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| martes noviembre 19, 2024

Gran Bretaña en la mira del terrorismo nuclear


El terrorismo islámico, en su vesania, está refinando sus métodos criminales en consonancia con el siglo XXI y pergeña atentados que puedan causar el mayor número de muertes y devastación posibles, previendo para ello, utilizar indistinta o alternadamente, un mortífero arsenal de armas químicas, biológicas, radiológicas y nucleares. Un informe del gobierno británico, del que se hace eco Duncan Gardham en el diario londinense Telegraph, advierte que Gran Bretaña se enfrenta a una creciente amenaza de un ataque nuclear por parte de terroristas de Al Qaeda, basándose en la detección de un aumento considerable en el tráfico de material radiactivo hacia ése país. Los fabricantes de bombas que han estado activas en Afganistán ya pueden tener la capacidad de producir una «bomba sucia», utilizando el conocimiento adquirido a través de Internet. Se teme que los terroristas podrían transportar un dispositivo nuclear improvisado, por el río Támesis y hacerlo detonar en el corazón de Londres, o en las ciudades de Bristol, Liverpool, Newcastle, Glasgow y Belfast, consideradas vulnerables. Lord West, el Ministro de Seguridad, también se planteó la posibilidad que los terroristas usen pequeñas embarcaciones en los puertos y lancen un ataque similar al de Mumbai, en 2008, cuando murieron más de 150 personas. Preocupado por ésta hipótesis, el gobierno de Su Majestad, decidió crear un centro de mando para rastrear embarcaciones sospechosas. Lord West, hablando en el nuevo Centro Nacional de Información Marítima en Northwood, Middlesex, dijo que cientos de miles de pequeños barcos llegan a Gran Bretaña sin control cada año. «Creo que el público se sorprendió al descubrir que no sabemos mucho acerca de cada contacto individual con los buques». Agregó que los organismos encargados de la vigilancia de la costa no sabían «con toda claridad lo que está sucediendo en nuestras costas».

El nivel de amenaza del terrorismo se elevó de «sustancial» a «severo» en enero, tras el fallido intento de volar una aeronave de Detroit el día de Navidad.Tres estudios independientes sobre la capacidad del país para prevenir un ataque terrorista importante fueron publicados simultáneamente el domingo pasado, antes de una reunión internacional sobre la seguridad nuclear en Washington el mes próximo.

Downing Street ha publicado una actualización de la Estrategia de Seguridad Nacional en la que afirmó que «el Reino Unido se enfrenta a amenazas nucleares ahora» y alertó sobre «la posibilidad que las armas nucleares o materiales de esa índole, puedan caer en manos de Estados canallas o grupos terroristas».

El Organismo Internacional de Energía Atómica registró 1.562 incidentes en los que se había perdido o robado material nuclear entre 1993 y 2008, principalmente en la antigua Unión Soviética, y el 65 por ciento de las pérdidas, nunca fueron recuperadas. El desmembramiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, (URSS) posibilitó que ex miembros de la mítica y temida KGB, y grupos mafiosos vinculados al ex gobierno soviético, comenzaran a traficar armas en los mercados negros, para solaz de los terroristas.

Otro informe del gobierno británico relacionado con la estrategia de Gran Bretaña para la lucha contra las armas químicas, radiológicas y nucleares biológica, (CBRN en su sigla en inglés) describió a Al-Qaeda como la » primera organización transnacional en apoyar el uso las armas CBRN, contra objetivos civiles y en tratar de adquirirlas».

El reporte dijo que la seguridad alrededor de las existencias de material dado de baja fue «variable y en ocasiones insuficiente, dejando los materiales susceptibles al robo, tanto a ladrones internos, como a organizaciones delictivas y terroristas». Los usos legítimos de estos materiales también «aumentan significativamente el riesgo que puedan ser desviados y explotados por organizaciones terroristas». Añadió que los miembros de al-Qaeda habían construido instalaciones para llevar a cabo la investigación de armas CBRN cuando Afganistán estaba bajo el control de los talibanes antes de 2002.

Desde entonces, el grupo terrorista Al- Qaeda, que se había acercado a los científicos nucleares de Pakistán, ha desarrollado un dispositivo para producir cianuro de hidrógeno, un líquido incoloro muy venenoso y altamente volátil que puede ser utilizado como arma química, y explosivos utilizados en Irak junto con cilindros de gas cloro, tóxico empleado en la Primera Guerra Mundial.

El politólogo estadounidense Graham Allison, reconocido analista de la Seguridad Nacional de Estados Unidos especializado en armas nucleares y terrorismo, ha realizado un análisis en la revista Technology Review sobre el estado del armamento nuclear en el mundo, los potenciales riesgos y las posibles soluciones. Según Allison, «un ataque terrorista con armas nucleares que devaste una de las grandes ciudades occidentales es hoy por hoy inevitable. Si los gobiernos no hacen más de lo que se está haciendo actualmente, las posibilidades de que esto ocurra en el plazo de una década son de más del 50 %.

En mayo de 2006, la ONU en un documento titulado «Recomendaciones para una Estrategia Mundial de Lucha Contra el Terrorismo», decía que «Esas recomendaciones se basan en una convicción fundamental común a todos nosotros: que el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, independientemente de quien lo cometa y de dónde y con qué propósitos, es inaceptable y nunca puede justificarse» y advertía que un ataque terrorista con armas nucleares, biológicas, químicas o radiológicas tendría consecuencias devastadoras de gran alcance. Además de causar muertes y destrucción generalizada, podría asestar un golpe catastrófico a la economía mundial y sumir a millones de personas en la pobreza extrema.

Informes posteriores consignaban que las guerras en Afganistán e Irak han permitido a los terroristas desarrollar los tipos más sofisticados de bombas improvisadas y también acceder a nuevas variedades de explosivos y novedosas formas de usarlos. La tecnología se ha desarrollado en zonas de conflicto en el extranjero y es rápidamente compartida por las organizaciones terroristas en todo el mundo. No obstante el riesgo que corre de ser objeto de un ataque nuclear o químico, el medroso Gobierno británico se muestra reacio a llamar a la amenaza islamista por su nombre y prefiere referirse a ella eufemísticamente como «terrorismo internacional». Obviamente tiene una dimensión internacional, pero la mayoría de los alrededor de 80 personas declaradas culpables y encarceladas por delitos de terrorismo en los últimos tres años o más, son musulmanes británicos o han vivido allí, como los jihadistas autores de los ataques suicidas del 7 de julio en 2005 en Londres que produjeron la muerte de cincuenta y seis personas, incluidos los cuatro terroristas, y 700 heridos civiles. En lo que puede interpretarse como un inútil gesto hacia los islamistas, que no le servirá para evitar futuros atentados en su país, el Ministro de Relaciones Exteriores británico, David Miliband, hipócritamente, como si desconociera el accionar del Servicio de Inteligencia Secreto (SIS), más famoso como M16, anunció el martes 23 en el Parlamento, la remoción de un diplomático israelí no identificado, a raíz de una investigación sobre el uso de pasaportes falsos, presuntamente utilizados en una operación del Mossad, sospechada de matar en Dubai entre el 19 y 20 de enero, al asesino Mahmud al-Mabhouh, líder de la organización terrorista Hamas.

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