Los diarios de este fin de semana, se llenaron de historias acerca de cómo Estados Unidos está proporcionando defensa de misiles balísticos (BMD), a cuatro países de la Península Arábica.
El New York Times publicó un artículo de primera página sobre que Estados Unidos proporciona defensas anti-misiles a Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Omán, así como estacionando, en el Golfo Pérsico, buques de guerra equipados con Aegis con capacidad BMD. Al mismo tiempo, la primera página de The Washington Post, publicó una noticia diciendo que «la administración Obama está trabajando, discretamente, con Arabia Saudita y otros aliados del Golfo Pérsico, para acelerar la venta de armas y actualizar rápidamente las defensas para las terminales de petróleo y otras infraestructuras clave, en un intento de frustrar futuros ataques por parte de Irán, de acuerdo con actuales y ex funcionarios de gobierno de USA y de Medio Oriente».
Obviamente, el trabajo ya no es «silencioso». De hecho, durante algún tiempo, Washington se ha comprometido, públicamente, a mejorar los sistemas defensivos en la zona. El Jefe del Comando Central, General David Petraeus dijo, recientemente, que los cuatro países citados por el Times, estaban recibiendo baterías con capacidad DMO Patriot Advanced Capability-3 (PAC-3) y, para finales del mes de octubre, Estados Unidos llevó a cabo sus más grandes ejercicios militares, de todos los tiempos, con Israel, conocidos como Juniper Cobra.
Más interesante que las propias historias, fue la decisión de la administración Obama de lanzar, este fin de semana, una importante campaña de relaciones públicas referidas a estos movimientos. Y la pregunta más intrigante, de todo esto, es por qué el gobierno decidió llamar la atención de todos hacia estas medidas defensivas, sin hacer mención de las opciones ofensivas.
La Cuestión Nuclear Iraní
El Presidente de USA, Barack Obama, en su mensaje Estado de la Unión del 27 de enero, ocupó poco tiempo a la política exterior, aunque hizo una breve y aguda referencia a Irán. Prometió una respuesta firme a Teherán, si continúa su actual curso; aunque esto podría haber sido pro-forma, pareció bastante directo. Al comienzo de su administración, Obama dijo que les daría tiempo a los iraníes hasta finales de 2009, para que cambien su política de desarrollo de armas nucleares. Pero llegó el fin de 2009, y los iraníes continuaron con su política.
Todo este tiempo, Obama se ha centrado en la diplomacia en relación a la cuestión de Irán. Para ser más precisos, se ha concentrado en reunir una coalición dispuesta a imponer «sanciones inhabilitantes» sobre los iraníes. La sanción más inhabilitante sería detener las importaciones de gasolina para Irán, ya que Teherán importa alrededor de un 35 por ciento de su gasolina. Tales sanciones son poco probables, ya que China ha dejado en claro que no está dispuesta a participar – y eso fue antes de la reciente ronda de ventas de armas de USA a Taiwan. De modo similar, aunque los rusos han indicado que su participación en las sanciones no está completamente fuera de la cuestión, también han dejado claro que el tiempo para las sanciones no está cerca. Sospechamos que el plazo para las sanciones de los rusos, seguirá posponiéndose.
Por lo tanto, la opción diplomática parece haberse disuelto. Los israelíes han dicho que consideran a febrero como el mes decisivo para las sanciones que, indicaron, se basa en un acuerdo con Estados Unidos. Si bien los plazos anteriores, de diversa índole en relación con Irán, han tenido sus idas y vueltas, realmente no hay ya espacio después de febrero. Si no se realizan progresos en las sanciones y no sigue ninguna acción, entonces ha sido tomada la decisión, por omisión, de que es aceptable un Irán con armas nucleares.
Sobre la base de diferentes realidades geopolíticas, los estadounidenses y los israelíes tienen puntos de vista un tanto diferente, respecto de este tema. Los estadounidenses han visto ya a una cantidad de países, aparentemente extremistas y peligrosos, desarrollar armas nucleares. El ejemplo más importante fue la China maoísta. Mao Zedong había argumentado que una guerra nuclear no era especialmente peligrosa para China, ya que podía perder varios cientos de millones de personas y, aún así, ganar la guerra. Pero una vez que China desarrolló armas nucleares, el lenguaje desaforado disminuyó y China se comportó muy cautelosamente. Sobre la base de esta experiencia, Estados Unidos desarrolló una estrategia en dos etapas.
