese tiempo, aunque el aceite de oliva era prácticamente infaltable en la dieta de la población árabe de Israel, los judíos israelíes aún no lo habían descubierto, por lo que lo consiguió de sus vecinos árabes, sin refinar. “Era horrible; en aquel tiempo la calidad era baja porque se hacía a la manera tradicional, entre piedras. Desde un punto de vista sanitario era un desastre. Una acidez muy alta, y un valor en peróxido verdaderamente terrible.” Aún asó, comenzó a tomarlo.
Su remedio, auto-recetado, era una cucharada de aceite de oliva por día, y a los seis meses Eger tomaba hasta ocho cucharadas diarias. Su arritmia desapareció. Eger dice que antes de comenzar a tomar el aceite “Sufría malamente de arritmia, y tuve dos malas experiencias en las que me desmayó”.
Pero después de tomar el aceite toda su perspectiva vital y su carrera se transformaron. Decidió dejar su trabajo en el Ministerio de Agricultura y hacer su propio aceite de oliva. Piensa que fue uno de los primeros judíos del Israel moderno en cultivar olivos y producir el aceite, “en la misma tierra y en el mismo clima que producía aceitunas hace 3.000 y 4.000 años”.
Nacido en 1944, antes de que Israel se convirtiera en Estado, Eger estaba imbuido del ideal sionista de ser pionero y trabajar la tierra, pero también quería dedicarse a la ciencia. Obtuvo un doctorado en la Universidad Hebrea de Jerusalém y sus estudios se enfocaron en la cría de ganado, pero después de descubrir las propiedades curativas del aceite de oliva cambió de trillo. “Aprendo por mí mismo, y descubro un ´nicho´ en un tema muy complicado, interesante y significativo para la salud humana”, recuerda. “El aceite de oliva es una materia prima complicada. Es fácil de producir, y también fácil de echar a perder. Es muy delicado. En términos de valor medicinal es potente. Y decido que me iba a dedicar a eso”.
Aceite un table para hornear
Casado y padre de tres hijos (aunque dice que se convirtió en “descasado” como resultado de su pasión por el aceite de oliva) tiene tres nietos y plantó 1.000 olivos, cuyos frutos ya cosecha.
El dinero que Eger invirtió en ciencia ya resultó en varios productos nuevos que espera que hagan que el aceite de oliva israelí sea competitivo en el mercado global. Con unos 160 productores de aceite de oliva, hoy Israel suministra apenas el uno por ciento del total de aceite de oliva que se vende en el mundo, y según Eger el aceite israelí no tiene ventajas relativas en cuanto a su costo o a su sabor.
Asó que Eger decidió fabricar productos para la salud, con su aceite como ingrediente principal. Un ejemplo de la línea de Productos de Aceite de Oliva Dr. Eger es un chocolate no lácteo muy bajo en contenido de azúcar.
Junto con el Prof. Isaac Neeman del Technion – Instituto de Tecnología de Israel, Eger desarrolló una tecnología para la solidificación de aceites sin agua, sin preservantes y sin óxidos grasos trans. El resultado, un sustituto de la margarina, o aceite de oliva, es sólido y estable a temperatura ambiente. Puede usarse para hacer bizcochos, crema para llagas provocadas por los panales en los bebés o bálsamo para labios para tratar afecciones provocadas por el frío. La Línea Eger también ofrece productos de belleza para el rostro y piel.
Como firme creyente en que la gente no debería comer queso ni ningún producto lácteo, Eger tiene la esperanza de compartir con el mundo la experiencia de su vida y de su curación. El aceite de oliva tiene óxidos grasos y buenas propiedades antivirales, antibacterianas, anti-inflamatorias y antioxidantes, dice; y concluye: “Tiene la composición óptima de óxidos grasos, y el cinco por ciento de sus micro-ingredientes es muy importante para nuestra salud”.
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