Usar el nombre de los muertos en vano -en la línea del soez uso que hace Chávez del nombre de Bolívar- puede perpetrar equívocos, pero, sobre todo, perpetra muchos monstruos. Pero como contra Israel todo el mundo vive bien, especialmente los que tienen un largo currículum en criminalizar a dicho país, un grupo de amigos y residentes en la misma obsesión antiisraelí han decidido usar el nombre de Russell para pasear por el mundo una especie de Inquisición contra Israel, donde el país no puede defenderse, donde los miembros de la cosa tienen la sentencia hecha, y donde las complejidades del conflicto con los palestinos -incluyendo algunas bonitas barbaridades terroristas, o las amenazas de destrucción iraní, o la participación de los países de la zona en contra de Israel- quedan reducidas a una postal de buenos palestinos y malos israelíes.
Sobra la biografía de algunos de sus miembros -incluyendo algún judío de conocido autoodio-, pero todos acumulan declaraciones furibundas contra Israel, y algunos con banalización del holocausto incluido.
Este delirante tribunal ha puesto sus posaderas en Barcelona unos días. Y, como no podía ser de otra forma, la Generalitat y el Ayuntamiento han pagado con dinero público el engendro. Así que los catalanes hemos ayudado a financiar el aquelarre de unos activistas militantes contra un país extranjero, cuyas dificultades para sobrevivir son arduas. Reclamo que me retornen el dinero que, en mi nombre, han usado para criminalizar a Israel. ¿Quiénes son ellos para alentar este tipo de cruzadas? ¿Y quiénes son estos para usar el nombre de Russell en vano? Ciertamente, los muertos no pueden defenderse. Sobre todo de algunos vivos con pocos escrúpulos.
Pilar Rahola
La Vanguardia. Barcelona.
05/03/2010
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