En primer lugar, Estados Unidos cree que, si bien la proliferación de armas nucleares es un peligro, los países tienden a ser prudentes después de adquirir armas nucleares. Por lo tanto, una reacción exagerada de Estados Unidos contra la obtención de armas nucleares por parte de otros países, es innecesaria y desaconsejable.
En segundo lugar, dado que Estados Unidos es un país grande, con una población muy dispersa y un enorme arsenal nuclear, un país temerario que lance algunas bombas sobre Estados Unidos, haría un daño mínimo a los Estados Unidos, mientras que el otro país se enfrentaría a la aniquilación. Y Estados Unidos ha puesto énfasis en el BMO, para reducir aún más – si no eliminar – la amenaza de un tan limitado ataque a Estados Unidos.
La geografía de Israel, la obliga a ver las cosas de manera diferente. El presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, ha dicho que Israel debería ser borrado de la faz de la Tierra y, simultáneamente, trabaja para obtener armas nucleares. Mientras que los estadounidenses se consuelan con la visión de que la obtención de armas nucleares tiene un efecto moderado en una nueva potencia nuclear, los israelíes no creen que el caso de China pueda, necesariamente, ser generalizado. Por otra parte, Estados Unidos está fuera del alcance del actual arsenal de misiles balísticos de los iraníes, mientras que Israel no lo está. Y un ataque nuclear tendría un efecto particularmente devastador sobre Israel. A diferencia de Estados Unidos, Israel es un país pequeño con una población altamente concentrada. Un ataque, con sólo una o dos armas, podría destruir a Israel.
Por lo tanto, Israel tiene un umbral de riesgo muy diferente, en lo que concierne a Irán. Para Israel, un ataque nuclear de Irán es improbable, pero sería catastrófico si ocurriera. Para Estados Unidos, el riesgo de un ataque iraní es mucho más remoto, y sería doloroso, pero no catastrófico, si ocurriera. Por lo tanto, los dos países enfocan la situación de modo muy diferente.
Cuán cerca están los iraníes de tener una tangible arma nuclear es, por supuesto, una consideración importante en todo esto. Irán todavía no ha alcanzado un dispositivo nuclear para poder efectuar una prueba. La lógica nos dice que están muy lejos de obtener un arma nuclear para ser lanzada. Pero la capacidad para confiar en la lógica, cambia cuando aumenta el riesgo. Estados Unidos (y esto es cierto tanto para las administraciones de Bush como de Obama) ha estado mucho más dispuesto a jugar con el tiempo, que lo que Israel puede permitirse el lujo de hacer. Para Israel, toda la inteligencia debe ser leída en el contexto de los peores escenarios.
Intereses Divergentes y la Gran Estrategia.
También es importante recordar que Israel es mucho menos dependiente de Estados Unidos, de lo que lo era en 1973. Aunque la ayuda de USA a Israel continúa, es ahora un porcentaje mucho menor del producto bruto interno de Israel. Además, la amenaza de un ataque convencional repentino, por parte de los vecinos inmediatos de Israel, ha desaparecido. Egipto está en paz con Israel y, en cualquier caso, su ejército es demasiado débil para montar un ataque. Jordania es un aliado efectivo de Israel. Sólo Siria es hostil, pero no representa una amenaza militar convencional. Con anterioridad, Israel se ha basado en la garantía de que Estados Unidos enviaría, urgentemente, ayuda a Israel en caso de guerra. Pero ha pasado una generación desde que ésta haya sido una consideración importante para Israel. En la mente de muchos, la relación USA-Israel ha quedado atascada en el pasado. Israel no es crítica para los intereses estadounidenses, de la forma en que lo fue durante la Guerra Fría. E Israel no necesita a Estados Unidos como lo hizo durante la Guerra Fría. Si bien existe cooperación de inteligencia en la lucha contra los jihadistas, incluso en eso, los intereses estadounidenses e israelíes divergen.
Y esto significa que Estados Unidos ya no tiene a la seguridad nacional de Israel como una consideración primordial – y que Estados Unidos no puede obligar a Israel a aplicar políticas que Israel considere peligrosas.
Teniendo en cuenta todo esto, la decisión de la administración Obama de lanzar una campaña de relaciones públicas sobre medidas de defensa, justo antes de febrero, tiene perfecto sentido. Si Irán desarrolla una capacidad nuclear, una capacidad defensiva podría cambiar el cálculo de Irán, respecto de los riesgos y beneficios de la opción militar.
