Setenta años después de la muerte de Sigmund Freud, investigadores de la Universidad de Tel Aviv dicen que han esbozado el pensamiento inconsciente, e incluso puede caracterizar la actividad cerebral detrás de él.
Freud, el neurólogo austriaco-judío que revolucionó la manera de ver la mente humana, estudió el mecanismo de defensa humano de la represión y que supuso revela un mundo de deseos inconscientes y los impulsos bajo un tenue velo de la conducta consciente.
Como fundador de la escuela psicoanalítica de la psicología, Freud sostuvo que la actividad de esta existencia inconsciente se puede deducir, aun cuando no está identificada. Los sueños eran un ejemplo de cómo la mente inconsciente se manifiesta.
En un estudio publicado en el Journal of Cognitive Neuroscience, Moti Salti, Dominique Lamy y Yair Bar-Haim, todos del departamento de psicología de la Universidad de Tel Aviv, hacen hincapié en que la actividad inconsciente no es idéntica a la mente inconsciente descrita por Freud en sus escritos.
«No estamos hablando de una existencia inconsciente de los traumas y los impulsos, sino de la percepción inconsciente», explicó Salti, agregando «las personas caminan alrededor y están expuestas a muchos estímulos desde todas las direcciones, pero son conscientes de unos pocos».
El objetivo del estudio es exponer la diferencia entre la actividad cerebral relacionada con la percepción consciente y la actividad asociada con la percepción inconsciente.
Para lograr esto, los investigadores realizaron experimentos en los que expusieron a los participantes a la estimulación visual en forma de un cuadrado en una pantalla de ordenador. Los investigadores trataron de identificar cuando los participantes vieron la figura, aunque seguían sin ser conscientes de ello.
Esto ocurrió cuando los participantes dijeron que no había visto el cuadrado a pesar de que apareció. Preguntados para que adivinen donde el cuadrado podría aparecer, sin embargo, eran capaces en muchos casos de señalar el lugar exacto.
Salti destacó que los participantes fueron capaces de señalar el caudrado – que sostenían que no había aparecido – en el 50 por ciento de los casos. «Esto demuestra que la información fue procesada, pero no era consciente», dijo.
Los participantes fueron conectados a un electroencefalograma, que mide la actividad cerebral. Las lecturas mostraron que establece la conciencia en casi medio segundo después de la percepción. «Esto significa que a veces sentimos que queremos hacer las cosas sólo después de que ya las hemos hecho», sugirió Salti.
Concluyó que «en el plano filosófico, se plantean preguntas sobre el concepto de voluntad. Es preocupante a nivel personal».
http://www.aurora-israel.co.il/articulos/israel/Salud/24375/
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