Supongamos, por ejemplo, que los iraníes decidieran lanzar un misil nuclear contra Israel o contra los vecinos árabes de Irán con los que sus relaciones no son las mejores. Irán tendría sólo un puñado de misiles y, tal vez, uno solo. Lanzar ese único misil, sólo para que sea derribado, representaría el peor de los escenarios para Irán. Teherán habría perdido un activo militar valioso, no habría logrado su objetivo y habría invitado a un contraataque devastador. Todo lo que Estados Unidos pueda hacer para aumentar la probabilidad de un fracaso iraní disminuye, por lo tanto, la probabilidad de que Irán ataque, hasta que tenga más sistemas de lanzamiento, y más material fisionable para la fabricación de más armas.
El anuncio de USA. de las medidas defensivas, por lo tanto, tiene tres audiencias: Irán, Israel y el público estadounidense. Israel e Irán, obviamente, saben todo acerca de los esfuerzos estadounidenses, lo que significa que la audiencia clave es el público estadounidense. La administración está tratando de desviar las preocupaciones estadounidenses sobre Irán, generadas tanto por la realidad como por Israel, mostrando que se están adoptando medidas efectivas.
Hay desplegados dos sistemas de armas clave, el PAC-3 y el de los misiles Aegis/Standard Missile-3 (SM-3). El Patriot original, principalmente un sistema antiaéreo, tuvo un pobre historial – sobre todo como un sistema BMD – durante la primera Guerra del Golfo. Pero eso fue hace casi 20 años. El nuevo sistema se considera mucho más efectivo como fase terminal del sistema BMD, como también contra los misiles balísticos de mediano alcance (MRBM), desarrollados por Irán, y que tuvo un comportamiento mucho más impresionante, en este papel, durante la fase inicial de la Operación Libertad Iraquí, en marzo de 2003. Además, Juniper Cobra, sirvió para integrar aún más a una serie de interceptores y sensores BMD, estadounidenses e israelíes, construyendo un sistema más redundante y estratificado. Esta operación incluyó también al SM-3, que se instala a bordo de cruceros y destructores, equipados con misiles guiados Aegis, especialmente modificados. El SM-3 es una de las tecnologías de BMD más exitosas, actualmente en el terreno y, exitosamente, derribó un caprichoso satélite espía de USA en 2008.
Sin embargo, una serie de Shahab-3 iraníes, es una amenaza diferente a la de unos pocos Scud iraquíes, y el PAC-3 y SM-3, aún deben ser probados en combate contra tales MRBM – algo de lo que los israelíes, sin duda, están conscientes. Los planificadores de la guerra deben calcular lo incalculable, eso es lo que hace que los buenos generales sean pesimistas.
La administración de Obama no quiere montar una acción ofensiva contra Irán. Tal operación no sería de un solo golpe, como el ataque de 1981 a Osirak en Irak. Irán tiene varias instalaciones nucleares enterradas profundamente y rodeadas por defensas antiaéreas. Y evaluar la eficacia de los ataques aéreos sería una pesadilla. Serían, probablemente, necesarios muchos días de combate, como mínimo, y así como la eficacia de los sistemas de armas defensivas, la calidad de la información de inteligencia sobre los emplazamientos a golpear, no pueden conocerse hasta después de la batalla.
Una postura defensiva, por lo tanto, tiene mucho sentido para Estados Unidos. Washington sólo puede defender a sus aliados, permitiéndoles absorber el riesgo y, después, el primer ataque, antes que Estados Unidos contraataque, en lugar de confiar en su inteligencia y en sus fuerzas ofensivas en un ataque preventivo. Esta postura defensiva sobre Irán, se ajusta a la gran estrategia estadounidense, que siempre es la de volcar ese riesgo a los socios, a cambio de tecnología y garantías a largo plazo.
Los estados árabes pueden vivir con esto, aunque con nerviosismo, ya que no son objetivos probables. Pero Israel considera mucho más difícil de digerir el papel que tiene asignado, en la gran estrategia de USA. En el improbable caso de que Irán realmente desarrolle un arma y ataque, Israel es el objetivo probable. Si las medidas defensivas no convencen a Irán para que abandone su programa, y si los Patriots permiten que se filtre un misil, Israel tendrá una catástrofe nacional. Enfrenta un evento no deseado, con consecuencias inaceptables.
Las opciones de Israel
Tiene opciones, aunque un ataque aéreo de larga distancia convencional contra Irán, no es realmente una de ellas. Llevar a cabo una campaña aérea de varios días o, incluso, de varias semanas, con la fuerza disponible de Israel, es muy probable que sea insuficiente y muy probable que fracase. La opción más eficaz de Israel para sacar a la luz las actividades nucleares de Irán es, en sí misma, nuclear. Israel podría atacar a Irán desde submarinos si realmente tiene la intención de detener el programa de Irán.
El problema con esto es que gran parte del programa nuclear iraní está situado cerca de las grandes ciudades, entre ellas Teherán. Dependiendo de las armas nucleares utilizadas y su precisión, cualquier ataque israelí, por lo tanto, podría convertirlo en asesino de la ciudad. Israel no es capaz de vivir en una región donde las armas nucleares se utilizan en ataques contra la población (independientemente de la intención real detrás de lanzamiento). Montar un tal ataque podría deshacer el delicado equilibrio de poder que Israel ha creado, y perjudicar las relaciones que necesita. Y si Israel puede no ser tan dependiente de Estados Unidos como lo fue alguna vez, no quiere que Estados Unidos se distanciase completamente de Israel, como, sin duda, Washington lo haría después de un ataque nuclear israelí.
Los israelíes quieren ver destruido el programa nuclear de Irán, pero no quieren ser los que traten de hacerlo. Sólo Estados Unidos tiene la fuerza necesaria para llevar a cabo el ataque de manera convencional. Pero, así como la administración Bush, la administración Obama no confía en su capacidad de eliminar, quirúrgicamente, el programa iraní. Washington está preocupado de que cualquier campaña aérea tenga un resultado indeterminado y que requiera operaciones terrestres extremadamente dificultosas para determinar el éxito o el fracaso del ataque. Tal vez, es aún más complicada la capacidad de USA para manejar las consecuencias, como sería un potencial intento, por parte de Irán, de cerrar el Estrecho de Ormuz, y también la injerencia iraní en la situación, de por sí extremadamente delicada, en Irak y Afganistán. Puesto que Irán no amenaza a Estados Unidos, Estados Unidos, por lo tanto, no tiene ninguna prisa para iniciar el combate. Y, entonces, Estados Unidos ha lanzado una campaña de relaciones públicas acerca de las medidas de defensa, con la esperanza de afectar los cálculos de Irán, mientras se mantiene contenido para que el partido se agote por sí mismo.
La opción de Israel es responder a Estados Unidos con su intención de utilizar armas nucleares, algo que Washington no quiere, en una región donde las tropas de USA están luchando en los países a ambos lados de Irán. Israel podría calcular que su anuncio forzaría a Estados Unidos a adelantarse a un ataque nuclear israelí, con ataques convencionales. Pero la respuesta estadounidense a Israel no se puede predecir. Por tanto, es peligroso, para una pequeña potencia regional, tratar de arrinconar a una potencia mundial.
Con la adopción de una postura defensiva, vemos ahora la respuesta de USA al plazo de febrero. Esta respuesta no clausura las opciones de USA (Estados Unidos siempre puede cambiar su estrategia cuando la inteligencia lo indique), incrementa la dependencia de la Península Arábica de Estados Unidos y, posiblemente, cause que Irán recalcule su posición. Israel, por su parte, se encuentra encajonado, porque Estados Unidos calcula que Israel no se arriesgará a un ataque convencional y teme un ataque nuclear contra Irán, tanto como Estados Unidos.
En definitiva, Obama ha seguido la estrategia de Bush en relación con Irán – hacer vagas amenazas, tratar de construir una coalición, mantener fuera a Israel con vagas promesas, proteger la Península Arábica, y esperar – literalmente. Pero junto con este anuncio, se podría esperar que comiencen a verse una serie de artículos sobre el despliegue ofensivo de las fuerzas de USA, ya que una buena postura defensiva requiere de una fuerte opción ofensiva.
http://www.stratfor.com/weekly/20100201_defensive_buildup_gulf?utm_source=GSWeekly&utm_medium=email&utm_campaign=100203&utm_content=readmore&elq=7ad2fdf5f9e543b5aa668801cb1e354a
Traducción para porisrael.org: José Blumenfeld
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